16 citas de Memecracia, de Delia Rodríguez

by Julen

MemecraciaMe leí el domingo pasado de un sopetón Memecracia, un libro escrito por Delia Rodríguez, periodista que ha colaborado con El País y con el difunto Soitu. En la actualidad es redactora jefe de El Huffington Post. Me ha encantado el libro. En buena parte constituye una reflexión sobre la forma en que «tragamos» información dentro de un sistema concebido para el análisis inmediato de lo que funciona y lo que no. La consecuencia es un histriónico movimiento donde se autorrefuerzan conductas acríticas. ¡Más madera!

La parte final del libro incluye una potente reflexión sobre el rol de quienes ejercen la profesión de periodistas. Escrito con bastantes referencias para avalar sus opiniones, el libro merece la pena. Y no, no me lo han regalado ni estás ante un post promocional. Todavía soy virgen 😉

Así pues, como he hecho en ocasiones anteriores con otros libros que me han gustado, incluyo aquí algunas ideas del libro en forma de copio/pego. Pues eso, un nuevo post de la serie citas de libros.

El problema de tener una menta abierta es que la gente insiste en entrar dentro y poner allí sus cosas (cita de Terry Pratchett)

Para muchos primerizos, la experiencia en Internet se parece a un gigantesco mercado de un país exótico en el que no sabes qué se está vendiendo, cómo se cocina aquello, en qué puesto se compra ni si te está engañando el tendero, mientras todo el mundo grita a la vez y te agrede con olores y colores desconocidos.

Cada vez que Google o Facebook deciden sin nuestro consentimiento qué tipo de información nos interesa más porque hasta ahora ha sido la que más nos ha gustado cercenan la posibilidad de cambiar en un futuro, de elegir otros memes, de dejarlos entrar por alguna serendipia, justo la gran ventana que nos abría Internet.

El neurocientífico Michael Gazzaniga llama a la voz que nos acompaña durante toda la vida «el intérprete», ya que es el encargado de inventarse nuestra autobiografía creando una narrativa, dándole sentido y orden a lo vivido. […] Literalmente, nos estamos contando un cuento a nosotros mismos a través del intérprete.

Lo viral ilumina la parte dedicada a pensar en los demás en los escáneres cerebrales y no las zonas destinadas a la memoria, por ejemplo. Dicho de otro modo, las ideas contagiosas nos hacen pensar en los otros. Escaneamos de forma constante la información de nuestro ambiente para ver si se puede ayudar a los nuestros.

Cuando se añadía la capa social a la web y los usuarios podían ver lo que hacían los demás, algo interesante ocurría: los resultados se radicalizaban. Los grandes hits eran mucho mayores y las canciones que nadie descargaba pasaban mucho más desapercibidas, pero el resultado seguía siendo distinto cada vez. La interpretación de [Duncan] Watts fue la siguiente: la introducción de la variable de influencia social en la toma de decisiones humana aumenta tanto la desigualdad como la impredecibilidad de un mercado.

Como los sistemas de creencias son débiles, los medios de comunicación crean la ilusión de que cada uno puede elaborar a medida sus puntos de vista, unas opiniones que en realidad se nos inducen bastante pero que percibimos como personales. El mercado de las ideas se parece a un self-service donde cada uno «puede aprovisionarse» con piezas suletas para ensamblar su propia cosmología y tener la sensación de pensar por sí mismo.

Internet es desde el principio de su historia una pelea de textos que luchan por ser virales.

YouTube es cruel: dos de cada tres vídeos no son vistos por nadie. Los datos son de la propia plataforma, que reconoció en 2011 que el 99% de su tráfico lo generaba solo el 30% de sus vídeos.

Los medios de comunicación se están transformando en medios de emoción. No somos ciudadanos informados, somos groupies de la información que nos escita; con la que nos alteramos y automedicamos. Los periodistas tampoco informamos, sino que nos dedicamos a filtrar, amplificar o frenar memes.

Girard nos explica que el mimetismo de las modas «lleva a la violencia -competencia de los deseos-, y para ponerle din se elige como chivo expiatorio a algunas personas o grupos». La espiral de deseo memético necesita romperse a través de una víctima para no estallar en violencia y poder volver a empezar.

Desde los veinte años he tenido webs de las que preocuparme: blogs personales, revistas de moda, periódicos nacionales, sitios corporativos, páginas oficiales, diarios nativos digitales, redes sociales. Todas son máquinas que tragan todo aquello que les eches. No duermen de noche ni descansan en vacaciones y cada actualización calma solo durante un rato a la bestia, que pronto exige más.

Era hiperreal. En las redes, una multitud de gente se contagiaba mutuamente la sensación de estar viviendo algo urgente y trascendental, algo que a pie de calle no ocurría.

El resultado es un panorama de medios más divertido, atractivo o indignante que nunca, donde se da al público lo que desea de forma cada vez más científica. Como memes, los contenidos están evolucionando a toda velocidad, en un darwinismo informativo voraz en el que solo sobreviven las piezas que se contagian mejor.

Existe una paradoja en este proceso: al observarla, los medios modifican la realidad. Al elegir algos obre el resto amplifican, distorsionan, ignoran o censuran. Al concentrar la atención de las personas pueden hacer popular algo solo por decir que ese algo será popular, creando así profecías autocumplidas.

¿Acaso no sabemos todos cuán relativamente fácil ha sido siempre peerder al menos el hábito, si no la facultad de pensar? No hace falta más que vivir constantemente distraídos y nunca abandonar la compañía de otros» (Hannah Arendt)

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4 comentarios

Juanjo Brizuela 23/10/2014 - 10:59

Pues voy a tener que comprarlo… excelentes citas

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Iván 25/10/2014 - 12:14

Tiempos complejos los que nos han tocado vivir 🙂

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Julen 27/10/2014 - 19:06

Y que lo digas. Contradicciones en cada esquina, Iván.

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Máster Marketing Digital » Blog Archive » Memecracia, un libro para reflexionar 12/03/2015 - 08:53

[…] Así pues, un libro muy recomendable para quienes trabajan con la comunicación. Manipulación e información discurren muchas veces por carriles cercanos. Conviene comprender por qué y cómo se pasa de uno a otro. Son 200 páginas de reflexión periodística de primer nivel. Animate a leerlo. Si no, aquí tienes una colección seleccionada de citas del libro. […]

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