10 recuerdos de la Transiberia #TransIberiaMTB 

by Julen
Punto de origen de la ruta en las playas de Sagunto

Punto de origen de la ruta en las playas de Sagunto


Este va a ser el último post dedicado a la TransIberia. Transcurridos unos días desde que terminamos de pedalear allá en Oporto, uno vuelve la mirada a atrás y se queda con algunos detalles del viaje. Quizá pudiera haber elegido otros pero cuando más adelante me dé por leer de nuevo textos relacionados con mis rutas en bici, al menos podré recuperar estos momentos especiales que robaron más la atención en su momento. Por dejar una cifra redonda, hago una lista de diez recuerdos que resumen de alguna forma esta experiencia.

1- En la ruta nació Manex

No había sucedido nunca (creo) que una buena amiga diera a luz durante un viaje en bici. El 31 de julio vi un mensaje en el WhatsApp: Manex había nacido el día anterior con sus correspondientes 3,650 Kgs. Una alegría. Me dio por pensar cómo serían las bicis cuando él o su hermanita Maddi dieran pedales si les daba por este tipo de aventuras. ¿Cómo serán estos artefactos en 2036, dentro de 20 años? En fin, no desvariemos. El caso es que es un «recuerdo» diferente, pero será el viaje en que nació Manex. Será fácil de recordar.

2- Las fuentes

El calor del verano las convierte en auténticos regalos. Fuentes como la de los Cloticos, a la salida de Bejís, o la que estaba en un alto antes de bajar hacia la Nogueruela, o las que se reparten por el entorno de Candelario. Agua que se convierte en una especie de maná caído del cielo. Agua contra esa sed que el verano y el esfuerzo provocan. Por cierto, un recuerdo también para aquellas etapas por las Alpujarras recorriendo la TransAndalus. Agua, un tesoro.

3- La piedra portuguesa y sus callejas

Una de las formas de entender qué es Portugal es mirar la forma en que han usado la piedra, sea para construir edificios, levantar muros o construir vías de comunicación. Entrar en este país es pedalear entre diferentes tipos de piedra. A quienes vamos en bici nos afecta sobre todo la que colocan en el suelo, pero también la que sirve para delimitar caminos entre muros.

4- Las dos etapas con Ángel

Deberían haber sido más pero solo pudieron ser dos. Se agradece en una ruta en la que la mayor parte será en solitario que se venga un buen amigo a rodar contigo algunas etapas. Coincidieron además dos etapones. Especialmente el primero que nos dejó en Tragacete tras un día intenso de pedaleo entre pinos y todo el esplendor del Alto Tajo. Ángel anda más que yo y me dio un poco de miedo forzar para ir a su altura, pero creo que nos organizamos bien para mantener una velocidad de crucero digna. Vendrán más rutas, tiempo al tiempo.

5- La ruralidad y el despoblamiento de los pequeños pueblos

La TransIberia te cuela entre pequeños pueblos y zonas con bajísima densidad de población. Tragacete, Taravilla, Hontanares, Tamajón o Serradilla del Llano por citar algunos ejemplos de pueblos que en los años 60 perdieron gran parte de su población. Había que salir en busca de trabajo y de una vida mejor. Así que la gente marchó a Barcelona, Madrid y también, claro está, al entorno del Gran Bilbao. Recuerdo una conversación con Avelino, el dueño del hospedaje rural de Serradilla del Llano. Me decía: ¿Ves aquellas señoras? Una vive en Portugalete y las otras dos en Barakaldo. Conste que los pueblos, muchos con menos de cien habitantes, sin niñas y niños que den alegría, se están muriendo.

6- La tasquinha de Silvino

Otra historia de emigración desde Portugal a Irún y Zaragoza. Pero con los años, cumplidos ya los cincuenta, de vuelta al pueblo de donde salió este buen hombre. Allí en el alto de Santa Cruz da Guarda, hay una ermita, cuatro casas y a su lado una tasquinha. Allí se reúne la gente de ese barrio y la de Aldeia de Bispo que baja a charlar y tomar algo. Allí escuché historias sobre el estrago del incendio de hace doce años o sobre un zorro que bajaba a por comida cada atardecer. Historias, conversaciones.

