Ante la insoportable levedad del empleo

by Julen

No se sabe si fue la crisis que se desató en 2007 o si daba igual porque el plan siempre fue el mismo. Me refiero al capitalismo sin empleo. Ha quedado claro que, en la cuenta de resultados, la mano de obra es un gasto. Y en la lógica de mejorar los beneficios, todos quedaron de acuerdo en reducir los costes. ¿Empleo?, ¿personas sobre todo consciente de sus derechos? Mejor si podemos evitarlo. Así que el final del camino es uno de los inocentes insultos preferidos de Bart Simpson: Multiplícate por cero. Puestos de trabajo ocupados por personas: cuantos menos, mejor. Y si es cero, mejor que mejor.

Los contratos de cortísima duración crecen. En 2017 los que duran cinco días o menos se acercan al 26%, según el Servicio Público de Empleo Estatal. Florentino Felgueroso, investigador de Fedea, reflexiona que este fenómeno puede estar relacionado con el desarrollo de las nuevas tecnologías que permiten «un ajuste más rápido» y la contratación vía móvil.

Una cita extraída del enésimo artículo de opinión al respecto. Es de Manuel V. Gómez en El País. Nos aproximamos como un tren cuesta abajo y sin frenos a la viñeta de Forges. La tradicional parte empleadora reniega de su función tradicional. GAFA, los gigantes que van ganando la batalla, buscan otro tipo de relación con las personas. Huyen del vínculo. Se trata de que cada cual sea libre. Tú serás autónoma, tú serás autónomo. Tendrás libertad. LIBERTAD. Te lo pongo con mayúsculas para que te des cuenta de lo que ganas. Las grandes corporaciones triunfadoras del siglo XXI, presas en su burbuja de posverdad, se lo acaban creyendo.

Más allá del talento, de que las personas se vendieran como el principal activo de las empresas, más allá de carreras profesionales, ahora emerge como factor clave la flexibilidad total con la mano de obra. Rifkin anticipó el fin del trabajo, Lipovetsky lo llama ahora ligereza, Beck nos advirtió de los riesgos, Sennett nos dijo que todo esto se había corroído. Voces para retratar esta sociedad contemporánea que deshumaniza la relación entre empresa y trabajador.

La tormenta perfecta arrasa con las expectativas de la nueva clase trabajadora del siglo XXI. Si quienes nacimos en el baby boom conocimos las promesas de la misión, visión y valores que lucían las modernas empresas de gestión avanzada, ahora las cartas están sobre la mesa: trabaja para mantener tu precariedad. El sistema se alimenta de minijobs, temporalidad y contrato basura. Se alimenta de por ahora, de momento y hasta que los números lo digan. Todo depende de que quienes ganan mucho más lo sigan haciendo.

Estamos a las puertas del estado final. Quizá Paul Lafargue no pensó que su elogio a la pereza se podía reinterpretar a la luz de un capitalismo global. Hoy el humano pasa a segundo plano. Empieza a no ser necesario como gasto inevitable en la cuenta de resultados. Eso sí, quizá a través de responsabilidad social corporativa y un poco de greenwashing encuentremos caridad. La empresa se viste de piel de cordero y asume que Lafargue tenía razón, que hay una clase ociosa y que mejor que lo siga siendo. ¿Cuánto cuesta? Pues se financia. Si los números dan.

Sea industria 4.0, sea el reparto de la última milla o miles y miles de mandos intermedios anonimizados, el empleo desaparece tal como lo entendimos. ¿Demasiado pesimista para andar inmersos en la Navidad? Ya, podía haberme levantado más alegre. Hay empleo fijo y hereditario, ¿verdad? Son las contradicciones de un mundo que se pone feo. Menos mal que somos tozudas y que aguantaremos. Sobre todo por lo que vamos a dejar a quienes nos sucedan. Merece la pena pelear. Aunque vayamos perdiendo. Puede que el partido sea largo.

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7 comentarios

Labois 27/12/2017 - 12:50

Una reflexión muy interesante Julen. Sin duda, refleja la situación laboral actual y anticipa lo que puede llegar a pasar en los próximos años. Gracias por compartirlo 🙂

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Julen 28/12/2017 - 09:57

No hay de qué, habrá que apostar por el optimismo 🙂

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Manuel Colmenero 27/12/2017 - 21:13

Felicidades por la reflexión estamos en la sociedad del ocio y ahora se tangibiliza cada vez más y más rapidamente

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Julen 28/12/2017 - 09:58

«Sociedad del ocio», este sí que es un buen tema para reflexionar, no hay duda, Manuel.

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Alberto 27/12/2017 - 22:23

No nos queda otra que pedalear cada día y enseñar a los que vienen detrás que aprender a mantener el equilibro sobre dos ruedas requiere de muchas caídas, pero permite disfrutar del paisaje y conectar con el entorno de una manera que sólo está al alcance de los que pedalean sobre dos ruedas.

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Julen 28/12/2017 - 09:58

Esa es la actitud, Alberto, nada como pedalear. Que te venga bonito este 2018 🙂

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De falsos autónomos y buscarse la vida | Consultoría artesana en red 06/07/2018 - 16:35

[…] seamos los mismos antes y después de semejante herida. Sé que me repito porque ya escribí sobre la insoportable levedad del empleo. Pero es que tengo la sensación de que esto va a peor, muy a […]

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