11- Puebla de Alcocer – Herrera del Duque #Cicloextremeña

by Julen

Etapa en Strava.

Pues fue que no. Una amable chica que atendía en la Casa de la Cultura, el lugar que alberga el museo del Gigante Extremeño, me hizo un Mariano José de Larra completo: Vuelva usted mañana. El museo, a su izquierda. Cerrado porque el horario es hasta las dos. La miro, me hago el vaya faena, yo que venía con la ilusión de verlo. No hay forma, remata con la estocada final: No, si por mí fuera se lo abría, pero no estoy autorizada. Dos orejas y rabo. El horario es el horario, por supuesto. Pues nada, paseo por el pueblo.

Al final cae la Coca-Cola de la tarde y sus frutos secos. Sí, yo, como Berto Romero, no puedo con los garbanzos. Pero ahí están, junto al resto de sus hermanos, primos y demás familia. Aprovecho para repasar datos de etapas pasadas y las cinco jornadas que quedan por delante para terminar esta Cicloextremeña. Ya podemos ir haciendo un primer balance, a falta de escribirlo con más detalle al terminar.

Es esta una ruta sin ninguna complicación técnica. Quien busque trialeras se la puede ahorrar. Bastante carretera, pero muchas de ellas tan encantadoras como si fueran pistas o caminos. Muchos kilómetros de dehesa y cortijos, con más o menos desniveles, pero siempre llevaderos. Ganado en abundancia: vacas, toros, ovejas y cerdos. Tranquilidad. Bueno, siempre sujeta a la actitud de nuestros amigos los perros guardianes. Primavera es, desde luego, mi época preferida para venir aquí. Puede tener el inconveniente, como este año, de vadeos que exigen mojarse los pies o de zonas embarradas. Pero esto es mountain bike, ¿no?

Volvemos a la última hora de la tarde en Puebla de Alcocer. Y en esto que el cielo se fue oscureciendo. Nubarrones procedentes del este, pero al fin aguantó sin llover. Poco movimiento por el pueblo a excepción del típico chaval con el reggaeton a todo trapo en su coche tuneado hasta las cejas.

Este pueblo forma parte de la Siberia extremeña. ¿Se os ocurre por qué se denomina así a esta comarca? ¡Bingo! Por su aislamiento y marginación. Bueno, también hay otras explicaciones echando mano de antiguos nombres del río Guadiana y cosas así. Pero lo de «Siberia» tiene su cosa, ¿verdad?

Para llegar a Herrera del Duque hay que atravesar, cómo no, otro par de embalses, primero el de Orellana y Sierra de Pela y luego el de García de Sola. ¿Adivináis cómo le llaman a esta zona? Sí, los pantanos. Claro que muchas otras partes del territorio extremeño podrían competir por esta denominación, ¿no?

La salida hacia Talarrubias es en bajada. Seis kilómetros sin enterarme. Salimos de él por una pista a la derecha de la carretera pero enseguida nos unimos a ella para alcanzar una zona de embarcadero del embalse de Orellana y Sierra de Pela donde hay varios pescadores. Subimos un poco y alcanzamos el Canal de las Dehesas.

Estamos de nuevo en la cuenca del Guadiana en una ruta marcada como camino natural del Guadiana, que ya seguimos al salir de Badajoz. Vamos a acompañar al canal durante casi quince kilómetros con un pedalear muy relajado con vistas constantes al embalse, que queda unos 50 metros por debajo. Eso sí, no da para apreciar si por allí vuelan la grulla común, el águila pescadora, el sisón, la canastera, la pagaza piconegra, el alcaudón común o el pato colorado (todo esto, claro está, procedente de un panel informativo). En los alrededores relucen los típicos desechos humanos que revosan en las papeleras que nadie viene a vaciar, según parece. Algo más adelante un zorro me acompaña un par de cientos de metros por el otro lado del canal. Qué majo.

Dejamos por fin el canal para atravesar por Puerto Peña hacia el embalse de García de Sola. Resulta espectacular la forma en que el Guadiana se abre paso entre la sierra de la Chimenea y la de Puerto Peña. La presa de contención de las aguas del Guadiana da acceso a la carretera que nos conducirá tranquilamente hasta Peloche, donde hacemos parada técnica. Me entero de que Alejandro, el hijo de Ivonne Reyes y Pepe Navarro cumple 18 años. Y no solo eso, sino que Isa Pantoja anda firmando los papeles del divorcio. Cultura es cultura.

Herrera del Duque cuenta, como ayer Puebla de Alcocer, con su castillo allá en lo alto. Eso sí, este es castillo-fortaleza y como quiera que iba sobrado de tiempo en una etapa Verano Azul, me he decidido a subirlo en bici para hacer algo de hambre y terminar con un poco de épica la jornada. Son cerca de 300 metros de desnivel, pero las vistas compensan de largo el esfuerzo. Las rampas finales llegan casi al 25% y a punto hemos estado de echar pie a tierra. El castillo es de origen desconocido, pero parece que sufrió una importante reconstrucción allá por los siglos XV y XVI. Ahora está bastante perjudicado, aunque su dimensión da muestras de que en su día ahí dentro debió de haber poderío.

Bajada en un santiamén por donde antes subí: la otra cara de la moneda. He callejeado un rato y el pueblo se ve con vida, no hay duda. Ha caído un bocata y ya luego por la noche cenaremos de fundamento. Estoy alojado en la casa rural Los Aperos. Una preciosidad de alojamiento y muy maja la chica que la lleva. Tocan los deberes diarios: colada, ducha y adecentar un poco la bici. Y repasar las piernas, que empiezan a asomar unos pelillos que asustan. Mañana más. Ciao!

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Fotografías de la ruta cargadas en el álbum de Flickr.

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2 comentarios

Labois 03/04/2018 - 20:36

Un paisaje sorprendente Julen! Extremadura continúa siendo una de las grandes olvidadas del turismo en España pero es una tierra que siempre nos ha atraído. Desconocíamos esta ruta así que tomamos nota para nuestro próximo viaje a esta maravillosa región.

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Julen 04/04/2018 - 17:32

No os arrepentiréis. Aquí hay mucho para ciclar y de lo que disfrutar. Ánimo

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