10 hermosas cuestas en la Trans Euskal Herria… y una iglesia

by Julen

Subiendo a AralarPor si te animas, te prevengo. En 1.500 kilómetros de una orografía complicada como la que tenemos por esta parte del sur de Islandia, sí o sí te vas a comer unos buenos rampones en la Trans Euskal Herria. La mayoría ciclabes pero me temo que en alguno de ellos no te va a quedar sino echar pie a tierra y dedicarte a empujar la bici a tu lado. Allá va mi selección estelar de cuestas en las que te entrará la risa floja:

  1. La subida al alto del Portillo antes de bajar a Lalastra. Un hayedo precioso, un fin de etapa al otro lado del alto, sombra y brisa. ¡Y una cuesta de más de un kilómetro para empujar la bici! Quizá a ratos puedas montar, pero te vas a comer tu buena ración de empujing sobre todo en cuanto encuentres unos buenos pedrolos que lo hacen más complicado en su parte final.
  2. Salimos de Bakio por una carretera y de repente un giro a la derecha. ¡Zas! Ahí está la pared. Sube al barrio de Zumetxaga, donde hay una ermita y un caserío. La subida es constante aunque suaviza un poco en algunos tramos. Eso sí, asfalto. Sin prisa, se sube bien. Aunque mejor no metas mucho peso en tus alforjas si es que se te ocurre llevarlas. Sé a quienes les convalidaron esta cuesta… y no enlazo a nadie. Por cierto, el primer tramo es al 27%.
  3. San Miguel de Aralar queda lejos de Ataun y desde ahí que hay que subir. Se salvan mil metros de desnivel pero la subida da respiros. Primero carretera, luego pista, luego sendero… y después del sendero ¡pista con piedra para apretar los dientes y pedalear si puedes! Todo muy bonito, verde y piedra. Sufrimiento con gusto hasta el refugio de Igaratza.
  4. Por la mañana salimos de Lekeitio por un agradable paseo que acompaña al río Lea hasta Aulestia. Idílico. ¿Y desde ahí? Sube que te sube hasta Nabarniz. Carreterita escondida que juega dentro del pinar a empinarse más y más. Eso sí, el premio es entrar en la reserva de la biosfera de Urdaibai. Rampas del 15-20%.
  5. Astúlez lo conforman cuatro casas escondidas en un rincón del valle que forma el río Tumecillo. Posee su castillo en lo alto y su iglesia parroquial. Y un buen abrevadero. Pero para quienes recorremos la TEH es más fácil de recordarlo por el cuestón que se inicia allí y termina en El Collado. Doscientos metros de desnivel bien elegantes por una estupenda pista empedrada.
  6. Unanu era final de etapa. La comida la hicimos en Uharte-Arakil. Quedaban menos de diez kilómetros hasta llegar. Pero no sabíamos que el GR que nos llevaba hasta allí son de los que dan risa. Y menos mal que fueron risas. Bonito entrar en el hayedo tras una buena ración a pie. De Uharte-Arakil a Unanu tendrás una buena oportunidad para que no se nos olvide que somos bípedos.
  7. Pero Unanu tenía otra sorpresa. Allí dormimos y desayunamos. Y fue coger la bici y darse cuenta de que desde el primer metro tocaba subir. Se sale de Unanu al principio por una pista más abierta y luego se continúa ya por dentro del hayedo. La primera parte es dura de veras. Y como quiera que son los primeros metros del día, mejor te lo tomas con calma. Eso sí, como otras cuestas, tiene premio: arriba espera la Sierra de Andia.
  8. De Ubidea a Otxandio son menos de diez kilómetros. No quedaba mucho, por tanto, para alcanzar el fin de etapa. Eso sí, la humedad estaba por todas partes. Paré en Ubidea y tomé algo antes de encarar este tramo final. Se cruza la carretera nacional y ¡zas! Me vino a la cabeza la subida a Zumetxaga al salir de Bakio. Esta es más corta, pero te va a hacer falta el piñón más grande y el plato más pequeño.
  9. Veníamos ya con cierto calentón desde Nograro. Por eso al llegar a Barrio fue estupendo saber que había bar y mejor aún, que tenía unos pintxos de tortilla de patata excelentes. Mejor así porque la subida por la iglesia hacia arriba por el pinar te va a pedir toda la fuerza que tengas. Aprieta, aprieta, que al otro lado está Espejo.
  10. Se llega a Navascués por carretera. Aún no se ha encontrado una variante por el monte, así que tocaba asfalto. Por eso cuando coges una pista a la derecha, junto a una preciosa ermita, hasta lo agradeces. ¡Joder! Pero no te pongas así. Toma cuestón para volar por encima de la carretera, que queda a la derecha. Los primeros doscientos metros de desnivel quizá los hagas, como yo, a pie. O puede que no, pero entonces es que andas mucho, colega.

Claro que hay otras muchas cuestas que cada cual puede elegir entre sus favoritas. Opciones no van a faltar. Es cuestión de gustos. ¿Cómo te gustan más las cuestas? Pregunta muy personal.

¿Y una iglesia? ¿Qué pinta una iglesia en un artículo que va de cuestas? Pues que la TEH tiene su iglesia en cuesta. Es la de San Salvador en Getaria. ¿No te lo crees? Vete allí, entra y observa el retablo detrás del altar. ¿Qué?, ¿cómo está el suelo de la iglesia? Cuesta arriba, cuesta arriba. Ver para creer. Hasta tenemos iglesias en cuesta. Y esta hay que hacerla, obligatoriamente, a pie.

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