Morir

by Julen

Cementerio de Guarazoca
El tema va ganando su hueco en lo cotidiano. Una certeza a la que mirar de frente. El goteo allí es constante y se impone una mirada serena. Hasta donde sea posible. Ayer buena parte de la conversación tuvo que ver con la muerte. La disfrazamos con algún disfraz cómico, pero hablamos de ella. Morir, ese momento que sí o sí sucederá.

Vinieron a la escena quienes ya no están con nosotros. Su recuerdo fue ganando peso. Sí, murieron y pasaron a ocupar otro espacio en nuestras vidas. Cruzaron la puerta, unos con decisión, otros con una lentitud exasperante. Se llevaron a cabo los rituales, fueran los que fueran. Incluso si no lo fueron. Pasaron página y los reubicamos en el tiempo y en el espacio.

Siguen presentes de alguna forma. Nos detuvimos en algunas fotografías que los devolvían a la vida por unos instantes. Mirábamos sus rostros y allí estaban. Sabíamos lo que era evidente, que se fueron porque su turno había llegado. Sin mayores miramientos. ¿Acaso no íbamos a abrir la puerta los demás? Lo pensamos. Y con un poco de disimulo, seguimos la conversación.

¿Qué quieres que hagamos contigo cuando te mueras? Me lo preguntó.  Te vuelves de allá y mientras en el metro todo el mundo continúa con su rutina, le vas dando vueltas al asunto. En un momento lo decides. A fin de cuentas, resuelves una duda incómoda para los demás, ¿no? Cuando muera…

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