Balance de la TransIberia #transiberiamtb 

by Julen

Subiendo al Collado Viejo

Voy con algunos apuntes para valorar la Transiberia mientras me como horas en transporte público, primero en tren hasta Vigo y luego desde allí a Bilbao en autobús. Es desde luego una ruta dura pero como decía ayer depende mucho de cómo la planifiques. Si quieres seguir el diseño de las etapas de Antonio Maíllo sí que es dura, con cierta desproporción entre ellas pero siempre condicionadas por las posibilidades de alojamiento. Para lo que suelen ser nuestras costumbres la mayor parte de las etapas presentan desniveles acumulados muy importantes. Es quizá esta una de las características más destacadas de la Transiberia: vente con los deberes hechos en cuanto a forma física se refiere. La disfrutarás más. 

La ruta tiene el aliciente de que no está masificada. ¿Masificada? No digas tonterías, Julen. Esta es una ruta en la que predomina sobre todo la soledad. Excepto la etapa de Gilet a El Toro (me coincidió un sábado) y las que recorrí en el entorno de Madrid (sobre todo la de Soto del Real a San Ildefonso, pero no pertenece a la ruta original) estamos ante pistas y senderos que soportan si acaso más tráfico animal que humano. Algo a considerar es la falta de cobertura de móvil (al menos con Orange) en bastantes sitios. 

Siempre es relativo hablar de la dificultad técnica porque depende lo hábil que seas manejando la bici. Desde mi torpeza diría que anda en torno a la media de lo que suele ser habitual. Es cierto que he hecho algunas trampillas para evitar algunas complicaciones pero también hay que decir que hay muchos tramos de pista limpia y de carretera. La opción de evitar los tramos complicados es relativamente sencilla y con paciencia lo que no se pueda rodar montado se hace a pie.

Sí mencionar una bajada que, estará de acuerdo Ángel,  que me acompañaba, me pareció especialmente delicada por su peligrosidad. Me refiero a la bajada a la Hoz Seca, en la etapa que termina en Taravilla. Piedra suelta y una pendiente de cojón de oso (que hubiera dicho mi difunto abuelo) obligan a la precaución. Nosotros la bajamos montados casi al completo pero quizá hubiera convenido ser más prudente en algún que otro tramo. Con todo, seguro que hay quien pasa por allí y disfruta como un enano, ¿verdad tío Fran? Para gustos los colores. También en el tramo portugués hay bajadas trial eras, pero para eso es una ruta de montaña, ¿no? De tó tié caber. Y, por cierto, apenas si hay porteo de bici. 

Por supuesto que la ruta es variada. Los aproximadamente 1.500 kilómetros para recorrer de este a oeste la península ofrecen paisaje y paisanaje diverso. Sirve para caer en la cuenta de la cantidad de pino que tenemos pero también para ver roble, encina, olivo, frutales varios, eucalipto, campos de cereal o vegas cultivadas. Hay de todo, valles escondidos, hoces y barrancos, crestería o lo que se te venga a la cabeza. Se atraviesan ríos donde de vez en cuando hay que mojarse los pies. Yo evité uno de los puntos problemáticos, el cruce del río Alagón, así que de eso no puedo opinar porque entré en Miranda del Castañar por carretera. Ahora que lo pienso sí que he evitado algunos puntos más conflictivos. No es lo mismo it acompañado que vértelas tú, como Gary Cooper, Solo ante el peligro. Siempre he dicho que tengo en mucha estima a mi cobardía.

Diría que el track que está cargado en wikiloc, el de Mejoras 2014,  está perfecto. Solo el último día me equivoqué pero creo que fue error mío aunque sí que es cierto que podía dar lugar a dudas. Pero leyendo el rutómetro se hubieran despejado. Da la sensación de que algunos caminos (sobre todo en Portugal) están muy cerca de cerrarse. La maleza los va invadiendo. No tengo claro que dentro de cinco años todos ellos se puedan ciclar.  

Otra cosa que he aprendido: a ser posible evita las fechas centrales de verano. Supongo que un mes ideal sería junio, por ejemplo. He pasado calor calor, con máximas de más de 40 grados. Eso hace (casi) todo inciclable. Ha habido días en que a partir de las once se hacía demasiado cuesta arriba. Y qué decir de mis amigos los insectos voladores. En los rebollares (pero no sólo ahí) era un infierno pedalear despacio. Una jauría de bichos empezaban a revolotear delante de tu cara. Luego empezaban a posarse en las gafas o ya por fin en cualquier parte del cuerpo. Mientras, los entrenados para zumbar junto a los oídos se lanzaban en vuelo en picado. Una fiesta absoluta. Y yo insultándolos, como si eso fuera a cambiar en algo su conducta. 

Una consecuencia del calor y la falta de lluvia es que los caminos están muy secos y polvorientos. Literalmente un bote entero de aceite hemos tenido que utilizar. Y menos mal que elegí bien un aceite para seco porque si todo ese polvo se pega a la cadena y a la transmisión quizá el problema hubiera sido más serio. También para rodar hay que tener más cuidado porque el terreno no agarra igual. Vamos que cuanto más seco, más precaución. 

