Equilibrio entre doctorado y actividad profesional

by Julen

Parallel Lines Converge

No es fácil, eso lo primero. Sacar horas para dedicarlas al doctorado y «detener» de alguna forma la actividad profesional durante al menos 3 años cuesta lo suyo. Es una decisión que hay que tomar con la cabeza fría y con buenos argumentos por detrás. Porque es evidente que si algo de verdad requiere defender algún día una tesis doctoral es tiempo, mucho tiempo: para leer, realizar el trabajo de campo y pensar. Sí, también para pensar.

El único truco que se me ocurre es que si la decisión la hemos tomado a los 50 años (es mi caso y quizá no es lo habitual, vale) ambos terrenos, doctorado y actividad profesional, tienen que estar muy pero que muy conectados. Lo ideal sería buscar incluso conseguir facturación que una esos dos territorios, pero esto también tiene su contrapartida en forma de una posible falta de libertad (real o percibida) en quien investiga. Me refiero a que si la investigación cuenta con financiación «privada», vinculada a asuntos relacionados con la tesis, siempre puede haber una «orientación», por decirlo fino, que la condiciona. No me meto en financiación pública, que supongo que siempre es otra opción, claro.

Lo ideal en mi caso es que por ejemplo pueda conseguir proyectos de consultoría o actividades docentes relacionadas con la materia que investigo. Viene de perlas para incluirlas como actividades propias de doctorado, algo que hay que justificar a medida que transcurre el doctorado. Estirando, puedo extraer ciertos ámbitos que rodean mi investigación y mediante los que combinar el trabajo académico con mi actividad habitual como consultor. Algunas clases que imparto en Mondragon Unibertsitatea o para otras instituciones cumplen esta condición.

Pero vuelvo al mensaje del primer párrafo: no me puedo engañar a mí mismo. El doctorado pide más y más horas. Y no hay opción: es preciso cerrar el grifo de los proyectos de consultoría. De hecho mi facturación ha caído hasta quedarme en algo más de 60.000 euros al año, una cantidad más que suficiente para contribuir a la economía familiar y que se mantendrá supongo durante 2017 y 2018. Toco madera para que así sea, claro. Aquellos años de facturaciones estratosféricas (para mi enfoque artesano) quedan atrás. Ahora toca lo que toca y no es proyecto va y proyecto viene.

Desde luego que desconectar de la actividad intensiva de consultoría durante tres años conlleva incertidumbre. Aquí nadie consigue proyectos por arte de magia cuando lo decide. El mercado, no hay otra, hay que trabajárselo sea de una u otra manera. Y decir más de una vez durante este periodo que no tengo horas para proyectos de consultoría puede pasar factura, valga la redundancia. Sin embargo, tomada la decisión, hay que mantener fijo el rumbo y no mirar hacia los lados. Hay un norte que marca la dirección y hacia allá vamos.

Sí que me parece fundamental fijar los plazos y establecer una referencia muy precisa como objetivo. En mi caso el compromiso con la universidad es defender la tesis en junio de 2018. Este curso académico 2016-2017 es básicamente el de la investigación de campo. En mi otro blog, el del doctorado, voy escribiendo los avances. Lo cierto es que me sirve de cartografía para no perder el rumbo. Allí escribo los martes y los jueves. Espero que sirva para comprender todo un proceso de investigación que durará más de 3 años, desde que tomé la decisión allá por la primavera de 2015.

En fin, escribo este post para animar a otra gente. Es complicado pero se puede hacer. No me tengo por ningún fiera. Es cuestión de priorizar, de convicción y sirve desde luego para complementar la actividad profesional desde otra perspectiva. Sirve para meter aire fresco por la ventana. Eso sí, el consejo básico y más importante que daría a quien se quiera poner manos a la obra: que lo hayas elegido como objeto de investigación te encante. Porque hará falta recurrir a esa dosis extra de motivación de vez en cuando, dalo por hecho. Ale, que os venga bonito el año nuevo. Nos vemos en el nuevo calendario 🙂

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6 comentarios

Amalio Rey 30/12/2016 - 07:59

Muy de acuerdo en todo lo que dices. Es un dilema complicado. A mí me está pasando algo parecido con la redacción de mi libro, que lo estoy enfocando como si fuera una tesis doctoral 🙂
Es una «pelea» constante entre costes de oportunidad, que en el 2do semestre, por ejemplo, ganó por goleada la actividad profesional, muy a mi pesar, porque cuando me pongo a investigar y escribir me siento muy feliz. Me encantaría poder dedicar casi todo mi tiempo a eso, pero como dicen en mi tierra: «hay que traer los frijoles a casa».
Por otra parte, creo que tú tienes un factor a tu favor porque has sido capaz de crearte una base estable de colaboración con la universidad, un «suelo de ingresos», que al mismo tiempo conecta bastante con la temática de investigación (por temas y por contratista), lo que supongo que debe ayudar a atenuar en parte este conflicto. Eso es difícil de conseguir, pero es algo que has conseguido por méritos propios. Pues nada, me pongo en cola para leer esa tesis (ese libro) que será una pasada 🙂

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Julen 31/12/2016 - 18:47

Lo que es más evidente de todo este proceso de escribir un libro o defender una tesis doctoral es que requiere dedicación. Y me temo que no somos nosotros precisamente de esa gente que «soltamos» con facilidad y delegamos. Por aquí puede venir una parte del problema a resolver. Quizá si viéramos el conjunto de actividades que implica surgiría algo mucho más natural: hacer el trabajo en equipo. Pero, en fin, un libro se puede plantear pero una tesis doctoral, por sorprendente que parezca, no. Por otra parte es un buen reto de «diseño» porque nos hacen falta un buen número de piezas cuyo encaje no es fácil.
Nos seguimos leyendo 🙂

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ANGEL ALBA PEREZ 30/12/2016 - 08:21

Gran post Julen. As usual. Pero este especialmente.

Quizás porque tengo en la cabeza desde hace años meterme en el doctorado. Pero como dices tú y Amalio, el equilibrio es muy complicado entre investigación y la consultoria (y en mi caso 2 pequeños por casa), porque hay que pagar facturas.

Creo que hace falta el suelo fijo de ingresos para lanzarse a la aventura y también un tema apasionante facturable para compaginar.

Yo, mientras llego a esta situación ideal (aún me quedan algunos años hasta los 50), me conformo con ir haciendo pruebas y publicando algún white paper en mi blog.

Un abrazo y Feliz año!!

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Julen 31/12/2016 - 07:57

Suerte que te queda para llegar a los 50, jejeje. Ánimo, es cuestión de pensarlo bien e ir encajando piezas. Eso sí, horas hacen falta 🙂
Un abrazo. Que venga bonito este 2017.

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Isabel 30/12/2016 - 17:04

Igual más que una opción temporal y aire fresco es «simplemente» un camino. Y los caminos es lo que tienen, no sabemos a dónde nos llevan 🙂
Como deía Leonard Cohen: «Hay una grieta en casi todo, así es como entra la luz»

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Julen 31/12/2016 - 08:00

Lo que sí es importante en este «camino» es que, dada su longitud, necesitamos disfrutar mientras lo recorremos. No hay más. Y ahí andamos, intentándolo 🙂

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