Airbnb en París: ¿el exceso como problema?

by Julen

La economía colaborativa implica lógicas diferentes a las que hemos conocido. Quizá lo que más llama la atención es el aluvión de oferta al que nos aboca. Frente a los productos y servicios «profesionales» (escasos) emergen los miles de brazos, piernas, corazones y cerebros de casi cualquier persona con recursos excedentarios. El caso de las habitaciones o casas «alquilables» (potencialmente enorme) frente a la escasa oferta del tradicional sector de la hostelería sería un buen ejemplo.

Enrique Dans ha escrito recientemente Economía de la escasez frente a economía de la abundancia exponiendo el ejemplo concreto de lo que acontece en París. Resulta impresionante ver la ciudad representada en un mapa a través de la oferta que emerge vía Airbnb. La densidad de opciones desborda cualquier previsión. Abundancia frente a escasez. Sí, pero, ¿nos conduce a la paradoja de la elección? Ya sabéis esa que nos lleva a la parálisis por el análisis (hay tanto que no sabe uno qué decisión tomar) y por la cual, si por fin decidimos, siempre acabaremos pensando que nos hemos equivocado porque seguro que habría alguna opción mejor (pero no había tiempo material para contrastar todas).

Airbnb en Paris

Me temo que esta nueva economía desbordante de oferta necesita «inteligencia colectiva» de filtrado, que nos recomendaría Amalio Rey. Respecto a la tradicional oferta hotelera ya disponemos hoy de sitios con las habituales notas y comentarios de los usuarios (que cada cual se crea lo que estime conveniente de ellas, por cierto). Aparecen valoraciones por todas partes en función de con qué tipo de cliente te identificas. Todo son datos que teóricamente ayudan en la decisión. Pero siempre que el resultado no sea el típico de Google: un volumen inmanejable.

Porque en ese momento me temo que como humanos volveríamos a crear escasez artificial para mirar la primera página de resultados. La paciencia es una cualidad que el humano del siglo XXI perdió en algún momento de su evolución. Nadie espera, nadie hace tiempo. Todo es para ayer. O estás al principio, en la primera página de resultados o pasas al trastero de los cacharros olvidados e inservibles.

Al margen de las consideraciones sobre legalmente quién y cómo se pueden ofrecer productos y servicios en la economía colaborativa, queda claro que al eliminar la escasez del profesional o la empresa que presta el servicio y pasar al ámbito de «cualquier ser humano con recurso excedentario», encaramos un problema hasta ahora desconocido. Si la oferta desborda la capacidad de tratar con ella, pasamos a una situación ya conocida en la selva de Internet: el problema real es captar atención. No se trataría ya de comparar calidades sino de gritar más alto y fuerte… o de gritar de otra manera. Pero gritar.

Así que cuidado no vayan a morir estos planteamiento por hipertrofia y exceso. Más no siempre es mejor. Traspasado un cierto umbral empieza a resultar cansino, agotador. Si yo solo quiero un sitio agradable y no muy caro por el barrio de Montparnasse…

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23 comentarios

Tomeu Cabrer 05/01/2015 - 10:41

Interesante reflexión.
Por cierto, si te interesó el artículo de Enrique Dans, seguro que también te interesa el de Bel Llodrà http://www.urbanlivinglab.net/modifica-airbnb-el-modelo-territorial/ que también habla del fenómeno Airbnb

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Julen 06/01/2015 - 07:19

Gracias por la referencia, Tomeu. Pues sí, el caso de Menorca también es bien interesante. Al final la «confianza» surge como elemento clave para la contratación de servicios saltándose la regulación que procedía de los sistemas «oficiales». Es un buen revolcón. A ver qué sucede con esta nueva oferta y cómo se complementa con la que «profesional». Tiempos interesantes 🙂

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belll07 06/01/2015 - 20:20

Gracias Tomeu Cabrer por referenciar mi artículo. Estoy de acuerdo con Julen sobre la dificultad de elegir con tanta oferta. Por otro lado, también añadiría al debate el tema de tener que trabajar tan a fondo la identidad y la reputación tanto por parte del inquilino, como por parte del huésped, para poder reservar un alojamiento, ya que las plataformas p2p se basan en la confianza. En este sentido, en otro artículo, planteaba el valor añadido del hotel al no tener que trabajar el cliente su reputación para poder realizar una reserva. Si os interesa os dejo aquí el enlace al artículo: http://www.belllodra.com/2014/08/quin-valor-afegit-tendran-els-hotels-si.html

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Julen 07/01/2015 - 06:40

Pues sí, hay muchos matices en esto de la «confianza» entre las partes. La sustitución de un sistema «oficial» de calidad por otros basados exclusivamente en criterios P2P tiene sus ventajas pero también sus inconvenientes. eBay y compañía ya lo han trabajado como para que dispongamos de referencias sobre cómo hacerlo. Pero una cosa es el dicho y otra el hecho. Además, el aluvión de oferta puede tener consecuencias indeseadas por el escaso control de la calidad de la oferta. Aquí en Bilbao ya conozco gente que se está quejando de que hay «mucho movimiento de extraños» en la escalera. Donde antes «todos se conocían» ahora resulta que el asunto es diferente. En fin, iremos viendo cómo evoluciona todo esto.
Ah, muchas gracias por darte una vuelta por aquí, Bel. Tema interesante el que llevas entre manos 🙂

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Amalio Rey 07/01/2015 - 13:10

Muy bueno tu post, Julen. También por darme pistas del de Enrique Dans. Te iba a publicar un (largo) comentario aquí, pero te has salvado del atraco. He decidido al final publicar un artículo independiente, porque la conexión de esto con la Inteligencia Colectiva es brutal, y tú me la estas haciendo ver con más claridad aún. Pronto tendrás noticias de mi post, porque igual lo publico en una página distinta a mi blog 🙂

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Sintetia » Airbnb, Podemos y la Inteligencia Colectiva 08/01/2015 - 01:44

[…] Iturbe publicó recientemente un post muy interesante sobre “Airbnb en París: ¿el exceso como problema?”, reflexionando a partir de una entrada publicada por Enrique Dans: “Economía de la escasez […]

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Erek Erek 2D 15/04/2023 - 01:05

También por darme pistas del de Enrique Dans.

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