Athletic de Bilbao, consumismo en estado puro

Ya, son las reglas del mercado. Todo el mundo lo hace. Todos renuevan producto de un año para otro. No sirve lo del año pasado porque te vas a sentir persona discriminada. Sobre todo niña o niño discriminado. ¿Cómo es que no sois capaces, madres y padres responsables, de que la criatura lleve la camiseta de este año? ¿Qué os cuesta hacerles felices, que sientan los colores como Dios manda, con esa camiseta del glorioso Athletic de Bilbao?

Me caigo de espaldas con este juego de consumir por consumir. A camiseta por año. A mayor gloria de Petronor en su día y de Kutxabank en la actualidad. Empresas socialmente responsables donde las haya, faltaría más. Marketing de a millones de euros la tirada. Para qué jugar a pequeña cuando puedes dar la campanada estando tan cerca de la gente de a pie. Porque la camiseta es la camiseta. Los colores son los colores. El sentimiento es el sentimiento. Y el dinero, pues sí, el dinero es lo que parece que lo puede todo. Gana al sentimiento, a los colores y a lo que haga falta. La camiseta del Athletic, la más cara.

Pero es que la camiseta del Athletic de Bilbao es un verdadero símbolo. Así que, ¿dónde su presentación? En un lugar simbólico. Arriba, en lo más alto de la torre de Iberdrola. Un lugar único. Es de nuevo el poder. Petronor, Kutxabank e Iberdrola. ¿Quién da más? Valores, eso es lo que se escucha por todas partes. Los valores que identifican al Athletic de Bilbao. Así son las cosas en 2015.

Supongo que luego llegarán los guiños solidarios porque el marketing lo exige en el guión. Pero nadie da un paso al frente y piensa de otro modo. El sector funciona así. ¿Quién se aparta y muestra otro camino? No tiene sentido pelear contra la norma. Las niñas y niños quieren sus camisetas porque la tele, Internet, la radio o lo que sea les mete por los ojos el sentimiento. Cantarán el himno y besarán el escudo. Besarán un Made in cualquier país del sudeste asiático. Besarán el tejido que quizá pasó por las manos de otras niñas y niños, hábiles a la hora de confeccionarlo. Entre unas manos y otras, el mundo exige consumo. Valores y sentimientos de un club, puente de conexión entre el primer mundo y otros olvidados pero que forman parte también de este nuestro planeta.

Cada año, camiseta nueva. Con precios de mercado. Se paga porque hay demanda. Y el mundo sigue girando. A mayor gloria del sentimiento Athletic. Triste mercadeo.