MONDRAGON, las cooperativas que fueron

by Julen

Viaje a la Corporación Mondragón en el País VascoEl pasado dice lo que dice: MONDRAGON fue capaz de crear un grupo empresarial que creció y creció hasta convertirse en uno de los grandes de esta parte del sur de Islandia. Las cifras. El volumen del negocio. Los puestos de trabajo. No cabe ninguna duda. Se puede mirar atrás y hacer historia. Poco a poco la segunda mitad del siglo pasado vio como nacían iniciativas por doquier. Una cooperativa aquí, otra allá. La semilla dio sus frutos.

Los gurús del management en particular y el mundo entero en general se fijó en este fenómeno. Llegó gente de todas las partes del mundo para ver cómo era posible semejante milagro. Analizaron la estructura, la interrelación entre diferentes negocios, los soportes de investigación y formación con que contaba MONDRAGON. Lo analizaron todo. Y publicaron loas. Desde Harvard o desde donde fuera. Premios y reconocimientos. Orgullo por lo que se había levantado y por lo que desde fuera se reconocía. El pasado.

Hoy el presente enseña sus garras. Allá por 2008, el pasado reciente, el primer mundo (o buena parte de él) entró en crisis. Primero la apellidaron «financiera», luego «sistémica» y parece que está siendo, sobre todo, esclarecedora del mundo que montamos. La bonanza económica de muchos años dicen que nos apoltronó en el bienestar. Sí, dicen que de aquellos polvos estos lodos. Dicen que lo que se conoció como sociedad del bienestar es ya un cadáver. Y parece que está en proceso de putrefacción. Huele mal.

Así que dejemos pasado y presente y miremos al futuro. Sea lo que sea, ahí construiremos lo que vamos a ser. Lo bueno y lo malo. Echar demasiado la vista atrás emponzoña el análisis. Culpables los hay a cientos y cada cual a lo mejor tenemos que cargar con una parte de esa mochila.

Dice Jeremy Rifkin -voy a desgastar el nombre de este tipo de tanto usarlo- en su último libro que estamos ante «el renacer de la cooperativa» (p.262 y siguientes). Y rescata argumentos de los pioneros de la Rochdale Society para explicar por qué el futuro es de las cooperativas:

  1. Son organizaciones voluntarias, abiertas a todas las personas capaces de utilizar sus servicios y dispuestas a aceptar las responsabilidades de ser socio, sin discriminación sexual, social, racial, política o religiosa.
  2. Son organizaciones gestionadas democráticamente por los socios (un socio, un voto).
  3. Los socios contribuyen equitativamente al capital de sus cooperativas y lo gestionan de forma democrática.
  4. Son organizaciones autónomas de autoayuda gestionadas, por sus socios. Si firman acuerdos con otras organizaciones, incluidos gobiernos, o si consiguen capital de fuentes externas, lo hacen en términos que aseguren el control democrático por parte de sus socios y mantengan su autonomía cooperativa.
  5. Proporcionan educación y formación a los socios, a los representantes elegidos, a los directivos y a los empleados para que puedan contribuir de forma eficaz al desarrollo de sus cooperativas.
  6. Sirven a sus socios lo más eficazmente posible y fortalecen el movimiento cooperativo, trabajando conjuntamente mediante estructuras locales, nacionales regionales e internacionales.
  7. Trabajan para conseguir el desarrollo sostenible de sus comunidades mediante políticas aprobadas por sus socios.

Este es el futuro, según Rifkin. Un futuro que será de las cooperativas. ¿Y qué ejemplos pone? No, no cita a MONDRAGON. ¿Lapso de su equipo de documentación?, ¿olvido intencionado? MONDRAGON como pasado, no como referencia de futuro. Rifkin se ha olvidado de las cooperativas de MONDRAGON.

