10 reflexiones sobre empresa e innovación abierta

by Julen

orange 10Como ya comenté hace unos días, este 24 y 25 de septiembre pasados hemos estado trabajando en sendos talleres sobre empresa e innovación abierta en Vitoria-Gasteiz. Los organizó SEA, la asociación de empresarios alaveses, y quedé con quienes asistieron en compartir ciertas conclusiones tras los debates que generamos. Por supuesto, representan mi interpretación de lo que sucedió y estaría encantado de recibir feedback. Siempre que me junto en un aula con personas interesadas en el asunto termino por relativizar mis puntos de vista. Alimento para el espíritu, sin lugar a dudas.

Reflejo en modo viñetas mis 10 reflexiones tras los talleres:

  1. Hay dos enfoques a la hora de ponerse manos a la obra: uno pasa por atender a las actitudes y otro se centra en lo operativo (metodologías de implantación, por ejemplo). Lo más habitual es que haya que trabajar en paralelo en ambos planos: necesitamos método pero hay que regar constantemente la actitud de las personas. Demasiadas veces el método choca contra las convicciones.
  2. El momento en que se encuentra un proyecto empresarial o un producto/servicio condiciona qué y cuánto podemos abrir. Si el problema es que no nos conoce nadie quizá convenga experimentar con modelos más abiertos. Puede que haya más que ganar que no que perder. Sí, asumimos riesgos, pero hay que experimentar: para coger peces quizá haya que mojarse el culo, ¿no? Y las malas experiencias pueden ser parte del aprendizaje, lo reconocemos.
  3. Nuestro pequeño (o gran) proyecto empresarial tiene, a buen seguro, gente enganchada. Da igual que hablemos de taladros o de bicis. La gente se apasiona por muy diferentes motivos. ¿Dónde están y quiénes son esas personas de ahí fuera «comprometidas» con lo que hacemos en nuestra empresa? Ojo, puede que no sean simples halagadores sino que lo que buscamos es a quiénes les dice algo especial nuestro producto o servicio. Esas personas son un diamante en bruto con la que colaborar.
  4. Conviene ser humilde y empezar por algo que sea abarcable y que nos permita escalar después. Éxito llama a éxito y fracaso a fracaso. Como quiera que esto de compartir con los demás parece plagado de experiencias negativas (el free rider, según parece, hace mucho daño) convendría que no empezáramos por algo complicado y de alto riesgo, ¿no?
  5. La innovación abierta cuenta ya con trayectoria y dispone de metodologías para desarrollarla. La buena noticia es que plantea muchas diferentes opciones, un menú amplio en el que cada vez es más probable que cada organización encuentre el plato que más le conviene. El enfoque de escenarios que planteamos en OpenBasque y los diferentes mecanismos de participación pueden ser un punto de partida. Pero, como siempre, se aprende haciendo. Ojo con ir a la parálisis por el análisis.
  6. Hay culturas en las que no se quiere destacar. «Hacerlo bien pero que no se note». Esta humilde forma de trabajar hoy tiene que ser contextualizada. Vivimos en una sociedad de sobreexposición: no solo hay que hacer sino comunicar lo que se hace. Si no competimos en captar atención es posible que no podamos aprovechar ese torrente de conocimiento que está ahí fuera. Si esa gente no sabe de nuestro proyecto puede que no podamos comenzar a trabajar en abierto.
  7. Ojo con las culturas que se cierran en banda a cualquier avance que no provenga del interior. Está bien el orgullo de reconocerse con capacidad pero de ahí a negar la aportación externa hay un trecho. Quizá convenga trabajar con ejemplos concretos de mejoras provenientes de un proveedor, de una sugerencia de un cliente o de una propuesta que llegó de un centro tecnológico.
  8. Derivado de lo que comentábamos en el primer punto sobre las actitudes, no queda sino desarrollar habilidades sociales con las que convencer para comenzar con prácticas de empresa e innovación abierta. Hay que buscar personas que se sientan cómodas compartiendo porque este parece ser un factor que amplía las posibilidades de competitividad. Cuidado, porque el sharismo puede no venir de serie en las nuevas generaciones por mucho que las veamos como más proclives a compartir. Si vemos a nuestra organización de la mano de otras con las que conforma un pool más competitivo, entonces todo es más fácil. Pero pasa por personas y por sus competencias emocionales.
  9. Tenemos que trabajar nuestras vulner(h)abilidades de tal forma que seamos capaces de mostrarnos con necesidad de que nos ayuden. Nadie que pretenda ser perfecta/o consigue conexiones emocionales de cooperación. Es muy difícil abrir la puerta para que nos echen un cable si no manifestamos expresamente que sí, que necesitamos esa ayuda. Esto nos conduce a conductas diferentes de las que son exclusivas de la competitividad. Ganar-ganar pasa por poner sobre la mesa ciertas carencias. Hay que identificar cuáles y cómo «abrirlas». Asunto delicado.
  10. Necesitamos dibujos amplios del sector en que trabajamos. Hay que elevar la mirada más allá de la cadena de valor -partiendo de ella si acaso- para buscar clientes de clientes, grupos de interés y otros colectivos con los que podemos ganar al establecer conexión con ellos. Toda organización acaba adquiriendo una responsabilidad social, en su más profundo sentido, y hay que entender que no solo se entiende por quienes trabajan en su interior. La marca viaja con clientes, proveedores y usuarios. Cuanto más global el mapa de agentes de nuestro «sector ampliado» más oportunidades tendremos de cooperar. No importa tanto la dimensión propia cuanto la cantidad y calidad de conexiones que seamos capaces de establecer.

