2- Pedro Muñoz – Ruidera #DonQuijoteMTB

by Julen

No es que Pedro Muñoz sea una fiesta un sábado por la tarde a las puertas del invierno. El tiempo, algo ventoso, estaba también desapacible. Hice un intento de callejear por el pueblo, que alberga unas cuantas casas solariegas de buen porte, pero enseguida me batí en retirada para leer algunas cosas de estas tierras al cobijo de la habitación del hotel. Por cierto, la entrada de Pedro Muñoz en la Wikipedia es un lujo.

Anunciaban lluvia y ¡joder, cómo se escuchaba desde la habitación! En la cama, calentito, vuelta de un lado y vuelta del otro, esperando que deje de oírse. Pues no había manera. A lo mejor era mi subconsciente, que solo me despertaba cuando llovía. El caso es que viendo como estaban ayer los caminos, de tierra arcillosa y preparados para una fiesta chocolatera, decido que haré etapa de carretera a mayor gloria del ciclismo de rueda fina, al menos hasta Argamasilla de Alba.

Cuando bajo a desayunar miro la previsión y dice que cuando más lluvia está prevista es de seis a diez de la mañana. Claro, para animar al pedaleo. Así que sin prisa alguna vamos con el desayuno oficial de la ruta: tostada con aceite aderezada en esta ocasión con una buena pizca de paciencia y remolonería mientras el camarero y unos currelas que se han hospedado en el hotel se solidarizan conmigo. ¡Cómo vas a salir con lo que llueve! Pues sí, pero es lo que toca y encima lo hacemos porque queremos. Cosas inexplicables de los humanos. Claro que nada comparable con aquella famosa etapa en Sancti Petri, ¿verdad, Alberto? Joder, qué pereza salir mojándose de lo lindo desde el minuto inicial. En fin…

Claro, pensabais que en este siguiente párrafo estaría ya pedaleando sobre la bici, ¿no? Venga, dadme unos minutos más, que enseguida me pongo. Que sí, que de veras solo es un párrafo más donde ya no sé ni qué poner. Todo por ver si para un poco. Vamos a darle una oportunidad. Cabrón, ni puto caso. Ustedes disculpen la frustración mañanera. Hemos venido a disfrutar, ¿no? Pues ya estás dando pedales y dejándote de lloriqueos. ¡Sí, señor! ¡A sus órdenes, señor! Vale, pero espere un poco, que termine Celine Dion la canción del Titanic, que es mu gonita, señó. Qué cruz.

Callejeo por Pedro Muñoz mientras me voy empapando. La opción por carretera hacia Argamasilla de Alba consiste en rectas y más rectas donde apenas hay tráfico. Excepto no sé cuántos todoterrenos de la benemérita. No me digáis por qué. Recta que te quiero recta y ¡deja de llover! Paro a hacer alguna que otra foto. Decido obviar Tomelloso y me voy derecho para Argamasilla. Ejem, qué manera de llover en los últimos diez kilómetros.

Decido hacer un alto en este pueblo, que presume de cueva-cárcel. Sí, aquí se supone que estuvo preso Cervantes, en la cueva de Medrano. Con el día que hace busco un bar donde resguardarme un rato. Acabo en una cafetería con un amable señor que rebosa fervor culé y que no entiende cómo Sergio Ramos tiene tanta suerte en la vida. Pero lo más enternecedor es que el buen hombre tiene unas fotos de la nieta (supongo) vestida con una camiseta del Atlético de Madrid. Ya me imagino al cabrón del yerno rompiendo la paz familiar. Lo que hay que hacer por las nietas.

Dios aprieta pero no ahoga. Toda la segunda parte de la etapa ha transcurrido tranquila, sin una gota de agua. Así que, tras tomar la carretera que lleva a Ruidera, en cuanto puedo me echo al Camino Natural del Guadiana, que está muy bien conservado en plan pedaleo familiar. El río acompaña a la izquierda hasta que lo cruzo para subir por un senderito muy majo al tremendo castillo de Peñarroya, junto a la presa del mismo nombre.

Desde allí quedan solo unos 25 kilómetros que hago siguiendo el Camino Natural del Guadiana, que ahora se mete por una sierra entre encinas. Se agradece la novedad. La pista es entretenida, con toboganes y sorteando charcos, hasta bajar de nuevo hasta el embalse de Peñarroya. Enseguida se llega a Ruidera, entrando en el Parque Natural de sus lagunas.

Adecentamos un poco la bici, que viene bien hermosa de barro, cómo no. Aunque el camino estaba muy llevadero, eso no obvia para imantar unas buenas albóndigas de barro. Así que agua, trapito y con los deberes de limpieza hechos, al hotel. Son las dos y media. Perfecto. Da tiempo a lavar, ducharse y bajar a comer algo. Por cierto, el camarero que me atiende, amabilísimo. Estoy en el Hotel Guadiana, sencillo pero, como digo, con gente muy maja atendiendo.

Bueno, os dejo. Mañana más 🙂

Distancia: 76,60 kms. Tiempo de pedaleo: 3h 45min. Desnivel acumulado: 697m (por cierto el altímetro va a su bola, así que ni caso a este dato, ni ayer ni hoy).

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6 comentarios

Alberto 04/12/2016 - 19:45

Claro que me acuerdo, pero nada comparable con aquel día nevando. Ibamos de un pueblo a otro, aunque los nombres no recuerdo. Entonces tomamos la decisión de bajar al sur. Adelante, buen camino.

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Rai 04/12/2016 - 21:45

Buenos paseos manchegos te estás dando caballero, aprovecha para degustar el queso. Qué pena que te toque este tiempo inusual. Pero piensa que es tierra que precisa de agua siempre, así que bienvenida sea. Eso sí, escurre bien la ropa no te vayas a llevar el agua para arriba.

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Julen 04/12/2016 - 21:56

Doy por bendita el agua que cae 🙂

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3- Ruidera – Villanueva de los Infantes #DonQuijoteMTB | Consultoría artesana en red 05/12/2016 - 17:45

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12 Ruidera – Riópar #EspañaVaciadaMTB – Consultoría artesana en red 13/04/2023 - 17:05

[…] vuelta al hotel revisé lo que había escrito de mi experiencia allí mismo en diciembre de 2016. En el texto aparecía la mención a un camarero que me atendió y del que dejé escrito que fue […]

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