La gran reintermediación

by Julen

EyeDe un tiempo a esta parte, y con diferentes denominaciones, se habla mucho de esa economía «directa» que sucede cuando dos partes contactan sin el intermediario habitual de turno. Al margen de lo que ofrecen empresas e instituciones, parece haber surgido un nuevo estilo de relación, P2P. Fuera intermediarios. Pero me temo que nada más lejos de la realidad.

Porque hoy parece inevitable aceptar que cualquier relación -entre personas y también entre instituciones- se lleva a cabo dentro de una nueva gran reintermediación: la que tiene que ver con las plataformas que conforman las redes sociales en Internet. Al margen de las conversaciones directas, cara a cara, que supongo seguirán existiendo, lo que en realidad ha explotado es la comunicación intermediada. Y el detalle importante a tener en cuenta es que quien intermedia no es parte neutra. Quiere, más que nadie, su parte del botín.

Estos grandes reintermediadores se venden como «plataformas» que prestan servicios. Usan modelos freemium cuando interesa captar una base muy amplia de clientes. Porque si no consiguen esa masa no son nadie. Así que necesitan desplegar las mejores tácticas de ingeniería social para captarnos como borregos. Y cuando la comunicación se produce, en ese plano íntimo donde las dos partes en contacto creen disponer de privacidad, resulta que en ese momento somos tres a la mesa: tú, yo y quien intermedia.

Quizá con el tiempo sea un estándar asumido por todo el mundo: la tecnología posibilitó grandes avances en la comunicación a un precio emocional. Hubo que tolerar la mirada indiscreta de un tercero que está ahí. Ese mensaje de WhatsApp donde se manifiesta tu amor íntimo y poderoso es algo que compartís entre tu pareja, tú y el proveedor del servicio de mensajería instantánea. Él sabe que la quieres. Google sabe que la quieres. Facebook o Twitter también lo saben. Como Instagram. O como el proveedor que te da acceso a Internet. O la policía. O el estado. Nada queda fuera.

Y no puedes esconderte. Porque están en cada momento, por lo que tú digas o por lo que los demás digan de ti. No creas que porque calles, quienes intermedian se quedan de brazos cruzados. Los silencios son comunicación, no lo olvides. Y somos carne de cañón de algoritmos, datos que entran a granel en la coctelera y de los que salen productos elaborados. Somos el producto. La vida ha sido reintermediada. Disfrútala. Mientras puedas.

Somos materia prima para los nuevos negocios de los reintermediadores. Así están las cosas. Relájate y disfruta. Disculpa, ¿la próxima estación? Es que me bajo en la siguiente. Pobre, déjale que se lo crea y que sea feliz. Que vaya a ver la última de Woody Allen y se lo piense. Magia a la luz de la luna. Deja a un lado tu parte racional. Déjanos vivir en la mentira. Felices.

Artículos relacionados

27 comentarios

José Gregorio Del Sol Cobos 19/12/2014 - 15:54

Menos mal que como sabemos el Dr. House y yo, «todo el mundo miente» :P:P:P

Responder
Amalio Rey 20/12/2014 - 10:36

Está bastante claro que no hay una verdadera DESintermediación, sino una REintermediación. Unos cambian por otros. El capitalismo es un gran experto en cambiar los interfaces manteniendo las mismas esencias.
Solo se daría la DESintermediación si fueran los propios usuarios los que se reunieran en comunidad para crear su propia plataforma P2P de intercambio de servicios (como si fuera una cooperativa) y la gestionaran/controlaran ellos mismos. Siendo así, no habría tanta presión sobre los beneficios. Solo ingresos para sostenibilidad. Creo que a medida que los nuevos intermediarios abusen más (€), es lo que va a ocurrir. El futuro puede ser la WIKI-intermediación (creamos nuestros propios intermediarios, que controlamos nosotros).

Responder
Julen 27/12/2014 - 05:14

A mí, Amalio, me interesa mucho más la desintermediación, la verdad. Tengo pendiente leer un clásico, el libro de Clay Shirky al respecto. Ya lo tengo por aquí. A ver si sacamos alguna nueva idea de leerlo 🙂

Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.