12 citas de La sociedad de la transparencia, de Byung-Chul Han

by Julen

La sociedad de la transparenca, Byung-Chul HanSegunda entrega de la serie de «libritos» de Byung-Chul Han que se han publicado recientemente en la editorial Herder. Si hace unos días hicimos sitio para una serie de citas extraídas de Psicopolítica, hoy le toca el turno a La sociedad de la transparencia. Muy interesante la reflexión crítica que aporta el autor como contrapunto a la actual vorágine de supuesta comunicación que trae consigo la digitalización de nuestras vidas. En 2015 parece que no hay manera de «no estar en Internet». Por eso, si cabe, es más interesante aún el trabajo de Byung-Chul Han.

El libro está estructurado en siete breves capítulos, todos ellos adjetivando a la sociedad actual: la sociedad positiva, la sociedad de la exposición, la sociedad de la evidencia, la sociedad porno, la sociedad de la aceleración, la sociedad íntima, la sociedad de la información, la sociedad de la revelación y por último la sociedad de control.

A veces más filosófico y a veces más fácil de leer, el libro analiza la transparencia desde diversos ángulos. En general predomina una visión crítica de la transparencia como coacción: «La transparencia es una coacción sistémica que se apodera de todos los sucesos sociales y los somete a un profundo cambio». Se trata de acelerarlos, de quitar todo atisbo de negatividad y exponerlos «porque sí».

En fin, vamos allá van las 12 citas que he seleccionado. Los subrayados son míos. Ah, por cierto, si te interesan este tipo de posts con citas de libros, tienes unos cuantos más en este mismo blog.

La sociedad de la transparencia es un infierno de lo igual.

Con frecuencia un menos de saber e información produce un más. La negatividad de dejar y olvidar tiene no pocas veces un efecto productivo. La sociedad de la transparencia no permite lagunas de información ni de visión.

Transparencia y verdad no son idénticas.

En la sociedad expuesta, cada sujeto es su propio objeto de publicidad. Todo se mide en su valor de exposición. La sociedad expuesta es una sociedad pornográfica.

El imperativo de la transparencia hace sospechoso todo lo que no se somete a la visibilidad. En eso consiste su violencia.

El capitalismo agudiza el proceso pornográfico de la sociedad en cuanto lo expone todo como mercancía y lo entrega a la hipervisibilidad. Se aspira a maximizar el valor de exposición. El capitalismo no conoce ningún otro uso de la sexualidad.

Lo erótico presupone, además, la negatividad del misterio de la reconditez. No hay ninguna erótica de la transparencia. Precisamente allí donde desaparece el misterio a favor de la total exposición y del pleno desnudamiento comienza la pornografía. La dibuja una penetrante e incisiva positividad.

La sociedad de la transparencia elimina todos los rituales y ceremonias, en cuanto que estos no pueden hacerse operacionales, porque son un impedimento para la acelaración de los ciclos de la información, la comunicación y la producción.

La coacción de la transparencia destruye el aroma de las cosas, el aroma del tiempo. La transparencia no desprende aroma. La comunicación transparente, que no admite nada no definido, es obscena.

El panóptico digital del siglo XXI carece de perspectiva en el sentido de que no es vigilado desde el único centro por la omnipotencia de la mirada despótica. Desparece por completo la distinción entre centro y periferia, que era constitutiva para el panóptico de Bentham. El panóptico digital funciona sin ninguna óptica perspectivista. Esto constituye  su eficiencia. La iluminación no perspectivista es más eficaz que la vigilancia perspectivista, porque puede producirse desde todos los lados, desde todas partes; es más, desde cada una de ellas.

En lugar de «la transparencia produce confianza» debería decirse: «la transparencia deshace la confianza». La exigencia de transparencia se hace oír precisamente cuando ya no hay ninguna confianza. En una sociedad que descansa en la confianza no surge ninguna exigencia penetrante de transparencia. La sociedad de la transparencia es una sociedad de la desconfianza y de la sospecha, que, a causa de la desaparición de la confianza, se apoya en el control.

