Empresa: esa cosa con tantos significados

by Julen

Empresa como camaleónEn alguna ocasión ya he echado mano del diccionario para intentar comprender qué cosa es eso que se denomina empresa. Básicamente uno siempre encuentra dos líneas conceptuales. La primera hace alusión a un sentido amplio que tiene que ver con cualquier desafío que supone cierta dificultad. Así, para dar fe del asunto el sustantivo empresa suele venir precedido del verbo «afrontar». Cuando alguien se propone alcanzar un reto ambicioso, puede tener que afrontar la empresa de lograrlo.

Otra línea conceptual aterriza, por supuesto, en la empresa como institución. Una entidad cuyo fin es… Bufff, aquí empieza la fiesta. De acuerdo en que se presenta como algo dotado de un CIF o de cualquier otra característica que la «solidifique». Aunque en contra tenga hoy todo ese torrente de  licuefacción en el que tanto insisten Zygmunt Bauman y compañía. Pensemos en algo con cierta estructura. Bien, «algo» es «algo». Pero hay que concretar más.

En general siempre se ha pensado la empresa en términos de lucro: sirve para ganar dinero. Quienes trabajan en ellas o quienes han invertido su dinero consideran lógico que se les retribuya a cambio. La gente que trabaja espera un salario. La gente que invierte espera un retorno de esa inversión. Diferentes enfoques, pero un punto en común: dinero.

Sin embargo, desde hace ya tiempo se habla de que la empresa adquiere también una responsabilidad social y medioambiental: el enfoque de la triple bottom line. Eso quiere decir que, como es lógico, no es ajena a la sociedad en la que se inserta. Lo que en ella sucede es también, en parte, causa y consecuencia de lo que acontece en la sociedad. La empresa es una sociedad en sí misma que puede desarrollar hábitos de un tipo y de otro. Puede contribuir a la justicia social o pasar de ella. Puede querer minimizar las desigualdades internas o cultivarlas. Puede medir su impacto medioambiental u ocultarlo si la foto no es de recibo.

Existe otra variable que me parece relevante para explicar qué es y qué no una empresa: el paso del tiempo. Si bien las empresas existen desde hace muchos años*, la aceleración propia de las últimas generaciones las ha baqueteado. Mi abuelo la entendió como industria que solicitaba trabajo manual y que se vinculaba a la satisfacción de necesidades básicas y mi padre como servicios (un banco) que aseguraban un empleo de por vida que otorgaba cierto bienestar. Pero si tengo que hablar de mi generación (baby boomer) o de las que nos siguen, creo sinceramente que ya va ser nada como fue.

En mi caso creo que con la crisis reciente ha emergido lo que antes quedaba sepultado por la bonanza económica: las empresas ajustan plantillas convirtiendo a las personas en simples números. Si los números no salen, adiós. La generación que ha llegado al mercado de trabajo en este período seguramente interiorizará una visión mucho más lúgubre de las empresas: pagan poco y precarizan todo a su paso. Flexibilidad lo llaman. ¿No es precarización?

¿Y qué decir de los millenials? ¿Cómo entenderán a las empresas? Hace ya algunos años Clay Shirky hablaba de que quizá no hacían falta. Hoy la desintermediación vía economía colaborativa causa furor. Sus cifras no hacen más que crecer. A veces las personas se olvidan de las empresas «profesionales» para acudir a servicios P2P. A veces, sin embargo, nacen nuevas empresas. Y además tenemos el furor de las startups. Hasta los famosos quieren apadrinar cada cual la suya, como nos apunta Rosa Jiménez Cano en El País.

¿Qué cosa es eso llamado empresa? ¿Qué la define? ¿Sirven los moldes usados hasta ahora para interpretar a la empresa contemporánea? ¿Podemos meter en el mismo saco a una multinacional y a una pyme por mucho que ambas digan de sí mismas que son empresas? Tiempos revueltos los actuales para entender de qué va todo esto. Se admiten sugerencias. En breve impartiremos una conferencia sobre el asunto. Permanezcan atentas a la pantalla 🙂

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(*) Puedes leer La empresa viviente, de Arie de Geus para saber más al respecto.

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32 comentarios

joan Gou 10/02/2015 - 12:07

Buen articulo, me gusta el punto de vista , saludos

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marketing abogados 10/02/2015 - 16:33

Hola Julen,
me ha parecido muy interesante tu artículo.
Me atrevería a añadir que si analizamos en distintos sectores como el jurídico (al que me dedico yo) todavía el concepto de empresa es más confuso ya que en la mayoría de los casos los despachos de abogados no se consideran a sí mismos empresas, sino espacios físicios donde trabajan autonónomos y eso es un problema para su gestión y elaboración /implantación de una estrategia adecuada. No se qué piensas
Un saludo y gracias

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Julen 12/02/2015 - 06:47

Hay muchas formas «líquidas» de empresa. Un CIF proporciona entidad pero no tiene por qué ser la única manera en que un grupo de profesionales hacen «empresa». Yo creo que hay que aceptar fórmulas intermedias. En función de qué se comparte, puede incluso haber más sentido de «empresa» en ciertas colaboraciones naturales que no porque exista un CIF de por medio. Creo que debemos admitir múltiples formatos. Aquellos que hagan que la gente se sienta cómoda y pueda cooperar entre sí, ¿no?

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Jose Valcarcel Sanchez 11/02/2015 - 09:12

Interesante el tema, pero creo debemos de definir la empresa de manera mas básica, y evitarnos tantas clasificaciones. En un artículo de mi blog hablo de ello: http://josevalcarcel.com/regenerando-la-empresa-1-sobre-el-concepto/

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Julen 12/02/2015 - 06:39

Gracias por la referencia. El asunto para mí, Pepe, es que hoy bajo el mismo epígrafe conviven realidades muy diferentes y llamarlas a todas por el mismo nombre confunde. Además, la economía colaborativa pone sobre la mesa el hecho de que quizá algunas de ellas no hagan falta y sean las personas las que toman las riendas. El panorama es complejo, ¿no?

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Nacho Muñoz 13/02/2015 - 11:06

Me gusta ver la empresa como un instrumento jurídico viable y necesario para orientar algunas aspiraciones profesionales que no pueden resolverse individualmente. Pero esto no quita que no haya muchos otros significiados, ojo. Es como me gusta verlo 🙂

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Julen 16/02/2015 - 05:32

Pues ahí va a estar una de las claves: un concepto que admite muchas interpretaciones. Algo tiene que haber. Y eso algo, ¿que sea empresa? Pues vale. Pero no por serlo acaba disfrutando el concepto de una definición nítida. Ya sabes, mundo líquido y esas cosas.

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