La vista atrás

by Julen

Looking Back

Empeñado en que lo interesante queda atrás. Una actitud infantil, de jugar con la lógica, de renegar de lo que el adulto entiende como correcto. El niño, de rodillas sobre su asiento, se empeña en jugar con lo que el tren va dejando atrás. Casas, gente, coches, todo pasa por sus ojos sin más sentir que la pura diversión.

Sin embargo, parece que la mirada lo traslada a otro lugar. No es solo el juego, es también la ensoñación, es su mundo que se recrea en este viaje donde el destino es lo de menos. Su mirada traspasa lo que ve para imaginar todo aquello donde él está a gusto. No importa lo que le rodea; es capaz de crear otro mundo paralelo. Y ahora mismo el vagón del tren es solo la disculpa.

El juego de verlo todo borroso, de que no hay tiempo para detener la mirada lo suficiente y entender qué sucede. El niño tan solo se deja llevar marcha atrás, como solo él puede hacerlo porque después, cuando llegue a ser adulto, no le dejarán. Está empeñado en salir del vagón. Algo que cualquier superhéroe podría hacer. Y él imagina que lo es.

El tren es la disculpa para no aceptar la norma. Todavía se lo permiten. Le dejan viajar de esa forma tan peculiar. Con la mirada donde no debe, con las rodillas donde no debe. Con la imaginación desbordada de quien se construye su propio mundo sobre cualquier asiento de tren. Y las imágenes pasan deprisa pero no porque el tren las coloque frente a su retina sino porque él tiene superpoderes. Todavía.

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