Cuando lo digital cambia la escala… y ¡no lo entendemos!

by Julen

SecondMachineAgeEstoy leyendo The Second Machine Age: Work, Progress, and Prosperity in a Time of Brilliant Technologies, el libro que han escrito recientemente Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee, del MIT Center for Digital Business. Reconozco que me da un poco de miedo el enfoque de admiración extrema por la tecnología con que arrancan pero quiero pensar que esta gente tendrá suficiente sentido crítico como para ver también los lados oscuros del progreso tecnológico.

El libro gira alrededor del impacto de la tecnología en su sentido más amplio. Lo de «second» se explica de esta forma: «Computers and other digital advances are doing for mental power—the ability to use our brains to understand and shape our environments—what the steam engine and its descendants did for muscle power». Es decir, sitúan una primera era a partir de la introducción del motor de vapor y ahora ubican la segunda a partir de las consecuencias que lo digital está teniendo para nuestros cerebros. Si el motor de vapor reemplazó trabajo mecánico y de «músculo», lo digital tiene que ver con nuestra capacidad cognitiva.

El libro se estructura en tres partes. Una primera para explicar en qué consiste esta segunda era, con un buen número de ejemplos. La segunda se centra en las consecuencias económicas que se derivan de ella, con una doble lectura en positivo y negativo (cuando llegue a estos capítulos espero ver ese sentido crítico al que aludía). Por fin, la tercera parte explica cómo actuar ante el fenómeno.

Escala logarítmica

La escala en el eje de ordenadas no es lineal sino logarítmica, ejemplo tomado del libro de Brynjolfsson y McAfee.

Este artículo, no obstante, lo quería centrar en un apunte muy interesante que introducen en el prólogo: el cambio de escala que trae lo digital. Un cambio que de alguna forma nos pierde, nos saca de lo conocido y previsible para conducirnos a un territorio incomprensible. Para explicarlo de forma sencilla usan el famoso ejemplo de duplicar la cantidad de arroz a partir de un solo grano y usando el número de casillas de un tablero de ajedrez. El ejemplo sirve para comprender que se llega a un punto en que las cantidades, por decirlo así, se «descontrolan».

Hay un momento de inflexión en que se pasa de «comprender» las cantidades a otro estadio en el que las cifras se escapan a nuestras entendederas. Es el tránsito de una escala lineal a otro logarítmica. La revolución digital se mueve en esta escena. La ley de Moore, comprensible al principio, acaba por introducirnos en un territorio donde la razón ya no nos sirve para explicar el avance. Duplicar la potencia de los procesadores cuando se ha franqueado una cierta barrera es sencillamente, incomprensible.

La consecuencia de esto es que nuestra lógica de gestión se desmorona. No podemos aplicar las mismas leyes para algo que no podemos abarcar.

Sugerente, ¿no? Claro que al lado de este impresionante supuesto progreso tecnológico, nuestros cerebros y la asimilación social no crecen en consonancia. La tecnología corre el riesgo de distanciarse. Sí, porque a fin de cuentas el cambio a una escala logarítmica puede provocar, como explicábamos hace poco, cuellos de botella en otras partes del sistema. Y es bien evidente que ese progreso logarítmico deja muchas vergüenzas en este planeta en forma de desigualdades ¿también logarítmicas? 🙁

Nota.- La imagen de este post para la home del blog está tomada de markchadwick en Flickr.

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17 comentarios

Cuando lo digital cambia la escala… y &i... 28/05/2014 - 10:06

[…] Estoy leyendo The Second Machine Age: Work, Progress, and Prosperity in a Time of Brilliant Technologies, el libro que han escrito recientemente Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee, del MIT Center for Digital Business. Reconozco que me da un poco de miedo el enfoque de admiración extrema por la tecnología…  […]

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pere losantos 28/05/2014 - 14:26

Un ejemplo de mi último y mutante post (última versión que tú no leíste :). Siento ser tan pesadito con la impresión 3D.

Recientemente una empresa fabricante de impresoras 3d industriales (Stratasys) compró otra empresa de impresora 3d doméstica (MakerBot) que había nacido del open source y se pasó al lado oscuro de la economía no abierta.

Preguntado Adrian Bowyer (creador de la impresora3d y comunidad open source RepRap) sobre si le molestaba este hecho dijo que en absoluto, al contrario. Las impresoras abiertas podían replicarse a sí mismas, y las cerradas (MakerBot o Stratasys) sólo podían replicar a las abiertas, nunca a ellas mismas.

Por tanto, a más impresoras cerradas vendidas, más abiertas fabricadas sólo con seguir las instrucciones colgadas en internet. Y puestos a que las impresoras no hagan nada -cerradas o abiertas- mejor tenerlas creando otras impresoras para poder venderlas, no?

Me recuerda al tablero de ajedrez que comentas. Un buen ejercicio de simulación, pero la serie matemática es fácil. Nadie sabe en la actualidad cuántas impresoras «RepRap» hay en el mundo, sólo que cada una va generando unas cuantas más ni que sea para pagar el coste de la primera. También este descontrol llega al mundo de las máquinas…

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Cuando lo digital cambia la escala… y &i... 29/05/2014 - 00:23

[…]   […]

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Big Data vs. Small Data: lógicas diferentes | Consultoría artesana en red 26/06/2014 - 06:34

[…] Sí, Small Data es nuestra zona de confort. Es lo conocido, lo que nos define como humanos. Pero la tecnología también nos hace humanos. Nos diferencia de otros seres vivos. Somos inteligentes y creamos tecnología. Pero la tecnología que creamos nos supera. Como nos explican Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee, del MIT Center for Digital Business en  The Second Machine Age: Work, Progress, and Prosperity in a Time of Brilliant Technologies, ha cambiado la escala. Nosotros estamos preparados para escalas lineales y la tecnología es capaz de manejarse con escalas logarítmicas. […]

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Industria 4.0 y empresa abierta, los puntos de encuentro | Consultoría artesana en red 04/11/2014 - 07:22

[…] necesidad de una escala descomunal para encarar la ingente necesidad de sensores, una escala logarítmica como explican McAfee y Brynjolfsson en su último best-seller, The Second Machine […]

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