El mercado natural de la innovación de usuario

by Julen

Poco a poco voy saliendo de la cueva. La redacción de la tesis doctoral está prácticamente terminada. El plan es depositarla antes de las vacaciones de Semana Santa para defenderla a finales de junio. Eso sí, queda un repaso final para corregir detalles e incorporar algunos elementos visuales de más calidad. Así pues, es hora de retomar contacto profesional con gente de mi entorno. Esta semana pasada me reuní con Alberto Ortiz de Zárate y con Alberto Etxeandia y días atrás lo hice con Juanjo Brizuela. Seguirán más reuniones con antiguos clientes, con colegas de la universidad y con otras compañeras y compañeros de profesión.

Espero que las conversaciones vayan poco a poco haciendo que vuelva a tomar el pulso a la consultoría y al mercado en general. Toca recuperar terreno y demostrar(me) que el giro de mi actividad profesional, tras los tres años en que el doctorado me ha ocupado, han servido para tomar aire y repensarme. Y también, claro está, tengo que volver a situarme en mi relación con la universidad.

Hasta cierto punto me parece natural que un primer gran bloque que intente abordar y traducir a necesidades de mercado sea el vinculado, en su sentido más amplio, con la innovación de usuario. Si de algo me he estado empapando todo este tiempo es de esto precisamente. Ahora bien, ¿cómo definiríamos la innovación de usuario? No me quiero quedar en la definición estrecha y ortodoxa porque la investigación de la tesis me ha conducido a abrir la escena hacia ámbitos como la marca, la economía de la experiencia, la transformación digital y la servitización o incluso a una cierta reinterpretación del concepto de empresa abierta, por cierto.

Parece que el elemento que lo desencadena todo es la conexión que un usuario (una persona, obviamente) establece con un producto o un servicio. Algo sucede y no es fácil de predecir: parte provendrá del producto o servicio, pero parte tendrá que ver con una decisión de cada persona, hasta cierto punto impredecible. Puede ser una bici o la necesidad de resolver un problema personal; en realidad, puede ocurrir en cualquier momento y situación. Los seres humanos somos diversos y conectamos emocionalmente con una variedad de asuntos que tiende a infinito. Pues bien, las empresas y organizaciones en general, a través de la innovación de usuario, deben obsesionarse por descubrir quiénes son esas personas que conectan emocionalmente.

En la curva normal que distribuye a las personas usuarias en cuanto a cuándo adoptan una innovación, encontramos las primeras pistas. Hay que desplegar recursos para conocer y distinguir a las que conectan emocionalmente. La innovación de usuario parte del hecho de que ciertas personas tienen capacidad para aportar ideas traducibles en valor. Son diamantes en bruto que hay que pulir. Descubrir quiénes son, cómo son, qué expectativas desarrollan, qué las satisface, todo esto es el primer trabajo. Mirar ahí fuera y encontrar personas con las que conversar en torno a aquello con lo que conectan emocionalmente. Ese es un potencial que no se puede escapar.

¿Es de aplicación universal a todos los sectores? Yo creo que sí, pero parece más fácil de encontrar en cierto tipo de producto o servicio. La diversidad humana garantiza la conexión emocional, como decía antes, con cualquier cosa. Sin embargo, ¿en qué tipo de elementos es más fácil encontrar pasión humana? La sociedad de consumo ha extendido sus garras casi hasta cualquier rincón y los individuos se han dejado hacer. La publicidad y toda la artillería de herramientas del marketing han hecho diana. Sí, las empresas se han empeñado en que casi cualquier producto pueda transformarse en una experiencia.

Me interesa indagar allá donde salta la chispa de la conexión emocional. Creo que es más fácil de descubrirla en productos o servicios que dicen algo. La conexión emocional se entiende mejor de persona a persona, pero productos y servicios se han sofisticado en busca de ese santo grial. Cuanto más se eleva la oferta por encima del producto y del servicio, más posibilidades. Pero también con la prevención de tomar distancia crítica y no caer en estado de abducción. No conviene olvidar que las dinámicas de innovación de los usuarios y de las empresas son muy diferentes y responden a dos paradigmas distintos, según Von Hippel.

