Entusiasmo inducido

by Julen

Un estado ideal para romper barreras. La convicción íntima de que persigues tus sueños. Un decorado cuidado al milímetro. Allí estás tú, agarrada como si no hubiera un mañana a tus ilusiones. Solo hay una manera de jugar: tus sentimientos se conducen según el guión que estaba escrito. Todo realidad, todo ficción. Las cámaras te enfocan. Y triunfas.

De vuelta a tu laberinto interior, arrecian las dudas. Ahora que ya no estás allí, ahora que has regresado a tu cueva, empiezas a sentir inquietud. Algo se está revolviendo dentro. Algo que no controlas. El entusiasmo se emborrona, las ilusiones se arremolinan y nada queda ya claro. Los nubarrones están ya aquí, a la espera de la orden definitiva.

¿Cómo es posible? Te sabías bien el papel. No hizo falta ninguna preparación especial. Las frases salían solas, la expresión firme, la cara risueña. La cámara capturó aquel momento mágico mientras saltabas impulsada por una energía fantástica. Como las demás. Una imagen de equipo, de coordinación, de fuerza compartida. Una imagen para presumir ante el mundo.

Tumbada en el sofá, la película pasa ahora deprisa. Los fotogramas aceleran y dejan detrás un ritmo imposible de seguir. De repente aprietas el botón. Pausa. La escena pierde el sentido. Escuchas cómo llueve fuera. Maldito guión.

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