Industria 4.0: ¿qué mejora supone para las personas?

by Julen

I'm bored

Para mí es la gran pregunta. Porque en tiempos donde la competitividad y la eficiencia son el gran tótem de la economía del supuesto primer mundo, la industria 4.0 aparece cada vez más como una obligación y no como una opción. Ya lo hemos argumentado por aquí: o es industria 4.0 o no es. Y ya puestos a mirar en torno a la eficiencia: ¿de dónde proviene? Si preguntáramos a la ciudadanía de a pie, en su más amplia expresión, creo que nos dirían que del progreso tecnológico. Y ahí estamos atrapados. Colocada la tecnología en el altar de la eficiencia, son necesarios sacrificios. Incluidos los humanos.

No hay opción. Quien no sea capaz de poner sobre la mesa su ración de industria 4.0 quedará sepultado bajo las vías del progreso. Una industria 4.0 que galopa a lomos de un conjunto de tecnologías que también pueden interpretarse como inquietantes para el lado humano de la empresa. Al margen de los análisis agoreros de pérdida neta de empleos y de exigencias de recualificación para continuar siendo empleable, el recurso humano pasa a competir definitivamente con la máquina. Quien vea el vaso medio lleno dirá que a colaborar. Ya se sabe que desde hace años vivimos en un mundo de coopetencia. Así que cada cual coloque la proporción de pesimismo u optimismo que crea conveniente.

Cegados por el mítico poder de la tecnología, los círculos de empresarios acuden en busca del maná. Lo que antes hacía un humano, ahora puede y debe ser reemplazado por un robot o por algún otro artefacto que elimine aleatoriedad en el proceso. ¿Por qué va a hacer una persona lo que un robot puede hacer con más precisión y en menos tiempo? El humano pierde por goleada.

Mientra,s son constantes las alusiones a que la flexibilidad y la eficiencia se consiguen aplicando un sencillo principio: cuanta menos gente contrates, mejor. Si sumamos a esta tendencia las promesas paradisíacas de las tecnologías asociadas a lo 4.0, el cóctel puede ser mortal. A no ser, claro está, que el futuro no pase por el pleno empleo, sino por una redistribución de rentas donde no harán faltan «horas/hombre» en terminología clásica. Esta forma de medir, entonces, no tendrá sentido.

Inquieta ver que se sobredimensiona el lado tecnológico de la oferta de industria 4.0 frente a lo que implica de nuevo paradigma empresarial y de modelos de gestión en su más amplio sentido. Las tecnologías necesitan que los humanos nos apropiemos de ellas y que les proporcionemos sentido finalista. Creo que el optimismo tecnológico de progreso hasta el infinito no tiene sentido encajado en un marco social complejo, lleno de incertidumbre. Quizá haya que mirar con las gafas de la economía conductual, ahora que se la ha encumbrado, y reinterpretar todo este tsunami.

La pregunta de fondo, para mí, siguiendo la misma: ¿qué ganamos como personas, no como recurso humano de una empresa, con toda esta propuesta de la industria 4.0? Veo claras las obligaciones, sobre todo de cualificación, pero también de actitud. Y, sin embargo, no veo tan clara la ganancia en derechos. ¿O será que, simplemente, va más de obligaciones y no tanto de derechos?

No sé si estamos ante una burbuja, una más. No sé si son movimientos cíclicos que necesitan de terminología nueva para ponerse en valor. Quizá es una gran jugada de no sabemos quién que necesita conducir la eficiencia a lomos de la tecnología. Abstenerse personas, por favor. Serán simples daños colaterales. Miedo da este escenario porque el neoludismo encontrará más y más razones para pelear por reconquistar logros sociales. Sería una guerra un tanto extraña en pleno siglo XXI. Pero cosas más raras hemos visto. Y veremos, sin duda.

La imagen es de Darren Glanville en Flickr.

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2 comentarios

Amalio Rey 13/12/2017 - 22:58

Ante esa pregunta que te haces (¿qué ganamos como personas, no como recurso humano de una empresa, con toda esta propuesta de la industria 4.0?) ya sabes cual es la respuesta => El problema que tenemos es que no hay un ente unico que se llame «humano» y que piense por todos. Lo que hay es millones de humanos compitiendo entre ellos y sub-optimizando. Cada uno barriendo pa su casa y pensando a ver quien llega primero. Ninguno piensa que alguna vez pueden llegar ultimos y quedarse fuera del juego. Por eso necesitamos de mas «inteligencia colectiva».

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Julen 13/12/2017 - 23:31

Quizá sea cuestión de pasar siempre la prueba del algodón: vale, hay productividad de por medio, pero desde una visión humanista: ¿qué nos aporta? Demasiado endiosamiento de la tecnología, me temo.

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