7- El Canal de la presa de los Españoles

Cada ruta tiene su tramo especial, diferente al testo. La TransIberia transcurre durante unos pocos kilómetros junto al Canal de la presa de los Españoles, entre Lustosa y Sobral. Una pista te baja hasta un canal que circula paralelo al río Vouga y un poco por encima de él. La vegetación se lo está comiendo pero es posible recorrerlo, a veces a pie y a veces montado.

8- El ejército de insectos voladores

Sobre todo en los rebollares, el verano castiga con una auténtica marabunta de moscas, mosquitas, mosquitos, moscones y moscardones. Todos a una, todos disfrutando de ese ser humanos sudoroso con el que juegan sin piedad. Comienzan por ponerse a revolotear delante de tu cara pero luego, una vez perdida la vergüenza inicial, van a saco. Paciencia, no queda otra. Pero muuuucha paciencia, aviso por si alguna vez se te ocurre pedalear entrado el verano.

9- La cubierta nueva en El Molar gracias a Fernando y su tienda

Todo viaje tiene su incidente mecánico. En este caso en Cogolludo caí en la cuenta de que a la cubierta delantera le habían salido unos cuantos abombamientos con muy mala pinta. Aunque podíamos pincharla, como hicimos, y meter cámara, era evidente que había que reemplazarla. Google Maps en mano, el taller/tienda de bicis más cercano quedaba a más de sesenta kilómetros. Así que hubo que replanificar un par de etapas. En el Molar, Fernando, de Fifocicles, me atendió de maravilla. Espero que esté disfrutando ya de sus vacaciones en bici por Croacia 🙂

10- La casualidad de Burgohondo

El mundo es un pañuelo. En esta ruta quedó en evidencia cuando al llegar a Burgohondo me encuentro con que quien me atiende en el hotel conoce al gerente de Orbea y que en ese pueblo suele pasar todos los años algunos días por motivos familiares. Quién me lo iba a decir. Y, además, como en los pueblos todo se sabe y se cuenta, fue fácil saber más de las circunstancias. Lo dicho, el mundo que es un pañuelo.

Bueno, pues aquí dejamos de escribir sobre la ruta. Si queréis fotos, hay muchas subidas al álbum de Flickr.

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3 comentarios

Carlos 08/08/2016 - 15:13

No soy aficionado al ciclismo y no había leído tus anteriores rutas. Pero en esta me detuve porque mke encanta el Alto Tajo donde solía hacer piragüismo y ya no pude dejar de leerte hasta Oporto. Quizá porque la mayoría del rcorrido entra en mi radio desde la Alcarria hasta Gredos y me trae recuerdos de mis propias andanzas, pero creo sobre todo que porque está bien escrito. todos los días a las 14 esperaba la alarma del post diario sobre la Transiberia. La siguiente ruta no me la pierdo. Y sí, una pena toda la región del sistema ibérico, despoblandose año tras año en contraposición con el exceso de masas en la zona cercana a la gran urbe madrileña. ¿Cómo hacer que la gente vuelva al campo? Es un desafío para este siglo.

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Julen 08/08/2016 - 21:46

Muchísimas gracias por tus palabras, Carlos. Cada cual escapamos por donde podemos. Mi herramienta es la bici y después se trata de buscar rutas con las que disfrutar. En esta ocasión ha sido un placer cruzar la península de este a oeste, kilómetro a kilómetro. Y sí, muchos pueblos se mueren, se quedan solo con gente mayor. No hay alegría de chavalería, solo quedan abuelas y abuelos. Un buen desafío revertir esta tendencia.
Nos leemos.

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da2d 21/10/2016 - 11:23

Kaixo Julen!!

Aspaldiko partez hona sartu gabe …. oso ibilbide luze ederrak dituzun azken hauek. Tajo eta Ebroko GRak egin ostean zure atzetik nabil ispirazio iturri gisa …. Patxadaz hasiko naiz dana irakurtzen, asko dago eta.

mila esker dana partekatxeagatik.

a, ta bide batez, mugibilin, Trans Euskal Herriko egitasmoa bermoldatzen ari gara…. kuxkuxeatzera animatzen zaitut 🙂

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