6- La Magdalena-Igüeña  #OlvidadoTransKtb

by Julen

Campo de Santiago

Pasé una buena parte de la tarde encantado con la lectura de Un noruego en el Camino de Santiago, novela gráfica del artista noruego Jason y publicada como otras del mismo autor por Astiberri. El libro estaba a disposición de los clientes en el hostal donde me hospedada, un bonito detalle. Curioso el humor que desprende la obra y fácil de comprender para quienes hemos vivido por dentro lo de peregrinar a Santiago aunque los hay que, como yo, vamos más de señoritos y ya no pernoctamos en albergues (excepto hoy, casualidad). Se nos pasó la edad y ahora buscamos lugares con cierto encanto para dormir aunque no siempre lo conseguimos. 

La Magdalena es un pueblo pegado a ambos lados de la carretera. Le sigue Canales, que es más de lo mismo. Y cada cual con su mina de hulla al lado: Carmen e Irene respectivamente. Ya se sabe la costumbre de llamar a muchas minas con nombre de mujer. Desde el hostal se escuchaba el paso de vehículos de la cercana autopista que une Oviedo y León, algo raro cuando do uno cree que anda por caminos olvidados. Ya se ve que no del todo. El progreso siempre acecha. 

Me avituallé de unas pastas y algo de fruta para el desayuno porque quería salir pronto, como de costumbre. El hostal no abría la cafetería hasta las nueve, de ahí que me pasara por una tienda del pueblo. Allí asistí a una conversación sobre una plaga de ratones que debe haber por la zona. Que si tú qué veneno usas, que si mejor son los cepos, que los muy pobrecillos si no hacen nada. En fin, yo no me meto.

Por la mañana me he animado a salir sin la chaqueta de Goretex. He durado dos kilómetros. Rectificar es de sabios. La culpa la tenían los 6,2 grados que veía en el GPS (mínima de 5, ahí es nada) . Bueno, y que el primer tramo era por carretera por lo que: más velocidad, más aire, luego más frío.

Quería llegar a eso de las diez o las once a Fasgar para hacer la subida final sin excesivo agobio de calor porque había visto previsión de subida de temperaturas. Así que he salido para las siete de la mañana e ir tranquilo. La etapa de hoy tenía el aliciente de llegar al Campo de Santiago, un gran valle de origen glaciar donde hay una ermita. Ayer hubo romería para celebrar el día del santo. Yo supongo que la veré en su hábitat natural: solitaria y con cierto aire mágico.

Hasta Riello la etapa alterna carretera y pistas. A partir de este pueblo empieza lo bonito de la etapa. Primero una subida por una carretera tranquila que nos eleva para dar paso a una pista desde la que se disfrutan excelentes vistas. Estamos entrando en la comarca de las Omañas. Desde Pandorado se baja hasta La Omañuela donde cogemos un precioso camino de ribera al lado del río Omañas. Encantador.

Más adelante nos introducimos ya definitivamente en el valle que nos dejará en Fasgar. De nuevo se alternan caminos tradicionales y la tranquila carretera. La arquitectura muestra tejados de laja negra con gran inclinación en algunos casos. Estamos a más de mil metros de altitud y en invierno caerán buenas nevadas. La pendiente es muy llevadera y llegamos enseguida a Fasgar.

Son algo más de las diez de la mañana y el pueblo está de resaca por la fiesta de ayer. El bar cerrado. Pregunto por Rosi para sellar la credencial. Ah, la alcaldesa. Sí, la última casa según coge esa calle a la izquierda. Llame al timbre. El caso es que creo que les he despertado. Me sale el que (luego me entero) es su marido. Me sella la credencial mientras se quita las legañas. Perdón, perdón. No son horas, ya lo sé.

En fin, hay que subir el repecho final. Son apenas algo más de 300 metros de desnivel pero con unas rampas considerables y el suelo con mucha piedra suelta. Menos mal que hay una fuente espectacular a media subida. Allí me encuentro con una pareja y sus tres perros. Todos a echar un trago. Hoy hace realmente calor. Aquellos cinco grados de la mañana han dado paso a los casi treinta de media mañana.

Arriba en el collado a algo más de 1600 metros de altitud la vista hacia el Campo de Santiago es absolutamente gratificante. A la izquierda la ermita, en el centro un buen puñado de vacas y los pastos algo agostados ya por los rigores del verano. Al fondo las montañas cerrando el valle. Quizá con nubes y con niebla la vista gane enteros. El camino baja zigzagueando hasta la ermita. Y comienza el sendero que lleva a Colinas del Campo de Martín Moro Toledano.

Había leído de la precaución que hay que tener en este tramo. Con lluvia tiene que ser muy delicado porque hay muchísima piedra que, húmeda, debe ser una pista de patinaje. No es el caso. Así que a ratos a pie y a ratos montado alcanzamos Colinas tras un par de coquetos puentes sobre el río Boeza del Campo. El pueblo es muy coqueto pero me pasa como en Fasgar: casi nadie por la calle. Son las doce y media y justo abren un bar. Allí departo con tres lugareños. Hablan de las nevadas de tres metros que caían en otros tiempos y de que nadie ya tiene ganado en el pueblo. Las vacas que vi arriba en Campo de Santiago son de gente de fuera que alquila los pastos.

Sigo ruta para terminar en Igüeña a poco más de seis kilómetros de distancia. En bajada por una pista bastante limpia, se hace en un santiamén. Encuentro enseguida el nuevo albergue. Me agencio una habitación, hago la colada, me ducho y a comer. Mañana más Bierzo.

Sombras a primera hora de la mañana camino de Oterico


La fuente de la sed y el mar a la salida de Falgars, casi arriba del collado

Camino ribereño junto al río Omañas

Sendero de bajada a Colinas

Distancia: 63, 85 kms. Tiempo de pedaleo: 4h 34min. Desnivel acumulado: 1019 m.

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1 comentario

7- Igüeña-Cubillos del Sil #OlvidadoTransKtb | Consultoría artesana en red 27/07/2017 - 16:43

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