Las consecuencias de que los precios de derribo asalten el mercado

by Julen

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Los modelos de compra online cambian definitivamente las reglas a las que estábamos acostumbrados. El precio más bajo es la estación de destino final. En realidad, de una manera u otra, siempre lo ha sido. Muchas personas (¿la mayoría?) han buscado ofertas comparando tienda a tienda, recorriendo varios establecimientos de su ciudad hasta dar con quien tuviera el precio más bajo. Sí, supongo que alcanzar ese precio más bajo nos llena de orgullo y satisfacción, que diría el emérito.

El caso es que ahora casi todo apunta a una carrera salvaje hacia ese precio irrechazable. Y cuando digo irrechazable digo: ¿de verdad no lo vas a comprar con lo barato que está? Puedes probar (entiendo que eres capaz de no seguir mi consejo) a entrar en Aliexpress y buscar cualquier producto de consumo. Llegarás inevitablemente al precio de derribo. Puede que lo consigas en tu primera navegación o que tengas que esperar un poco. Pero llegarás a ese precio que te obligará a comprar.

Esto es todo: somos una sociedad de consumo. El primer mundo nos ha conducido a un lugar en el que cada vez cuesta más no comprar. Porque, por el otro lado, nos hablan de compra responsable, de compra ética. Pero compra al fin y al cabo. La compra como una decisión política.

Los precios de derribo llegan también de la mano de la extensión de modelos low cost. Si en el camino hay que pasar por encima de derechos de trabajadoras y trabajadores, no pasa nada. Solo tenemos que mirar para otro lado y recurrir al rotundo argumento de que las compañías que no son low cost también hacen lo mismo. Nos han convencido de que la felicidad o, al menos, una buena parte de ella, viaja en el hecho de que no seamos tontos. O sea, que compremos barato. Que compremos.

Es así como uno va acumulando en su hogar productos que pasaran a ser absolutamente innecesarios. Cada cierto tiempo hará falta, pues, una buena aplicación de la primera de las 5S, esa metodología que nos recuerda que seríamos más eficientes (y felices, como ahora insiste Marie Kondo y sus bestsellers) si, en vez de tanto cachivache superfluo, viviéramos solo con aquello que realmente necesitamos.

Precios de derribo, precios irrechazables. Es la gasolina que alimenta el exceso, un modelo montado en torno a una sobreproducción que hace falta para alimentar a la bestia. La sociedad hipermoderna necesita que cada uno de sus ciudadanos sepa que puede permitirse el lujo de adquirir más y más productos. Sea yendo al chino de turno, entrando en Aliexpress o recurriendo con paciencia a los comparadores de precios. Una estrategia que combine paciencia y constancia dará sus frutos. No importa que alguien no llegue a fin de mes. El low cost está ahí para contribuir a ello, como pescadilla que se muerde la cola.

Los modelos de hiperconsumo se han refinado. Están cerca de conseguir el santo grial de la compra porque sí, de la compra por defecto. Todo es comprar. Es un acto ubicuo. No puedes no comprar. En esto andamos. Y, por supuesto, quien escribe este artículo también se siente atrapado en estas redes. Cada cual, en su pequeño mundo de hobbies y pasiones, que haga su propia reflexión: ¿te ves comprando?

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1 comentario

El capitalismo de la imaginación | Consultoría artesana en red 12/09/2018 - 05:31

[…] que nunca gracias, entre otras cosas, a la casi imposibilidad de no comprar. Lo explicábamos en el último artículo a cuenta de la fuerza de los preciso de derribo a los que abocan los gigante…. Parece que necesitamos objetos para rellenar algún que otro espacio de la felicidad. Claro que […]

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