Los recuerdos

by Julen

morning walk
Ley de vida. Más edad, más recuerdos. En la balanza uno de los platos comienza a sobrecargarse. Los proyectos, el futuro, lo que está por llegar: todo eso se amilana. Detrás, en cambio, el recuerdo es inmenso. En forma de mil y una imágenes. Olores, sensaciones. La lluvia, la niñez, el juego. En blanco y negro. Pequeños retales.

Cualquier detalle sirve de detonante. Un pensamiento fugaz. Un rostro. Una parada en el camino. Levantar la mirada y descubrir que en vez de la realidad has construido una escena cargada de recuerdos. Como una matrioska. Dentro, sabes que hay más y más recuerdos. No hay forma de llegar al final.

La energía se escapa. Se diluye. Grietas por las que el futuro se desvanece. Grietas por las que irrumpe el pasado. A plena carga. Un pasado enorme, omnipresente. Un pasado frenético y contradictorio. Poco se puede contra él. Gana espacio a cada instante. Con cada amanecer araña otro poco más de tu pensamiento. Recuerdos, materia prima para una vida paralela.

Así que desistes. No vas a pelear. Los recuerdos son tu presente. No hay forma de distinguir ayer de hoy. Todo se desvanece en sutiles gamas de grises. Miras lo que tienes entre manos y no hay nada. Solo cuando te vuelves, los ves. Son tus recuerdos, pero no los posees. Simplemente te acompañan. Para siempre. Desde hoy hasta después del final. Cuando, por fin, no te acuerdes de nada.

Artículos relacionados

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.