Big Data o su contrario 5S: cuando menos es más

by Julen

Green BlueComo quiera que tenemos tecnología capaz de procesar ingentes cantidades de información, alguien nos ha convencido de que, sí o sí, conviene alimentar con ingentes cantidades de datos este mundo que habitamos. Nada de recursos escasos. Eso queda ya para los humanos, sobrepasados ya por las máquinas que fabrican. No hablamos de más y mejor fuerza bruta; hablamos de más y mejor capacidad analítica a través de esas máquinas.

Quienes leéis este blog ya sabréis que desde hace muchos años trabajo con Euskalit, la Fundación Vasca para el Fomento de la Calidad, como profesor asociado en 5S. Con esta metodología, aplicable sobre todo a entornos físicos de talleres industriales pero también a cualquier otro espacio, buscamos mejorar la productividad. ¿En qué lo basamos? Principalmente en una gestión de solo lo necesario. De ahí que se comience por dejar en los puestos de trabajo únicamente aquello que hace falta, eliminando todo lo innecesario.

De esta forma es mucho más sencilla la gestión visual, algo que ayuda sobremanera a identificar rápidamente los problemas y a poner en marcha las soluciones que hagan falta. Digamos que se busca un entorno «controlable» haciendo muy evidente cómo funcionan las cosas. Se elimina lo accesorio y se centra la atención en aquellas variables que interesan. Esto suele ser fruto de la observación, aplicando la lógica y el saber de hacer de quienes pasan tiempo delante del proceso en cuestión.

Big Data nos conduce a un escenario radicalmente diferente. No importa el exceso porque de él, de un análisis exhaustivo de multitud de datos, se puede extraer conocimiento. Los humanos no serían capaces pero en cambio las máquinas pueden procesar volúmenes de información mediante los que descubrir correlaciones entre hechos. Lo mismo que haría un humano con una mezcla de dotes de observación, analítica e intuición. Pero la máquina, según parece, no se equivoca.

La cultura del exceso es consustancial a nuestra era. Barry Schwartz lo describe de forma genial en su libro La paradoja de la elección y en su conferencia en TED. Más puede conducir a la parálisis de no saber qué decidir porque dispones de demasiadas opciones válidas. Pero también puedes sentir que has decidido mal porque a fin de cuentas, después de hacer tu elección siempre podrás pensar que había alguna otra que era mejor (porque no pudiste evaluarlas todas, claro está). Este exceso, por tanto, tiene sus contraindicaciones.

Yo siempre me declaro amigo de lo pequeño, de lo íntimo, de lo abarcable. Las multitudes me asustan, sea un macroconcierto, un estadio de fútbol o una masa enfervorecida en una manifestación. Me gusta saber cómo se llama la gente, compartir conversación y disfrutar de la amistad en cifras modestas.

Cuando explico 5S y hago seguimiento de las implantaciones en las empresas con las que trabajo veo en general que la gente se siente a gusto. Ven una transformación física de sus entornos de trabajo que conduce a una mejor productividad pero también a un trabajo más cómodo. En vez de grandes procesamientos de datos miramos con los ojos de la lógica. Eliminamos lo accesorio y disponemos el entorno para que todo sea fácil. Eliminamos las posibilidades de error. En gran parte porque jugamos con menos elementos físicos y de información. Algo muy lean y muy alejado, al mismo tiempo, de Big Data.

¿Será que debemos aceptar la paradoja de trabajar solo con lo necesario y también con el respaldo de Big Data? Pues eso parece. Claro que si me dan a elegir…

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19 comentarios

Alfonso Romay 18/06/2014 - 07:04

Por verlo desde otra perspectiva, a lo mejor se trata del antagonismo entre la cultura de lo masivo (exceso de información y datos, propia del sector servicios) frente a la cultura industrial (mundo físico, industria).

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Julen 18/06/2014 - 07:13

Lo que ocurre, Alfonso, es que la cultura industrial salta a la prestación de servicios a través de la digitalización y lo que antes fue una gestión de recurso escaso se pasa al «lado oscuro» 😉

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ionan perez 18/06/2014 - 09:16

hombre… yo creo que se trata de hacer un buen gobierno de la.información (que no datos). El Big Data es humo, un humo ligero y muy amplio que abarca conceptos de todo tipo.

Las cantidades ingentes de datos están ahí. La importancia está en el análisis y ahí, por supuesto que menos es más. Es el mismo ejercicio que hacéis en los talleres.

Para llegar al puesto de trabajo adecuado, habéis partido de un número amplísimo de posibilidades (surtido de herramientas, organización de las tareas…) y habeis escogido una que optimiza el proceso.

En el análisis de datos es lo mismo. Desconfía siempre de quien te «venda» ciadros de mandos genéricos con 500 variables.

Si el big data no termina en una pieza de información relativamente pequeña pero potente, no hay análisis y no es útil.

Un saludo!

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Julen 19/06/2014 - 05:30

Pues sí, Ionan. Será que al final del camino seguimos necesitando algo manejable. La cuestión es que cuando no hay «análisis máquina» de por medio, nosotros como humanos necesitamos una cantidad de datos abarcable. Las máquinas pueden manejar muchos más datos pero nosotros necesitamos ese ejercicio de reducción… que me parece que tiene su utilidad. Al final, claro, es sumar capacidades: máquinas + humanos.

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AnaCris 23/06/2014 - 12:37

Cuando hablamos de Big Data estamos dejando de lado las muestras y hablamos de algo muy parecido a la totalidad de la población. Sin embargo, no tiene sentido ponerse a analizar tal cantidad de información si no hemos empezado por analizar nuestro small data. Hay que comenzar por lo cercano.

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Julen 25/06/2014 - 06:30

Bien dicho, me gusta eso de «small data» 😉

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