Ikea nos rompe el corazón, luego ya se verá

by Julen

IkeaSi primero fue el billete de lotería de los 21 euros y sus miles de parodias, ahora le ha tocado a esos niños que no quieren juguetes sino unas madres y padres que les dediquen más tiempo y cariño. El caso es rompernos el corazón. En un mundo con semejante estruendo mediático no queda otra que jugársela a grande y recurrir a las emociones básicas. No seas mala persona, este es el mensaje.

Después, la coherencia de quien anuncia… bueno, no vamos a pedir imposibles a los Reyes Magos, ¿no? Todo no puede ser. No importa aquel post viejuno de Microsiervos en ¡¡2005!! hablando de cómo Ikea mentía a sus clientes. No importa que en Alemania se criticara en su día la contratación de ¡¡presos políticos!! de la extinta RDA, a mayor beneficio empresarial claro está. No importa que seas un borrego sin libertad alguna dentro de sus tiendas y que tengas que comerte todo lo expuesto. No importa.

Por supuesto que Ikea -como cualquier otra gran empresa- hace cosas bien. A la publicidad me remito. Pero esta sobreexplotación de lo emocional es de hacérselo mirar. Supongo que presos de una depresión de escándalo, tras sabernos malos padres y madres, no queda otra que ir a curar penas comprando. Sea algo dulce o ese mueble que tanto te hace falta. Primero donde duele, luego ya decidiremos cómo calmamos el desasosiego.

Sí, no cabe duda de que este es el modelo. Hacerlo bien en la publicidad. Acertar con el contenido, con la forma. Transmitir un mensaje que impacte, que cale, que humedezca nuestros ojos. ¿El producto? ¡Por favor! ¡Pero en qué mundo vives! Eso es lo de menos. Lo que importan son los valores asociados a la marca. Esos que viajan en un vídeo viral de Youtube, el moderno confesionario que todas necesitamos para reconocer que sí, que somos malas personas y que esto no puede seguir así. In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti. Me rezas un padrenuestro y dos avemarías y te vas al Ikea de turno a pasar la tarde con los niños. ¡Qué bien lo vamos a pasar!

Aquí mi contribución a la difusión viral de este monstruito. Pecador.

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36 comentarios

Amalio Rey 15/12/2014 - 09:18

Genial, Julen. No se podia explicar mejor lo que pense cuando vi el anuncio. Seran mis neuras, pero nunca me he emocionado con mensajes que se que estan hechos (calculadoramente) para vender. Ademas, lo de la coherencia es critico. Lo que realmente importa es el producto/servicio, y como tratan a los usuarios. El resto son milongas liantes come-cocos.

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Julen 15/12/2014 - 10:07

Grandes recursos en creatividad, desde luego. Todo al servicio de captar la atención, que es lo fundamental.

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Ibai Peña 15/12/2014 - 09:58

Aupa Julen,

En esta ocasión no comparto tu crítica, ya que el efecto que he visto a mi alrededor es el de concienciación de un defecto/problema que tenemos los padres, del que somos conscientes, pero a veces no tenemos tiempo de recapacitar. Te aseguro que ninguno de los padres que ha compartido conmigo el video ha corrido al Ikea (ni a ningún otro lugar) a comprar nada.

Lo que veo en mi entorno, es que el mensaje del anuncio cala, y lo de menos es la marca (algunos ni saben que el anuncio es de Ikea, porque ni lo ven hasta el final).

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Julen 15/12/2014 - 10:06

Bueno, mejor que pensemos diferente de vez en cuando. A mí me parecen jugadas maestras. Y desde luego que aplico toda mi carga de prejuicios, lo reconozco porque es así. Y hasta puede que eso me haga ver la paja en el ojo ajeno y que no veo la viga en el propio. Pero si querían impactar no hacía falta que nos digan que es Ikea. Ahora mismo mucha gente habla, Ibai, del «anuncio de Ikea». Al menos, en mis círculos. Pero si, como dices, ha servido para tomar conciencia del problema, pues vale, que se apunten el tanto. No hay problema.

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Juanjo Brizuela 17/12/2014 - 19:32

No recuerdo una marca que intente tratar a la gente fuera o más allá del producto que ofrece. Lo siento Julen y Amalio. No sé si IKEA quería dar un toque comercial a lo que está diciendo, creo que desde una realidad. Creo que además tienen otras piezas que precisamente juegan en ese sentido.
A mí me pareció realmente humano y sí, emociona. Claro. Y me dio qué pensar precisamente en eso que una madre dice de «… sustituimos su espacio por otras cosas…»… posiblemente por sus mesas o por algo absolutamente innecesario.
Eso sí, no niego que me encantaría ver los siguientes pasos de IKEA, si irán en este sentido, si es sólo un amago o qué. Entonces sí que podremos enjuiciarlos con más perspectiva.
Cosa positiva: veo que ves anuncios 😉

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Julen 27/12/2014 - 05:15

Juanjo, a mí me parece que es matar moscas a cañonazos. No, no me gustan. Y si ver un anuncio -cosa positiva- me hace enemistarme con una marca… pues casi mejor que no los viera, ¿no? :-))))

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Equipar hogares sostenibles | productor de sostenibilidad 24/02/2015 - 08:39

[…] ante un gigante que sigue vendiendo pinzas de plástico conviene mantenerse sanamente escépticos, tal y como hacía Julen con las campañas navideñas de IKEA. Pero hay que reconocer el mérito del trabajo que hay detrás de vídeos como […]

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