9: Málaga – Tolox

Va a ser que en estos viajes en bici las multitudes no son lo mío. Quizá los asocio a espacios abiertos y a pueblecitos donde es fácil entablar conversación con la primera persona que te encuentras y de ahí mi intolerancia al gentío. Málaga en Semana Santa es mucha Málaga para mí, a pesar de encontrármela recogiendo ya sus tribunas de mecano y sus miles de sillas de madera. El paseo de la tarde por las inmediaciones de la catedral y la calle Larios fue suficiente como para recogerme pronto. Quizá con otra actitud, es de suponer, se disfrute de todo este jolgorio.

Estuve pensando si la parte de ruta que empieza ahora por la Sierra de las Nieves no iba a poner en cuestión la poca ropa de abrigo que he traído. De momento el día se ha portado. El breve tramo inicial por la costa, con la temperatura más suave que en el interior, me ha dejado pedalear como de costumbre: maillot de verano con manguitos. Luego poco a poco ha bajado algo más la temperatura pero llevadero. Mañana veremos cómo va el asunto.

El Mediterráneo queda por fin atrás. Después de tanto paseo marítimo no viene mal la novedad de montes, sierras y valles. Un territorio al principio más explotado y luego con un aire típico de serranía al pasar Coín. Sí, esos parajes donde uno imagina a Curro Jiménez, al Estudiante, al Algarrobo, al Fraile y al Gitano, haciendo de las suyas. La serranía de Ronda está cerca y «solo» hace falta moverse al siglo XIX y la Guerra de la Independencia para recrear aquella famosa serie de televisión. Claro que tienes que ser un poco viejuna o viejuno para saber de lo que hablo. En fin, qué malos eran los franceses, hay que ver.

Como decía, la etapa comienza de nuevo pegada al Mediterráneo. No voy a decir nada nuevo, por tanto. Carril bici para qué te quiero. Pero de repente se llega a la desembocadura del río Guadalhorce y ¡adiós al mar! Siguiendo un GR se remonta el río para pegarse al vallado del aeropuerto de Málaga. En bici lleva lo suyo recorrer todo su perímetro aunque resulta entretenido viendo aterrizar a varios aviones.

Desde esa pista, todo será ya asfalto excepto algún pequeño tramo que he conseguido sacarle a la ruta. El paisaje verdea y las lomas van dejando ver olivos y otros árboles frutales. El cielo ha ennegrecido considerablemente pero por lo que he leído en la previsión este primer día de serranía me respetará la lluvia. Acertó el pronóstico.

Como voy bien de tiempo entro en Alhaurín el Grande. Su iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación atrae poderosa la mirada desde lo alto de una colina. En su plaza anexa me tomo un té bajo la atenta mirada de los lugareños.

Poco a poco entramos en terreno serrano si bien no será hasta el desvío hacia Tolox cuando la carretera se ponga cuesta arriba de verdad. A falta de diez kilómetros para este pueblo paro en una de las ventas que se van sucediendo en la carretera. Auténtica: los Gallardo. Una tapa de queso en aceite que sabe a gloria para afrontar el tramo final, el más exigente, con sus más 450 metros de desnivel.

El alojamiento que he elegido, El Cerro de Hijar, está en lo alto de Tolox y a algo más de tres kilómetros del pueblo. Callejeo con la bici y paro a comer un bocata de… lo que decide el dueño del bar después de decirme que no a mis dos primeras opciones. Pues nada, será lo que él diga. No vamos a discutir.

Queda la subida final, que la hago ritmo no ya rumbero sino lo siguiente. Suave suave de verdad. Llevo ya bastante rato con un achaque en el gemelo derecho que me está mosqueando. Bueno, luego tengo sesión de masaje. A ver si lo arreglamos, que ahora viene lo duro y lo bonito: pistas y senderos por la Sierra de las Nieves. Os dejo, que me está entrando un sueño… zzzz… zzz

Distancia recorrida: 65,41 km. Desnivel acumulado: 1.030 m. Tiempo de pedaleo: 4h 09min.

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Enlaces con material complementario

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