Una visión crítica de la generación Z

by Julen

Claro, soy un carcamal de 53 años. Redacté Pasé a limpio mi proyecto fin de carrera con una máquina de escribir en 1987 y estudié en la universidad sin saber lo que era Internet. Conocí un mundo sin Google y en casa el primer teléfono que tuvimos tenía el número 508. Los vecinos venían de vez en cuando a que les pusieran una conferencia para hablar con su pueblo. ¿Qué se puede esperar de semejante tipo? Pues que no sea capaz de entender que la generación Z le da mil vueltas. Elemental, querido Watson.

Núria Vilanova ha escrito un libro, junto a Iñaki Ortega, sobre el asunto: Generación Z. Todo lo que necesitas saber sobre los jóvenes que han dejado viejos a los millennials. Tiene todos los ingredientes para llegar a ser un bestseller, porque hasta la actual ministra de Sanidad ha colaborado. ¿Quién no quiere entender a esta chavalería que te vuelve loco con su efervescencia digital? Pues eso, a leerlo, que ya estás tardando. Tiene toda la pinta de que dirá lo que tiene que decir.

A la hora de consumir, los jóvenes Z buscan un producto a su gusto con un precio asequible y sus pautas de consumo son más bien impulsivas y de uso efímero. Tras el precio, el aspecto que más valoran es la capacidad de las marcas para darles respuestas inmediatas, así como la reputación, la sostenibilidad y que las empresas sean respetuosas con el medio ambiente. Les une una característica en común: el uso de smartphones, app, plataformas digitales, etc, con las que rastrean las webs en busca de la mejor oferta/precio; y al mismo tiempo, el deseo de vivir una experiencia única de compra tanto si la decisión la toman con un clic como si lo hacen en el mostrador de un comercio.

La cita está sacada de Las nuevas pautas de consumo de la generación Z, un artículo que la autora ha publicado en su tribuna mensual del diario Crónica Global. Siempre que leo sobre las sucesivas generaciones que nos van ganando la tostada, me sorprendo porque parece que salen solas, por sí mismas, como si quienes les precedemos no tuviéramos nada que ver en el asunto. Es algo así como reconocer que no tenemos responsabilidad en que se comporten de tal o cual forma.

Por supuesto, se analiza a la generación Z desde el punto de vista de cómo consumen. Buen detalle. Ya lo decía la publicidad: Yo no soy tonto. Sé lo que me interesa: que pasen por caja. A su alrededor, por tanto, hay que crear experiencias únicas de compra, seducir, conseguir que hagan las cosas porque quieren. Inmediatez, todo a un click. Un mundo que empequeñece hasta quedar circunscrito al gran invento de la economía moderna: la pantalla de sus dispositivos.

Del deporte al e-sport, de la tienda al portal online, del esfuerzo a la facilidad, de escuchar a oír, de mirar a ver. Ya salió el carcamal del libro en papel y sus historias de abuelo Cebolleta con la máquina de escribir. La generación Z le hace refunfuñar. ¿Acaso no ves el progreso? Se dice que es gente preocupada por la sostenibilidad, la reputación y el respeto por el medioambiente. Lo típico de la chavalería, nada que no supiéramos, ¿verdad?

Entre tanto, por aquí seguimos, midiendo con los informes PISA, volviendo a la pedagogía activa de Jonh Dewey y compañía y reconociendo que hace falta una educación con sentido. Mientras, las chicas y chicos de la generación Z nos adelantan por la derecha. Serán el futuro, han visto la crisis y han convivido con el crisismo y los emperdedores. Cualquiera sabe cómo va a acabar esto. Yo, por si acaso, reconozco los valores de pasar a limpio y escribir sin tanto corta/pega inmediato. Joder, carcamal y de los grandes. Y encima sin ni siquiera leer el libro, me pongo nervioso y casi que me pongo a criticarlo. Mal, muy mal.

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5 comentarios

Amalio Rey 04/01/2018 - 17:20

Por lo que he leído hasta ahora, en tu post y en otros sitios, más esa simpleza como la copa de un pino que cuenta la autora en tu cita literal (que citas supongo para que nos tronchemos de la risa) sobre las «características en común» de esa generación; me da que no voy a leer ese libro 🙁

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Julen 05/01/2018 - 10:14

Jejeje, yo creo que «juzgar» a la generación que nos sigue como si saliera por arte de magia es de hacérselo pensar. Al margen de que lo que interesa casi siempre es analizar cómo se comportar desde el punto de vista del consumo, algo no acabo de entender: se supone que somos nosotras/os quienes educamos a esa gente, ¿no? ¿O simplemente reconocemos que nuestra capacidad de influir en su comportamiento es mínima? A lo mejor hay algo de esto…

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Julen 09/01/2018 - 18:18

Conste que siempre es interesante mirar a quienes vienen detrás. Lo que «jode» un poco son esos análisis interesados para ver cómo se comportan consumiendo. Miedo da 🙁

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Juanjo Brizuela 08/01/2018 - 10:46

Creo que tenemos deberes, pero no sólo de leer el libro, sino de observarles, preguntarles y estar más tiempo con ell=s para saber exactamente cómo piensan y comprender después cómo actúan. Casi nada.
A seguir aprendiendo

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Julen 09/01/2018 - 18:15

A saber cómo será todo esto dentro de diez o quince años. Bueno, supongo que con Baskonia en la élite 😉

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