Este próximo jueves día 16 por la tarde participo en una mesa redonda en Turistopía, un evento que organiza Turiskopio con Natalia Zapatero por detrás, claro está (aquí el programa resumido). Hace ya tiempo que me invitó a moderarla y aunque la agenda no me permite pasar la tarde completa en el Teatro Campos, le dije que sí, que allí estaría. Mis disculpas por andar con la agenda en modo imposible.
El caso es que el tema me interesa: consumo colaborativo. En este caso referido al coche compartido y con la participación también de Patxi Huélamo de Taxi Iberia y de Diego Hidalgo de Amovens. Eso sí, tendremos solo media hora, de 17:40 a 18:10, así que iremos con presión de tiempo para tratar de algo que requeriría más de una jornada o de dos o de vete tú a saber qué tiempo.
El evento gira en torno a lo que Natalia ha llamado los «siete pecados del turismo». En nuestro caso la referencia es la gula, algo que puedes encontrar a través del título elegido: RE-GULA-CION. El hecho de que tengamos en la mesa a dos partes implicadas, cada una desde una óptica bien diferente, entiendo que proporcionará dinamismo a la conversación. Otra cosa es que lleguemos a puntos de encuentro. Natalia ha subtitulado la mesa: ¿Jaque mate al sector turístico o solo una carta más?
Yo he escrito aquí en varias ocasiones sobre el consumo colaborativo o, si queréis, en sentido más amplio sobre la economía colaborativa o sharing economy en inglés. Siempre tengo la sensación de que es asunto complejo. No soy de los que piensa, sin más, ¡qué bien toda esta nueva corriente! Creo que encierra algún que otro claroscuro. De hecho podría entenderse hasta como ¡el capitalismo extremo! El «negocio» se come al simple trueque, nada de «hoy por ti mañana por mí». No, no seas tonta, haz negocio con cualquier recurso excedentario que poseas.
Por aquí es por donde me preocupa. Es el caso de enfrentar, por ejemplo, en el sector del alojamiento, a TravBuddy o Couchsurfing frente a airbnb. ¿Por qué airbnb ha cogido tanta notoriedad sobrepasando a lo que ya era una práctica relativamente extendida a través de TravBuddy y Couchsurfing? Entre otras cosas porque ofrece beneficio económico. Y ahí es donde aparece como una oferta más, que compite con los hoteles o cualquier otro establecimiento «tradicional».
En el caso del transporte por carretera esto se puede convertir en una verdadera selva. ¿Cuánta gente no se va a ver tentada por sacar rendimiento económico a esa cosa llamada coche y que no siempre tiene necesidad de utilizar o que cuando lo utiliza no va a plena carga? Piensa en transportar personas pero también objetos. ¿Por qué no hacer de mensajero si te viene bien en un desplazamiento que ya tengas previsto y llevas el maletero vacío?, ¿por qué no de taxista? Y encima con un argumento poderoso: vas a contribuir a reducir el número de desplazamientos de vehículos contaminantes.
Estamos, además, ante un escenario donde estos nuevos «modelos de negocio» aún no cuentan con una regulación suficiente. Se va parcheando a base de broncas y sucedidos. Usuarios enfrentados a profesionales, nuevas empresas contra las de toda la vida. No, no está el panorama nada despejado. Veremos cómo evoluciona todo esto. Yo, al menos, tendré el placer de charlar con gente que seguro que le ha dado miles de vueltas, en un sentido y en el otro.
2 comentarios
Vaya lios en que te metes Julen. El tema es explosivo. Sigo hace tiempo a Natalia, y me parece una tia seria, que cree en lo que hace, y lo hace bien. Me alegro que la gente buena se junte. Ya nos contaras si sales vivo del tiroteo 🙂
Solo tenemos 30 minutos para la conversación, no sé hasta dónde llegaremos pero desde luego que es un tema complejo el de la «nueva» economía colaborativa.