Mudos de momento, esperan pacientes. No se miran. Permanecen inmóviles en un ambiente de cierta paz momentánea. No se escucha nada. Ni dentro ni fuera. La atmósfera está cargada de un silencio espeso y turbio.
Cada sillón en su sitio. Sin prisa alguna. Cada cual sabe que tendrá que usar argumentos bien hilvanados. Las discusiones lo requieren. Nadie quiere perder. ¿Por qué? Siempre hay una causa que explica lo que sucede. A veces más escondida, a veces más evidente. Los sillones esperan.
Recopilan ideas. Juegan a suponer que el fragor de la batalla los rodea. Alguna que otra voz levantada. La pasión por defender lo que cada cual piensa. Se observan de reojo. Se conocen de hace tiempo. Y aún así disfrutan cuando se declara abierta la contienda. Por mucho que se repitan, allí permanecen. A la espera.
Al fondo se oyen pasos. Los humanos, que siempre se creen el centro del universo. Dicen que toman posesión. Pero no saben que es una simple trampa para saber lo que sienten y piensan. Cada asiento escucha y aprende. Da igual lo que piensen esas personas que creen que discuten. Cada sillón observa y asimila. Es parte de su vida. Mientras vivan.
4 comentarios
A la espera de las conversaciones: Mudos de momento, esperan pacientes. No se miran. Permanecen inmóvile… http://t.co/wv70ySnHSy #RRHH
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¿La sabiduría de los sillones?
Me ha llevado a pensar en la siguiente generación de sillones conectados e interconectados achicando aún más ese ficticio centro del universo…
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