Cambio de aires

El lugar. ¿Dónde estamos? ¿Tanto cambia la forma de sentir?, ¿tanto la de comprender? La geografía nos puede. Cada sitio nos proyecta de forma diferente. El horizonte, el verde, el azul, las nubes. Seco o húmedo, con viento o sin él. No es lo mismo. La comunión con la geografía juguetea con lo que somos.

A veces es simplemente la luz. Da igual dónde miremos. Algo distinto se cuela en la escena. No es la gente, no es el paisaje ni cualquier objeto material. Es todo y es nada. Es solo que el filtro cambia las reglas. La mirada se encuentra con una escena que desconoce, se desorienta un poco y luego recompone el guión.

Se escucha el mar. Se oyen pájaros. Se escucha el silencio. O vivimos con ruidos. Miras y lo que ves te hace esbozar una sonrisa. No hay manera de poder comprenderlo. Así que lo dejamos pasar. Hasta la siguiente.

Ahora es uno de esos momentos. Las coordenadas cambian. Hay que cambiar de mapa y aprender una geografía desconocida. Las curvas de nivel nos confunden por inexistentes. El norte ya no queda donde pintaba ayer, alguien nos ha desplazado la perspectiva. Nada se entiende igual. Cambio de aires.