To_be_differentLa sociedad del bienestar. ¿Qué significa y por qué la tenemos tan arraigada? Parece lógico pensar en términos de progreso cuando miramos nuestra historia. Vivimos mejor que antes. Es una afirmación incontestable. Hemos progresado colectivamente. ¿Hay que volver a decirlo? Hemos progresado. Aunque con algunos coqueteos respecto al fin de esta historia.

Claro que cada cual vemos el supuesto progreso desde nuestra ridículamente pequeña ventana temporal. Vivimos unos pocos años comparado con la historia del planeta que habitamos. Los libros de esa historia nos sirven para empequeñecernos y darnos cuenta de que tampoco somos tan relevantes. Aportamos una pequeña dosis de progreso en un horizonte temporal que sobrecoge por su dimensión.

Yo soy hijo del baby boom. Mi educación estuvo marcada por aulas con la compañía de enormes cantidades de gente. Miles y miles de personas estudiábamos en la universidad. Sé de algunas carreras en las que apenas había asiento para todas aquellas almas. Escuchamos a nuestras profesoras y profesores y hasta cierto punto nos creímos lo que nos contaron. Creímos ser rebeldes, pero quizá no lo fuimos tanto. Salimos al mercado de trabajo, nos buscamos la vida y, en fin, aquí estamos. Mejor o peor, pero representamos cierto avance colectivo.

Pues bien, todos estos años de bonanza económica han podido conformar lo que, en términos de economía social, definiríamos como cooperativismo del bienestar. Denominarlo así no es sino fotografiar la realidad. Se ganaron cotas más altas de bienestar en su sentido más amplio. El cooperativismo no podía ser ajeno a esa dinámica; así que también lo fue del bienestar. ¿Lo fue de veras?

Los datos son aplastantes. Desde 1982 hasta 2007 el PIB per cápita en España ha crecido todos los años. La única excepción ocurrió el 1993. El resto supone una serie de 25 años gloriosos. ¿Cómo no hablar de cooperativismo del bienestar?

Pues bien, ¿en qué momento estamos hoy? El año 2008 marca un punto de inflexión. Pero trascurridos varios años de crisis resulta que hemos reconstruido una sociedad contemporánea, valga la redundancia, crisista. Desaparecen los símbolos que nos proporcionaban seguridad. Todo se vuelve líquido. No hay trabajo estable. No hay empleo. Hay circunstancias.

Ahora nos están explicando que salimos de la crisis. Pero quizá no del crisismo. El cooperativismo del bienestar murió. ¿Podemos pensar de nuevo en un cooperativismo de la necesidad? Sea como sea, algo se mueve. Y el cooperativismo necesita volver a situar su rol. Hacia su gente y hacia la sociedad en su conjunto. El mensaje de emprender viene cargado de chantaje emocional. Hay que esperar a ver qué pasa. Pero no olvides que eres parte de la función. Estás en el escenario. Y no, no hay patio de butacas al que escapar.

Otro post sobre el tema en este mismo blog: ¿Adiós al cooperativismo del bienestar?

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13 comentarios

Máster de Economía Social y Empresa Cooperativa » Blog Archive » En marcha 30/09/2015 - 06:39

[…] que prestar atención a cómo evolucionan esas propuestas. De la misma forma que se ha hablado de un cooperativismo de la necesidad y otro del bienestar, por mirar a momentos históricos concretos de MONDRAGON, hoy se plantean nuevos retos que bien […]

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