La cuota de género mal entendida

by Julen

Ayer estuve, como no podía ser de otra forma, en la jornada en la que se celebraba el segundo aniversario de Doce Miradas. Gente amiga y buen ambiente. Fue un evento sencillo donde se compartieron tres conversaciones sobre género desde diferentes perspectivas. La primera tuvo lugar con Isaías Lafuente, la segunda con Oihane Agirregoitia y Carolina Pérez-Toledo, y la tercera con María Silvestre. Todo sencillo y con un hilo conductor previsible y ameno. El programa de la jornada lo podéis consultar en el correspondiente post de Doce Miradas.

Doce Miradas

En la charla con María Silvestre surgió al final el asunto de las cuotas de género ya que se preguntó por él desde el público. Aquí ya he escrito manifestando mi opinión a favor, pero ayer escuché un argumento de la mano de María que quizá convenga poner en claro. Tiene que ver con la falsa percepción de que acceder por cuota de género choca con la meritocracia. Supongo que esta es la gran mentira con la que convivimos.

Porque el argumento, por supuesto, tiene que volver como un boomerang y deshacer la confusión que genera. Tener méritos y no poder acceder a un puesto determinado porque opera la discriminación por género es, lo queramos o no, la realidad. Y no lo digo tanto por analizar que los hombres que ocupan puestos no tengan las capacidades para ello. No, ahí no entro. Solo digo que la realidad muestra unos números que siguen siendo -cuando queremos verlos y leerlos- ignominiosos.

Isaías Lafuente citaba el dato de que ayer por ejemplo en artículos de opinión de El País aparecían quince firmas masculinas y dos femeninas. El dato, si uno no se pone a buscarlo, queda sepultado bajo la normalidad de un medio que, por supuesto, ¡válgame Dios! no tiene nada de sexista. Ya, claro. No lo es pero el dato es tozudo. La típica goleada de 15 a 2. Y nosotras sin saberlo, ya veis. Hasta que alguien se fija y el dato nos aplasta de nuevo.

La cuota de género no se enfrenta con la meritocracia. Se enfrenta con un hecho incontestable: invisibilizar a la población femenina que sí tiene méritos pero que el sistema arrincona. Siempre argumento que en realidad la igualdad de género conlleva el gran objetivo: diversidad. Necesitamos, como sociedad, sentir y gestionar la diversidad. Y la de género es una diversidad básica, de cohesión social fundamental.

Termino con otro asunto que da para largo y sobre el que incorporo este mismo argumento de la diversidad. Carolina Pérez-Toledo, preguntada sobre temas de liderazgo, decía que no veía un liderazgo masculino con ciertos rasgos y otro femenino con otros. Decía que la crisis ha evidenciado que hace falta un determinado tipo de liderazgo, da igual que lo desarrollen hombres o mujeres. Yo matizo. Lo que nos interesa es que se desarrollen diversas formas de liderar. Y que lo lleven a cabo mujeres y hombres. Las diferencias son sanas. No deberíamos empeñarnos en buscar mujeres que se comporten como John Wayne, ¿no?

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38 comentarios

Lorena 29/05/2015 - 09:43

Yo, con el tema de las cuotas, me quedo siempre con este tuit «Asumir que las cuotas de género obligan a coger mujeres no válidas y no a BUSCARLAS = Asumir que hay menos mujeres válidas. Ni más ni menos.» y la reflexión que hice en Doce Miradas. Y ahora también me quedo con la frase final de María: «podemos ajustarnos a la realidad que nos ha tocado vivir, pero entonces no estaríamos transformándola».

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