Claro que es lógico cuando cita ejemplos poderosos de esas cooperativas que él ve como garantes del futuro: el más recurrido el de las pequeñas cooperativas que gestionan energía en forma de procomún. No, este cooperativismo que Rifkin ve en el futuro no es hoy el de MONDRAGON. ¿Podrá serlo? Tiempo al tiempo.

Por ambiciosa que pueda ser una empresa, no podrá lograr mediante fusiones y adquisiciones las eficiencias y los aumentos de productividad que se obtienen formando parte de un procomún en red de escala lateral.

Hay que entender esto de «procomún en red de escala lateral«. ¿MONDRAGON lo es?, ¿lo será? ¿Se plantea ser un agente activo del «procomún en red de escala lateral»?

Más reflexiones en ese blog sobre cooperativismo en esta categoría.

Artículos relacionados

12 comentarios

Isabel 24/09/2014 - 07:42

Creo que es mejor hablar de responsabilidades en vez de culpas. Hay una cadena de responsabilidad que hay que entender para cambiar el enfoque mientras que la palabra culpa parece que empieza y termina en las personas señaladas. Eso de “muerto el perro se acabó la rabia” no funciona. Claro que no es fácil mantener una mirada lúcida sobre el pasado sin renegar o caer en la nostalgia pero el conocimiento está ahí.
Curioso eso del “procomún en red de escala lateral“.

Responder
Julen 24/09/2014 - 08:24

La búsqueda de culpables hace mucho daño. Pero, claro, me temo que va también en la (peligrosa) necesidad de saber que no fui yo, que fueron los demás. Lo del «procomún en red de escala lateral»… pues hay que leerse el libro, pero tampoco es tan complicado: más colaborar que competir y hacerlo no tanto con la vista puesta en el ascenso por una pirámide de competitividad sino en el beneficio de nuestros iguales. Más o menos 😉

Responder
J. A. Galaso 24/09/2014 - 08:54

En mis ganas de entender la evolución de los modelos organizativos en la «nueva sociedad» y sobre todo desde el paradigma de la innovación, tras leer esto (muy bueno desde luego) me surge la pregunta que espero que me respondas (y sobre la que el día que nos veamos hablamos con unos cuantos txacolis) ¿Cuando Mondragon dejó de ser una cooperativa?

Responder
Julen 24/09/2014 - 10:49

Buffff, esa es una pregunta que tiene muchos matices. MONDRAGON sigue presumiendo de sus valores cooperativos. Pero también es cierto que cuando se abandonó el modelo de grupos comarcales (las cooperativas se agrupaban por cercanía geográfica) para pasar a otro por grupos «sectoriales» (agrupación basada en teóricas sinergias de mercado), aquello cambió. Las exigencias de competitividad global pusieron sobre la mesa exigencias y se optó por una solución que condujo a una etapa nueva del cooperativismo. Ahora, mirando para atrás, ¿fue positivo? Habrá quien haya salido ganando y quien probablemente no lo vea tan de forma tan optimista. El caso es que ahora hay toda una gran reflexión sobre la mesa tras la crisis de Fagor Electrodomésticos.
De todas formas, la pregunta que haces tiene mucha miga. Mucha.

Responder
Alfonso Vázquez 26/09/2014 - 12:13

Coincido contigo, Julen, en que el punto crítico se sitúa a finales de los 80, con el paso de los grupos comarcales a los grupos sectoriales (por cierto, el Grupo Ulma no entra, inicialmente, en MCC por esa razón), paso que afecta al principio de solidaridad (aparentemente no en teoría, pero sí claramente en su práctica).
Pero hay otro viraje más, de enorme importancia: el paso del poder de los «ideólogos» -los fundadores y sus discípulos- hacia los «tecnócratas» -fundamentalmente a FAGOR-, que se formaliza e instituye con la constitución de la Corporación y sus superestructuras. Por mor de la globalización y de las exigencias del mercado, se va a primar una forma de «eficiencia» fundamentada en una imitación acrítica de los conceptos y formas de gestión (de «management») de las grandes corporaciones multinacionales, lo que destruye rasgos de especificidad de las cooperativas que, sospecho, estaban muy en la base de su «milagroso» éxito. Esta primacía del poder «real» de la tecnoestructura (más allá de estatutos y declaraciones) y de cómo es ejercido, es un tema todavía por estudiar.
Yo, entretanto, estoy escribiendo un librito sobre el tema, por si puedo aportar algo… Ya veremos.