Creo que el mercado natural de la innovación de usuario abarca cualquier sector donde la oferta quiera ascender -en forma ética- hacia lo aspiracional. Ahí caben todas las posibilidades. ¿O no?

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6 comentarios

Iván 12/02/2018 - 15:07

Creo que tienes mucho recorrido en ese campo Julen. Lo primero que viene a la mente es que en temas relacionados con hobbies y pasiones todo esto encaja muy bien: deporte, ocio, alimentación-gastronomía, etc. Estoy seguro de que vas a ir haciendo camino al andar 🙂

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Julen 14/02/2018 - 06:59

En realidad, Iván, la amplitud de gustos de las personas extienden el terreno de juego hasta casi cualquier lugar. Hay gente pató 😉

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Yuri 13/02/2018 - 01:15

No se si es pura casualidad, serendipia, destino o simplemente está muy de moda hablar de Desigh Thinking, Innovación centrada en el usuario, servitización, servicio asociado a producto, etc.

Pero nos volvemos a encontrar en el mismo barco :-).

Estamos (digo en plural porque ya sabrás poner nombre al equipo 😀 ) convencidos de que hay oportunidades, no solo para diferenciarnos sino con resultado empresarial… también en el sector de B2B tan duro y tradicional como la nuestra donde todo tipo de servicio son ya unos commodities. Es muy pero muy complicado. Los casos de servitización en este ámbito es aún muy escasos… pero los hay.

Y como todo… llevamos ya años de intentos y parece que ‘por fín’ la palabra servitización es entendida por la dirección ¡hurra! Ahora nos urge tener un éxito visible… a corto.

Nuestro caso, es clave pensar en que el nuevo servicio sea pensado tanto en el cliente externo como en el cliente interno (casa). Y algunas ideas tenemos… ;- ). A ver si conseguimos llevarlo a un buen puerto… aunque sabemos que nos toparemos con olas gigantes y tormentas en el viaje :-D.

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Julen 14/02/2018 - 07:03

La mirada del cliente externo me parece fundamental. Pero, ¿qué cliente externo? Una clave es este proceso es buscar esas personas para las que nuestro producto dice algo especial. ¿Quiénes son?, ¿tenemos contacto con ellas?, ¿por qué podrían querer colaborar con nosotras? Mi experiencia es que dirigirse a esas personas a las que el producto les dice algo es una iniciativa especialmente «agradable». Acercarte a hablar de lo que a la gente de le gusta suele verse con buenos ojos. Existe un potencial, ese conocimiento experto y apasionado, que no ha sido aún puesto en valor. Y créeme, que en todos los lados y para todos los productos y servicios, hay personas dispuestas a compartir lo que saben. Ánimo, Yuri & equipo 🙂

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Amalio Rey 13/02/2018 - 10:14

Hola, Julen: Coincido con Iván que tienes mucho recorrido en ese campo, aunque también te seguirás moviendo por otros, porque eres curioso, y así es difícil quedarse quieto en un solo sitio 🙂
¿sectores donde la innovación de usuario es más fértil? Vale, es cierto que el factor-pasión importa, y que los productos/servicios «digan algo», pero en mi humilde opinión una señal clave es que haya un cierto déficit entre la oferta y la demanda/necesidades. Allí donde haya segmentos o expectativas desatendidas por las empresas, allí habrá más innovación de usuario, sea el sector que sea. Los usuarios van a innovar no solo por pasión, sino también por necesidad, o por ambas. Ahí tienes los casos tan conocidos de innovaciones sanitarias (diabéticos, etc.) hechas por pacientes y familiares…

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Julen 14/02/2018 - 07:05

Hay sectores emblemáticos de la innovación de usuario, eso es evidente. Si miras las investigaciones ciertos sectores son recurrentes. Pero, como decía en los comentarios a Yuri y a Iván, en realidad, los seres humanos somos tan diversos que nos apasionamos por cualquier cosa; no hay producto o servicio sin alguien con pasión por detrás. Pero en B2B hay también recorrido. Veremos hasta dónde llegamos. Seguiremos informando 🙂

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