El cadáver exquisito

by Julen

Ayer participé en el evento en el que Doce Miradas celebraba su quinto aniversario. Fue en el Espacio Icaza en Bilbao y para la ocasión decidieron utilizar una técnica que procede del surrealismo: el cadáver exquisito. El procedimiento es relativamente simple: agrupadas las personas en mesas -en la nuestra éramos ocho- cada participante aporta un texto de su cosecha en un folio que pasará a la siguiente persona del grupo, de tal forma que no vea lo que ha escrito o solo unas palabras del final. La misma pauta se sigue no con textos sino con imágenes en forma de collage. Todo en rondas de tiempo prefijado.

A partir de lo que cada cual ve que le pasa la persona que está a su derecha, comienza una nueva aportación en forma de texto o imágenes, según sea el caso. Conviene producir en base a automatismos y no tanto mediante una sesuda reflexión para que el fondo surrealista que impregna la técnica salga a la luz. Conste que, en la práctica y según lo que se vio, por mucho que hagamos alusión a dejar volar la imaginación, las secuencias se van ordenando con cierta magia para producir textos e imágenes que algo tienen de sentir y pensar colectivo de quienes han participado en el juego.

Pablo Neruda y Federico García Lorca los llamaron poemas al alimón; Nicanor Parra y Vicente Huidobro, quebrantahuesos. Junto a Enrique Lihn y Alejandro Jodorowsky, hicieron una exposición denominada «El quebrantahuesos». Nicolas Calas –vanguardista greco-estadounidense- sostenía que un cadáver exquisito tiene la facultad de revelar la realidad inconsciente del grupo que lo ha creado, en concreto los aspectos no verbalizados de la angustia y el deseo de sus miembros, en relación con las dinámicas de posicionamiento afectivo dentro del mismo. Max Ernst observó que el juego funciona como un ‘barómetro’ de los contagios intelectuales dentro de un círculo de creadores.

El texto anterior, extraído de la wikipedia en español, creo que explica bien lo que está detrás de la técnica. Los resultados del experimento en el quinto aniversario de Doce Miradas resultaron cuando menos curiosos. Se leyeron algunos textos y se mostraron en un panel los diferentes collages que surgieron de las mesas, cada una con una temática diferente: sexo, espacios, mapaternidades… En general, aparecían ideas que pueden inspirar nuevas líneas de fuga. Sí, se sabe dónde se empieza, pero no dónde se termina. Y el camino no ha hecho sino comenzar.

Lo pasamos bien. La técnica debe contribuir a escapar de la lógica y proponer desvíos alternativos. Debe sugerir, descolocar, hacer volar la imaginación. La mezcla de razón y emoción aporta un punto de vista que a veces nos hace falta para mirar la realidad con la distancia del sinsentido aparente. Fue una experiencia que, al margen del contenido, sirvió para que disfrutáramos de un rato entretenido y que proporciona gran cantidad de material para jugar con él en nuestra imaginación.

Así que mis felicitaciones para las chicas de Doce Miradas. Estuvimos muy a gusto y aprovechamos para poner en práctica la técnica del cadáver exquisito. En cuanto comenzó el juego todo el mundo se puso manos a la obra con sus rotuladores y sus revistas para componer los collages a partir de los recortables que cada cual iba haciendo. Más o menos como cuando éramos niñas y niños con la ilusión de componer algo diferente. Espero que sirvan las contribuciones. Algo dirán a través del sitio oficial de Doce Miradas. Digo yo. Hasta el siguiente aniversario. A ver qué se les ocurre 🙂

#DoceMiradas desatadas 😉 #DM5urte

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2 comentarios

Amalio Rey 30/05/2018 - 21:29

Oye, me has puesto los dientes largos con este ejercicio colectivo. Tenía referencias de esa técnica del «cadáver exquisito», pero a partir de tu post, estuve investigando más. Ya sabes, desde mi vicio profesional de la Inteligencia Colectiva. No la tenía en el radar, así que la incorporado para darle unas vueltas. Por lo visto, el método de agregación que usa es «por adición», de ensamblar piezas, pero, pregunto, ¿puede ser «por síntesis», o sea, mezclando y reeditando todo? Pues nada, quería decirte que igual lo utilizo para ilustrar algo en mi libro. Me parece interesante como ejemplo del valor del proceso en sí mismo, de disfrutar lo lúdico y lo colectivo, sin importar mucho el resultado. Es muy buen ejemplo de ejercicio de «creación (artística) colectiva». ¡¡seguimos!!

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Julen 03/06/2018 - 05:30

Ten en cuenta, Amalio, que nace pegada al surrealismo. En el fondo se trata de relajar la conciencia y dejar que afloren automatismos y por simple agregación ir añadiendo ideas e imágenes. Con el texto surgen cosas curiosas y los collages ayudan también a disponer de un enfoque alternativo. A fin de cuentas, se trata de estimular hemisferio izquierdo y derecho mirando todo desde una perspectiva desenfadada. A mí el ejercicio me gustó. Es diferente 🙂

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