En fin, podría seguir pero mejor me autolimito a diez conclusiones por aquello de fijar la atención en un conjunto limitado de elementos y no crear más ansiedad. Hay que comenzar. Hay que practicar. De la teoría a la práctica. Se aprende haciendo. Se coopera cooperando, se abre… ¡abriendo!

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44 comentarios

Isabel 01/10/2015 - 17:23

Empiezo por agradecerte el post Julen, un lujo todo lo que planteas en cada uno de los puntos. Es de los que van directos a mi caja de herramientas y pasará por múltiples re-visones.

“De la teoría a la práctica”, cuanta razón. En esta primera lectura me han saltado especialmente los puntos 4, 6 y 9 en forma de dudas puñeteras. Por ejemplo en el punto 4 me he quedado pensando cómo definir si algo es complicado. Claro, depende del contexto y de la audiencia, y eso nos lleva a la negrita del punto 6:” Si no competimos en captar atención es posible que no podamos aprovechar ese torrente de conocimiento que está ahí fuera”.

Es cierto, pedir es un arte, en el sentido en el que lo expresas en el punto 9. Tal vez eso sea lo más difícil, lo realmente complicado: comprender la multiplicidad de motivos que nos impulsan a colaborar. Ganar-ganar tiene múltiples lecturas, como el concepto de beneficio.

Que estupendo post, muchas gracias por compartir tus «conclusiones» en forma de caminos abiertos 🙂

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Julen 06/10/2015 - 05:53

Cuando me pongo manos a la con talleres a los que asiste un grupito de gente inquieta, creo recibir el mayor de los regalos. No sé si soy capaz de resumir lo que me aportan, Isabel, pero algún día voy a tener que pagar yo por este tipo de formato :-)))
Lo de «captar atención» es el peaje que hoy en día hay que pagar. Refunfuño pero no queda otra. Y lo de «pedir» es muy sano. Es reconocer que somos vulnerables. Algo humano de verdad. Profundamente humano.

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fernando 01/10/2015 - 18:11

Gracias por compartir, Julen. No es lo mismo que haber estado con vosotros -mea culpa-, pero ayuda igualmente a la reflexión. Lo iremos mascando despacito, que tiene enjundia el decálogo.

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Álvaro Andoin 05/10/2015 - 12:00

Gracias Julen. En cada reflexión encuentro metida a las demás reflexiones. Así que, como dices, la cuestión es empezar y ya conectaremos una cosa con la otra.

Buen día.

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Jesús TPV 13/10/2015 - 10:38

Voy a destacar el punto 7. En un entorno de fiebre por el emprendimiento no podemos caer también en pensar que empresas nacionales o «de Madrid» son mejores que empresas locales por el mero hecho de ser nacionales o «de Madrid». En Madrid hay empresas estupendas, por supuesto, pero hay otras que son empresas locales, que pueden ser igual de malas que esas que rechazas en tu localidad por ese mismo concepto.

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Julen 19/10/2015 - 06:45

Lo local es una de las claves para emprender. Merece la pena mirar ahí, desde luego. Un buen nicho 🙂

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La opinión de quienes trabajan respecto a sus empresas: Glassdoor y Workpinion – Consultoría artesana en red 05/02/2020 - 07:01

[…] más casos, pero estos dos siempre me han servido para que cualquiera pueda entender eso de que la empresa ya está abierta. Sí, porque se ha abierto desde dentro y desde fuera: cada vez puedes encontrar más información […]

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