La formación cooperativa, David contra Goliath

by Julen

Park Public School, Shuter St. north side, between Sackville Green & Blevins Place; INTERIOR, grade 1 class.Es muy habitual que hoy en día casi para afianzar cualquier cambio relevante se recurra a la palanca de la formación. En los diferentes diagnósticos sobre la «salud» del cooperativismo de MONDRAGON, cada vez que se proponen medidas para renovarlo aparece la formación como una de las que sí o sí hay que poner en marcha. Arizmendiarrieta decía aquello de que «antes que cooperativas, cooperativistas«. Así que se propone formación de consejos rectores, consejos sociales, de las propias socias y socios cooperativistas. Sí, hay que formar. Pero formar es una cosa y aprender es otra.

Formar supone dar prioridad a la parte que enseña. Es un verbo cuyo sujeto no es la parte que aprende. Y hoy esta realidad, la de aprender, se impone. La escuela, la universidad, la cooperativa pierden el monopolio de la formación (una frase que escuché a Carlos Magro en su charla del pasado viernes) y emergen patrones de autoaprendizaje sobre la base de los innumerables estímulos que una persona recibe de su contexto inmediato.

Una formación en aula dirigida, por ejemplo, a un consejo social, se enfrenta a la cruda realidad cuando quienes participaban en ella salen por la puerta y vuelven a sus puestos de trabajo. Si hay incongruencia, ya está liada. Hoy no podemos escapar de contextos extremadamente significativos mediante los que las personas aprenden. Vale, algo aprenden en aula, pero la mayor parte se aprende en el tajo.

En el fondo hablamos de ideas de aprendizaje activo, de los clásicos, de Piaget y Vygotski, hablamos de constructivismo. David es el aula y la formación reglada; Goliath es el mundo que se empeña en bombardear con experiencias. No es tanto lo que me explicas con tus principios y valores, no es tanto tu discurso elaborado. Es lo que me entra por los ojos, aquello con lo que me pongo manos a la obra para construir el cooperativismo hoy.

¿Debería, por ejemplo, MONDRAGON lucir una etiqueta de economía social y solidaria? Pues de hecho casi daría igual lo que la teoría explique. La ciudadanía del siglo XXI posee suficientes elementos de juicio a través de su realidad cercana como para formarse su propia opinión. Por cierto, Arizmendiarrieta asignaba un papel destacado a la opinión pública que se conformaba a través de la crítica. Hoy la educación cooperativa -vamos a cambiar la palabra formación por educación, que se usa más- sigue compitiendo con la realidad. Educar sigue en el lado de los verbos cuyo sujeto es quien enseña, no quien aprende.

El mundo se ha abierto y la opinión pública se configura en una arena donde se despliegan muchas fuerzas. Castells en Comunicación y poder nos advertía de que vivimos en gran parte manipulados. Las agendas públicas son las que el poder quiere que sean. Pero también es cierto que tenemos herramientas para aprender de lo que percibimos. Cada cual decide cuántas alertas levanta, cuánto se cree de lo que escucha en el aula o en la cooperativa, en los medios de comunicación masivos o en el bar de la esquina. La formación, la educación tienen competencia. Nunca aprender estuvo tan al alcance de cualquier cooperativista. Otra cosa es de qué aprende, por qué y cómo lo hace.

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3 comentarios

La formación cooperativa, David contra G... 03/03/2016 - 13:33

[…]   […]

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Amalio Rey 03/03/2016 - 16:49

Hola, Julen:
Estoy de acuerdo con el cambio de paradigma, pero menos con la explicación. El autoaprendizaje asociado «al tajo» siempre ha existido. Los estimulos que se reciben del contexto más inmediato siempre han sido una fuente inagotable de aprendizaje, más allá del aula. Lo que realmente ha cambiado es la posibilidad que da Internet del P2P learning, más allá del tajo. O sea, de acceder a conocimiento «entre iguales» más allá del alcance físico-geográfico al que puede llegar una persona. O sea, lo realmente nuevo es que se puede llegar a conocimiento «más allá del tajo», construido en otros contextos físicamente distantes, lo que permite llegar a gente que sabe mucho, «los mejores de la clase», sin necesidad de que estén cerca. Por lo demás, nuestros abuelos también aprendían un monton fuera del aula

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Julen 04/03/2016 - 08:51

Doy por entendido esto que comentas, Amalio. Quizá me he explicado mal. Lo que contrapongo es la estimulación (reducida hasta cierto punto ) que se consigue con la educación formal frente a la explosión de estímulos del mundo que nos rodea. ¿Qué ocurre en el formato cooperativa? Que lo cercano, lo local, lo inmediato cobra más relevancia que en otro tipo de modelos empresariales. Si a eso unimos lo que tú comentas -la propensión al P2P facilitado entre otras cosas por las tecnologías- pues entonces ya tenemos la tormenta perfecta.

Piensa por ejemplo en lo que ha pasado con Fagor Electrodomésticos. La dinámica de intercambio de informaciones se produce en gran medida a través de conversaciones directas en el entorno cercano, en Mondragón y alrededores. Internet hace de caja de reverberación, de acuerdo, pero hay una dinámica muy intensa de contacto local. Lo que sucede en el entorno inmediato, sea el tajo o el bar, cobra aquí especial relevancia. Es solo una cuestión de que aquí ese factor cobra más relevancia que en otros lugares. Bueno, eso creo… 😉

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