Futuros posibles

by Julen

Phare de Capbreton

Llevo un mes en el que solo he podido andar en bici un día. Fue apenas una hora en torno a las márgenes ría aquí en Bilbao, mirando al suelo para no coger ningún bache por si volvían a doler las costillas. El asunto se ha complicado y la lumbalgia no termina de dar tregua. La vida, más o menos normal, continúa, pero no puedo hacer deporte. Me quedan aún ocho sesiones de fisioterapia por delante y hoy pasaremos de nuevo por el médico para ver si unas radiografías aclaran algo sobre el defecto de fábrica que padecemos en algunas vértebras lumbares. Mientras, de vez en cuando, cargo con una cierta desesperación. Me veo sin la paciencia necesaria.

El pasado día doce de julio defendí la tesis doctoral ante el tribunal. Lo hice sentado porque de pie el dolor era un incordio. Pasamos con buena nota. El sábado catorce era otra día marcado en la agenda: retomábamos taller REDCA de consultoría artesana. Otro chute de energía. Mal que bien, allí estuvimos. Por supuesto, los proyectos siguen su curso. Son ahora las seis de la mañana mientras escribo esto. No hemos dormido mal. Arranca un nuevo día. Como lo hará mañana. Enfrente, futuros posibles.

Hace algo más de un mes hoy era el día en que tomaba un avión para Oslo. En Noruega esperaban muchos kilómetros pedaleando. Era mi particular recompensa tras el doctorado. Un pequeño azucarillo de autoestima, una vez que habríamos cruzado la meta y defendido la tesis doctoral. Los planes están para disfrutarlos y para aceptar que no siempre las cosas salen como uno quiere. El futuro deseado nos enfrenta al futuro posible, el que nos hace humanos. Para lo bueno y para lo malo.

Tengo que concentrar esfuerzo en curar esta lumbalgia. Pero tengo que reconocer que llego hasta donde llego. Tengo que jugar con las cartas que me tocan. Es la prioridad ahora mismo. Creo que soy muy mal enfermo. Si un mes como este me tumba, mal vamos. Se dibujan muchos futuros posibles y tengo que gestionarlos. Me tengo que convencer de que a una mala racha le seguirá una buena. Tengo que reinterpretar esta montaña de emociones, tanto las que aparecen en la fase valle y como las que dominan las zonas altas.

Septiembre supondrá el arranque de un nuevo curso académico. Estoy hablando con la universidad para ver cómo lo configuramos. Tengo la sensación de que pueden ser menos horas de las que acostumbraba. Curioso ahora que tengo el doctorado bajo el brazo y que me estaba planteando quizá dedicar más tiempo a la universidad. Paradojas. Sigo pensando en los futuros posibles. ¿Qué quiero hacer? Es una pregunta que prefiero prevalezca sobre la de qué puedo hacer. Me asaltan las locuras del universo MTB. ¿Puede haber un futuro asociado a este sector? No tengo respuesta, solo un cierto cosquilleo.

Leo sobre transformación digital para pequeños consultores. Pienso en 2003, momento en que quise ser consultor artesano y lanzamos nuestra aventura: Consultoría Artesana en Red, el proyecto que cabalga desde entonces a lomos de este blog, hoy ya con cierto aire rancio y superado por los tiempos contemporáneos. Me miro. Intento repensarme. No es fácil. Entreveo futuros posibles y no se cuál es el finalmente tomaré. Lo mismo es puro azar. Tengo que relajarme.

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2 comentarios

Angel Alba 18/07/2018 - 11:04

Gracias por tu sinceridad Julen. Todos tenemos esos momentos vitales en los que nos sentimos arriba o abajo de la montaña rusa, como bien contábais en #redca8.

Yo también he pasado por ahí y sin ser nadie para hacer recomendaciones, me quedo con intentar hacer «lo que quieres» en lugar de «lo que puedes». Aunque haya que pasar una travesía del desierto.

Lo mejor es que al final, siempre sale el sol y abre oportunidades. Y ya sabes que Alicante es especialmente bonito 😉

Mucho ánimo y a recuperarse pronto de esa espalda.
Un abrazo

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Julen 18/07/2018 - 11:12

Gracias, Ángel. Es cuestión de paciencia. Siento no haber movido demasiado el congreso de transformación digital. La has liado buena 🙂

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