Responder
Julen 27/09/2014 - 05:41

Pues esperaremos el libro. Creo que somos bastantes quienes ubicamos en los grupos sectoriales una de las claves. En vez de imaginar un futuro diferente el mercado arrasó con las lógicas previas. Y ahí, en el fragor de la batalla, los éxitos de las cooperativas globalizadas creo que impidieron ver el bosque en que entraban.

Responder
Iván 24/09/2014 - 12:47

Buenas reflexiones Julen, apunto de paso al autor que mencionas. Creo que el presente y futuro dista mucho del pasado, no obstante Mondragón sigue estando ahí, probablemente con cosas mejores y peores, pero su mérito tiene. Tiempos complejos estos de la globalización e internet. El tiempo dirá lo que pasa con todo, incluido con Mondragón, con lo que fue, lo que es ahora y lo que será. Por cierto, hay modelos cooperativos muy interesantes cerca de Islandia 🙂 , en lo que corresponde al tema agroalimentario, que compiten de lleno con multinacionales, o convirtiéndose en ellas pero con raíces locales, similar al caso Mondragón. Complejo mundo el que vivimos :).

Responder
Julen 27/09/2014 - 05:35

Yo creo, Iván, que tenemos que aprender de otras experiencias. En otros sitios -gente como tú sois inspiración- se han desarrollado otras formas comunitarias de abordar la actividad económica. Los modelos tienen su tiempo histórico y seguro que MONDRAGON ha tenido el suyo pero ahora toca algo diferente, muy diferente.

Responder
Jon 25/09/2014 - 08:19

Sin triunfalismo, pero sin caer en la depresión:
– El hecho ya pasado: empresas muy importantes de MONDRAGON las han pasado canutas, incluso han cerrado, y el hecho de que sean cooperativas no ha sido suficiente para salvarlas de la crisis.
– El hecho de hoy y de mañana: los niveles de recolocación de las personas involucradas en esas empresas en otras cooperativas está siendo muy elevado. No conocemos precedentes, ningún otro tipo de empresa privada hubiera mostrado esa capacidad de búsqueda de soluciones para sus trabajadores

Responder
Julen 27/09/2014 - 05:38

Gracias por pasarte por aquí, Jon. No me cabe duda de que lo peor sería que fuéramos catastrofistas. Los datos de recolocación ahí están pero eso no obvia para que pensemos que hay un antes y un después de que FED haya caído. Y no solo se trata de este caso. El mundo que hemos aceptado, ese ultracompetitivo y globalizado, quizá requiere otras formas, más pequeñas y volcadas en reconectar a las personas con sus proyectos cooperativos. Crecer se ha convertido en un evidente reto a la identidad cooperativa.

Responder
anton enciondo 25/09/2014 - 17:09

Mondragón, creo, nos brindó un viaje hermoso. No ha tropezado con cíclopes ni lestrigones; los llevaba -los llevamos todos- consigo cuando comenzó. No le pidamos mucho más; la colaboración entre empresas fuera del mundo cooperativo -no sólo MCC- es aún demasiado estéril. Recuperemos el espíritu del que partió y seguro que nos quedan muchos puertos por descubrir.

Responder
Julen 27/09/2014 - 05:39

Antón, puede que ahí, en una vuelta (crítica) a los orígenes esté parte de la solución. Estoy contigo.

Responder

Responder a Julen Cancelar respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.