A vueltas con los propósitos para el nuevo curso

by Julen
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Habrá que aclarar un poco el camino 🙂

Los años, hace ya tiempo, que en mi caso comienzan en septiembre. El ciclo anual de gestión es más natural si lo vinculo con el curso académico en la universidad. Y más esta temporada en la que allá por junio de 2018, al finalizar este curso que ahora comienza, deberé estar leyendo la tesis doctoral. Así pues, lo que tiene que ver con propósitos, objetivos, metas o como queramos llamarlo, suele tener más que ver con este mes de septiembre que no con el clásico enero.

¿Y qué propósitos tenemos para este nuevo curso que ahora comienza? En primer lugar, ya lo decía, está terminar con el doctorado. Eso supone escribir, escribir y escribir. Para que os hagáis una idea, el documento final andará por algo más de las cien mil palabras. Eso es tiempo acariciando teclas y ordenando ideas en una secuencia lógica que resulte coherente y sencilla de asimilar por quien se ponga a leer la tesis. Pero como vivimos sumergidos en aguas académicas, de este mismo hecho deriva un segundo gran objetivo, que no llegará en este curso académico, pero que debo tener en cuenta desde ahora: tras la tesis vendrá la publicación del correspondiente libro. Ya iremos explicándonos.

Otro propósito para este curso académico tiene que ver con mi inglés. Soy de esa gente que lo leo habitualmente sin problemas y que desde siempre me he manejado con cierta suficiencia. Pero no, tengo que dar un paso más e introducir el idioma en mis rutinas de trabajo. Sobre todo tiene que ver con hablar y entender. Ya, es el típico buen propósito. Seguro que no soy nada original al colocarlo en una lista de buenos deseos. En fin, pero si no lo planteo como objetivo, no le dedico lo que se merece. Pues eso, curso 2017-18, ese en que interiorizamos el idioma de Shakespeare en nuestras rutinas.

Otro asunto al que vamos a tener que prestar atención es a cómo organizamos la vuelta a la vida civil tras este Guadiana del doctorado. Porque, de una u otra forma, van a ser casi tres años fuera del mercado activo de la consultoría, eso de lo que se supone que vivo. Ayer tuve una reunión informal con una compañera en la universidad y me preguntaba por mi futuro, por lo que quería hacer. Ya le dije: al finalizar el curso que comienza ahora tengo que aclarar a qué me quiero dedicar cuando vuelva a la arena. Lo lógico sería continuar con la triple faceta docencia-investigación-consultoría. Pero habrá que reinventarse. Hasta cierto punto.

Este curso cerraría un ciclo, el que tiene que ver con el doctorado. Esa triple faceta de la que hablo necesita una revisión de fondo y forma. Allá por julio de 2018 habrá que resituarse en cuanto a la relación con la universidad y a mi propia oferta de servicios de consultoría. Aquel escenario de «consultoría artesana en red» que propusimos en 2003 ha dado mil vueltas y no vendrá mal pararse y decidir en qué puede uno aportar valor y apoyado en qué red.

Curiosamente, entre los objetivos que me planteo, incluyo también algunas cosas relacionadas con el sector de la bicicleta. Como ejemplo perfecto para trabajar la innovación que procede de las personas usuarias, el mundo de la mountain bike me está permitiendo unir pasión y profesión. Así que puede que sea lógico profundizar en el sector (y otros afines) y ver qué puedo obtener profesionalmente de un vínculo mayor con este ámbito. Esto tiene una derivada: mejorar mi forma física y saltar de nivel en mis viajes en bici. «Entender» el sector también es pedalearlo. Sobre todo por aquello de ser coherente con uno mismo: ser «usuario» proporciona ventajas, no hay duda.

Y hasta aquí soy capaz de explicarme. Como siempre, prefiero no plantear grandes ambiciones. No soy de ese tipo de personas. Lo mío es la humildad y el trabajo de hormiga, tratar de disfrutar del día a día, ayudar a quien pueda en el camino, compartir lo que vamos descubriendo y no dejar de hacer aquello que me apasiona. A fin de cuentas solo pasamos por aquí una vez, ¿no? Pues mejor no dejamos sin hacer eso que tanto nos gusta. Nos seguimos leyendo.

 

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8 comentarios

Venan 06/09/2017 - 16:05

«Saltar de nivel» y lo dice Maese Julen, pufff, vas a pasar de la TransAndalus a la TranSiberiana? Podemos empalmar, pasamos por Bering y bajamos tipi-tapa rodando suave-suave hasta la Patagonia? Total, en el mapa parece que es cuesta-abajo.

En todo caso, quién pudiera ser el Sancho Panza de este Quijote. Seguiremos aprendiendo contigo.

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Julen 06/09/2017 - 18:03

Jajajaja, bueno, no sé, nunca he «entrenado» en el sentido estricto del término y quizá me ponga manos a la obra, animado por alguno que sigue erre que erre con ganas de seguir trotando fino fino… y no miro a nadie 🙂

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Josu Orbe 06/09/2017 - 22:18

Aurrera Txapeldun!! Animo!!!

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Julen 09/09/2017 - 08:07

Así da gusto, con gritos y ánimos se suben mejor las cuestas 🙂

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Amalio Rey 08/09/2017 - 13:00

Joven, se explica usted muy bien 🙂 Tienes poquitos propósitos, pero todos muy potentes. Lo del inglés, en fin, ya lo hemos hablado: ¡¡a sufrir!!
Que tengas mucha suerte. Nos cuentas en junio del año que viene!!
Un admirador del Sur

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Julen 09/09/2017 - 08:08

Sí, a veces pienso que tengo una especie de bloqueo mental con el inglés. En fin, soy joven todavía 🙂
Que vayan bien las cosas por ahí, Amalio.

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Alberto 13/09/2017 - 20:14

Julen, no entiendo. Saltar de nivel. Y me imagino que hacia arriba, que también podía ser hacia abajo. Pues no sé que va a ser de mí. En fin, para la próxima salida espero que el Garmin funcione bien. Así, podemos salir juntos y luego, cada uno llegar cuando queramos y podamos, respectivamente.

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Julen 19/09/2017 - 19:11

Tranquilidad, hay muchas formas de disfrutar y alguna de ellas seguro que pasa por no matarse dando pedales jajajaja

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