Una y otra vez

by Julen

Repetición
No importa cuántas. De nuevo otro texto. ¿Cuántos veces van? ¿Qué mas da? El caso es que el texto se impone a la lógica. Inquieto, consciente de que la zozobra interior juega de su parte. Un texto en cuatro párrafos. Una poderosa máquina que esclaviza a su supuesto dueño. Él se deja, claro. Vamos al siguiente párrafo, por favor.

Debería de servir para argumentar razones. Es la fuerza de la inercia, una maquinaria inclemente. Cada domingo, una y otra vez. La dosis necesaria para que el mundo sepa que seguimos aquí. ¿A quién le importa? Da igual. El texto regurgita. No hay manera de detenerlo. Sale expulsado por alguna fuerza interior de origen desconocido. Regurgita cada semana.

¿Terminará algún día? ¿Habrá un momento de vacío? De camino por la ruta de la lógica no hago sino ver señales que lo anuncian: ley de vida. Es lo que dicen las señales de tráfico. Como si pudiera ser de otra forma. Vivimos sometidas a las leyes de la naturaleza. Y todo tendrá un fin. Estos cuatro párrafos dejarán de serlo. Conformarán un hueco, un agujero como tantos otros.

Llego a las últimas líneas. Y comienza el desasosiego de no saber qué ocurrirá en siete días. Cerramos página y esperamos. El milagro ocurre de nuevo. Aquí está. Una extraña sensación de que no puedo no hacerlo. Unas palabras que penden de un hilo aparentemente frágil. Aunque el paso del tiempo ha tejido semejante tela de araña que no hay forma de escapar. Mis textos acaban siempre atrapados allí. Pensé que era una escapatoria y no es sino la vuelta al comienzo. Termino por hoy. Acaba el texto.

La imagen es de Miguel en Flickr.

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