5- Por los alrededores de Vallehermoso

Una tarde de domingo es una tarde de domingo. Me refiero a la forma en que transcurre en un tranquilo pueblo un tanto al margen del turismo veraniego de esta isla. Si a eso añadimos el fin de las fiestas lustrales y de las del Carmen, entonces el tiempo languidece y un cierto aburrimiento se apodera del ambiente. Así que me dio tiempo hasta de ver la última etapa del Tour de Francia en la tele y recordar que a alguien le debo una visita a París.

No obstante, la plaza se animó a última hora de la tarde, con niñas y niños jugando al balón ante el típico cartel que lo prohibía y la terraza del bar Central que lucía buen nivel de ocupación. Leyendo sobre el pueblo parece que tras el levantamiento de Franco los vencedores se enseñaron con la gente de aquí porque opusieron especial resistencia. Fusilamientos y trabajos forzados. Quizá alguna de las personas mayores que ocupan los bancos de la plaza pueda contar historias. La memoria importa.

Hoy esta «plaza» del Ayuntamiento ha sustituido a la otra «plaza» más antigua y pequeña, situada junto a la iglesia de San Juan Bautista. La casa consistorial, los bares y comercios dictan sentencia. El pueblo baja desde la ladera hasta la carretera que lleva hacia Agulo y la capital. Vallehermoso está hoy aquí abajo aunque sus barrios resisten agarrados a los barrancos a medida que se asciende.

He dedicado la mañana a ciclar sin prisa alguna por el barranco del Ingenio y el de Garabato para dejarme caer por fin hasta el borde del mar. Vallehermoso nace precisamente al amparo de los «ingenios» azucareros del siglo XVII gracias a la fuerza del agua que movía una buena colección de molinos. La carretera que sube por el barranco del Ingenio es tremenda. Parece que se va a acabar tras esa curva pero no, otra más y otra y sigue hacia arriba. Los grupos de casas penden de la ladera de forma inverosímil. Casi al final, la placita de la ermita del Carmen, deliciosa.

He leído que son numerosos los embalses del municipio. El agua siempre es bienvenida y aquí más. El de la Encantadora hace honor a su nombre. Precioso con las palmeras, las casas y los roques detrás.

Desde el mirador de la Pilarica se disfrutan estupendas vistas de Vallehermoso. Un caminito que se desvía del GR que sube hacia la Cruz de Tierno obliga a poner el piñón más grande y apretar un poco los riñones. Pero merece la pena. Desde arriba se aprecian los diferentes barrancos mientras se oye el eco de las bocinas de los autobuses avisando en las curvas.

Bueno, ando ya con algún que otro achaque. Espero controlarlos. Lo cierto es que los cuatro días anteriores han arrancado con subidas muy largas, todas ellas de más de mil metros de desnivel. Y eso son cuestas. Pero ya lo sabíamos. Y lo disfrutamos. Mañana escribiré desde Agulo previo paso por Roque Blanco. Vendrán, seguro, bonitos recuerdos.

Distancia recorrida: 22,1 km. Desnivel acumulado: 754 m. Tiempo de pedaleo: 2 h 15 min.

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