Es raro que una ruta de veinte días de bicicleta de montaña no traiga consigo algún incidente mecánico. Pues bien, no he pinchado ningún día (bendito tubeless) pero si que ha habido que cambiar la cubierta delantera. Es la segunda vez que me pasa lo mismo en un viaje: abombamientos. La anterior fue en la primera etapa del Camino del Norte y lo pude solucionar en Santoña. Pero entonces las ruedas de 26 pulgadas eran casi el único estándar. Hoy el jolgorio de 26, 27,5 y 29 pulgadas provoca más desasosiego. ¿Tendrán una cubierta adecuada de mi tamaño? Yo me di cuenta en Cogolludo y desde allí tuvimos que replanificar porque el taller de bicis más cercano quedaba a muuuuchos kilómetros. Menos mal que Fernando, de Fifocicles, me atendió estupendamente en su tienda-taller de El Molar. 

Una parte que siempre hay que considerar son los alojamientos. En general bien. Mucha gente quejándose de lo mal que está todo. Pero hay sitios en los que repetiría si tengo ocasión: Los Abriles en El Toro, Las Trojes en Tamajón, Las Eras en Hontanares, El Linar del Zaire en Burgohondo, El Pasil en Serradilla del Llano… Gente agradable con la que conversar de la ruta, que siempre se agradece con la gente local. Sí, en general, he estado a gusto. 

Bueno, tiempo habrá de más consideraciones. Una pena que Ángel tuviera un problemilla y no pudiera pedalear más días conmigo. La moraleja es que hay que andarse con cuidado con la ropa que usamos. Siempre conviene venirse con material ya bien trillado, de ese que se ha hecho ya a las formas de tu cuerpo. No es que este fuera el caso de Ángel pero sí que tiene ecierts relación. 

Por último, sí, ha habido algún día de crisis. El calor, los bichos, las dificultades técnicas o la exigencia física nos hecho flaquear pero sea como sea hemos sacado fuerzas y hemos llegado al final. El sol nos ha acompañado cada mañana, como suele hacerlo en rutas de dirección este – oeste. Sí, las que más me gustan. Para quienes madrugamos, un lujo esa luz del amanecer. Hasta la próxima. Nos vemos. Y todo esto gracias a Antonio Maíllo. Un detalle que haya diseñado esta ruta, joven. 

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4 comentarios

Angel Vitoria 05/08/2016 - 10:16

Lástima que no pudiera seguir más días contigo, pero los días de pedaleo que he podido disfrutar han sido rutas bonitas, con bosques de pino, bordeando ríos, viendo fauna salvaje, etc., aunque duras hasta el último metro. La verdad es que la bajada a la Hoz Seca debería estar calificada como peligrosa, al menos el primer tramo en dónde no acabamos con los huesos en el suelo de milagro.
Curioso ver como la gente de los alojamientos se quejaba de lo mal que está todo y sin embargo, en alguno de ellos, te daban un servicio pésimo, de esos que parece que el cliente molesta. Daba pena ver algunos alojamientos con tropecientas habitaciones y sólo estaba ocupada la nuestra y poco más. Para el recuerdo quedará esa recepción con el señor comiendo un bocadillo de sardinas y la máquina mata mosquitos a rebosar de víctimas y sobre el mostrador jjejeje
Por cierto, todavía no me he vuelto a subir a la bici…

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Julen 05/08/2016 - 10:55

Habrá que ir pensando en resarcirse de ese problemilla (espero que se cure pronto) y para el año que viene algo haremos, ¿no? Sí, lo del bocata de sardinas, glorioso, jajajaja. Ánimo, Ángel 🙂

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antonio maillo 05/08/2016 - 18:18

ENHORABUENA!!! Eres todo un Ibérico Pata Negra;)))
Me encantará leer tus comentarios si me escribes tal y como me proponías el otro día. El correo en el que organizo las opiniones y aportaciones de la ruta es transiberiaenbici@gmail.com. Espero las tuyas. Si lo consideras también puedes escribir en Wikiloc. O ambas cosas. Será un placer tener en cuenta tus consideraciones.
Salud y muchas gracias.

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Julen 05/08/2016 - 18:34

Jajajaja, bueno, no sé si «pata negra», no creo que sea para tanto. Sin más, al final he podido completarla. Con algunas pequeñas variantes pero con esos 1.500 kilómetros que has diseñado, no es raro de vez en cuando alguna modificación. Vaya trabajo que te has hecho, compañero. Quizá junto con la TransAndalues, me parecen las dos grandes rutas de cicloturismo de montaña que cualquiera debería acometer. A mí me ha encantado esa sensación de transitar por lugares auténticos, por la ruralidad más profunda de la península y siempre sabiendo que alguien había diseñado un track que nos llevaba hacia el Atlántico. Bueno, poco a poco me pongo a recopilar algunas cosillas que te quería comentar por si te sirven. Si te parece te las paso vía correo electrónico y luego ya decides tú qué pudiera servir para quienes quieran animarse. De todas formas, también dejo un comentario en Wikiloc.
Un placer la ruta, de verdad. A ver si algún día nos podemos ver. Un abrazo.

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