El morador del panóptico digital es víctima y actor a la vez. Ahí está la dialéctica de la libertad, que se hace patente como control.

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37 comentarios

Amalio Rey 09/02/2015 - 07:54

Entiendo que matizar estos conceptos ayuda a huir de maniqueismos. En ese sentido me parece bien plantear estos dilemas, pero reconozco que mi visión de la transparencia es mucho menos truculenta. De hecho, este autor se pasa de una idea rotunda a su contraria, que también es rotunda.
La transparencia puede ser «coacción» o no. De hecho, si la enfocas precisamente como un mecanismo de confianza, si crees en ella («solo» hay que ponerse en el otro lado), desprende un «aroma» delicioso. La clave está en que te la creas o no, y por tanto, si lo haces de forma voluntaria, o a regañadientes.
Por otra parte, creo que hay grados de transparencia y no hace falta que sea absoluta. Lo veo como un continuo por el que moverse.
La idea de que «la transparencia deshace la confianza” tendría sentido si hubiera confianza de partida, pero ya sabemos que no la hay, así que la transparencia no va a «deshacer» nada. Me refiero (como mínimo) a la institucional, de la que estamos tan necesitados…

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Alfonso Vázquez 10/02/2015 - 11:31

En primer lugar, agradecer a Julen su meritorio trabajo de resumir a Byung-Chul Han. Pero, claro, sin situarlo en su contexto, Han puede parecer algo excesivo. Los cinco libros que yo he leído de este autor (los que están en castellano) son una crítica corrosiva a la «positividad» y una reivindicación de la «negatividad» como protección, muy en línea con la dialéctica no vulgar hegeliana (y, en parte, marxiana). Bueno, y una cierta obsesión por tomar el lugar de Foucault en el siglo XXI, pasando de la biopolítica a la psicopolítica.
Os dejo un artículo sobre la transparencia que publiqué en 2011:
http://www.hobest.es/blog/2011/06/24/transparencia-y-poder

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Julen 12/02/2015 - 06:48

Estupenda la contextualización. Lo cierto es que Byung-Chul Han no parece un «alegrías», ¿no? 😉
Pero siempre conviene leer a quienes hacen planteamientos críticos que van contra gran parte del discurso dominante.

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Julen 12/02/2015 - 06:52

Sí, Amalio, pero hay una cita que me ha encantado: la transparencia no es la verdad. Y se está vendiendo así. Cada vez va a haber más «transparencia elaborada como argumento de venta». Y eso sí que lo lía todavía mucho más, ¿no?

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Isabel 09/02/2015 - 10:10

“la transparencia deshace la confianza”

Yo diría que cuando se ha destruido la confianza es cuando se hace necesario reclamar la transparencia. Esto ocurriría menos si entendiéramos la transparencia como un camino accesible para poder adentrarse en él en caso de ser necesario, algo así como la posibilidad de acceso a la infraestructura de un edificio. Ese estar accesible no significa que tenga que estar siempre a la vista pero el hecho de que se pueda entrar ya podría funcionar como mecanismo para evitar tanta cueva de Alí Babá.

Gracias por la transcripción. Mis subrayados aún están esperando en el libro pero básicamente coincidimos 🙂

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Julen 12/02/2015 - 06:50

Isabel, pues yo ahí estoy con Byung-Chul Han, la transparencia la puedes ver como síntoma de que hay desconfianza. La confianza nos conduce a territorios más íntimos donde el juego de ocultar también tiene su sentido. No sé, creo que es una idea en la que profundizar y que debe conducir a conclusiones quizá algo diferentes de lo que la simple lógica a primera vista pudiera ofrecer.

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Alfonso Vázquez 15/02/2015 - 17:05

Coincido contigo, y con Byung-Chul Han, la transparencia y la confianza son antónimos; donde hay transparencia absoluta la confianza sobra. La confianza sólo adquiere sentido en presencia del secreto, de lo que está oculto a la vista, de lo que está por revelar del pasado…

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Julen 16/02/2015 - 05:24

Al menos, Alfonso, ese análisis parece de una lógica aplastante, ¿no?

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