Reflexión crítica sobre emprendizaje femenino e innovación social

by Julen

Más Madera Hermanos MarxAyer asistí a la jornada Emprendimiento femenino e innovación social en Bilbao, organizada por Foromet en la Universidad de Deusto y que cuenta con el apoyo del BBVA. Mucho público con presencia mayoritaria de mujeres. Diría que se pudo comprobar que, efectivamente, hay movimiento emprendedor protagonizado por mujeres. Los datos, expuestos en varias ocasiones durante la jornada, indican sin embargo que el porcentaje de mujeres emprendedoras es menor que el de hombres. Y esto sucede en los diversos momentos del proceso: sea al comienzo o cuando ya lleva un tiempo el proyecto en marcha.

Por supuesto que siempre estimula acudir a este tipo de eventos. No hay más que desplegar las orejas, dejar que el sirimiri te cale un poco y enseguida las neuronas comienzan a revolverse inquietas. Ahora bien, es una evidencia la burbuja creada sobre la base del cocktail «emprender», «social» e «innovación». Así que utilizar un adjetivo como «femenino» para eso de emprender me parece que necesita una seria reflexión crítica.

Primero porque en el imaginario colectivo se ha instalado una idea de emprender como «lucha por tu pasión y vive de ella», algo que en principio parece loable pero que oculta el drama del capitalismo sin empleo. Como está en vías de extinción no queda otra sino que te hagas responsable de tu trabajo y lo inventes. Pero no creas que no tendrás jefes. Tus nuevos jefes serán los bancos y la gente que tiene dinero para invertirlo en tu proyecto. Y no lo olvides, ese dinero no te lo dan gratis: tienes que ganar dinero para que ellos ganen. Que no son hermanitas de la caridad. Sí, quienes emprenden son la nueva clase trabajadora del siglo XXI.

No me queda claro que «femenino» como forma de adjetivar «emprendimiento» sea algo que aporte valor. Prefiero pensar que «femenino» modifica en gran parte la raíz de emprender y que lo transforma. Y cuanto más mejor. Sería mejor que «femenino» llegara a cambiar el sustantivo al que ahora acompaña. Sigo sin compartir ese rol de caza, de lucha, de esfuerzo, de batalla que se asocia al emprendimiento en general. ¿Vamos a pedir al emprendimiento femenino que se guíe por esos principios? No me siento a gusto con ese esquema.

Siempre me viene a la cabeza el estilo de mujer John Wayne. ¿Quiénes parecen ser las mujeres que destacan emprendiendo? Las que se parecen a John Wayne: decididas, con valor, duras, resistentes. Sí, solo se trata de comportarse como John Wayne, así de fácil. En la jornada se hablaba de referentes y de mentoring. Mujeres que sirvan de referente para otras mujeres. Pero, ojo, no vaya a ser que las que son referentes se hayan johnwaynizado.

Es estimulante mirar a la sala y ver a tantas mujeres interesadas en emprender sus propios proyectos. Es estimulante encontrarse con antiguas alumnas -qué sorpresa más agradable, Oybar- que se han puesto manos a la obra. Ayuda que queramos poner en el centro el valor de la persona y desarrollar un segundo renacimiento, esa obsesiva idea de Guillermo Dorronsoro. Contagia la energía de Catalina Hoffman. Engancha el poder de la empresa social de la que hablaba Myryam Artola, de Alboan. Claro que es estupendo todo eso. Y más que hace falta.

Pero por detrás de todo eso mi eterna duda es si no estamos alimentando al monstruo. «Social» es el adjetivo que el mercado necesita hoy para vender. El capitalismo es emocional. Juega en este terreno como nunca antes lo hizo. Con datos y metadatos, con conocer qué hacemos y quiénes somos. Y el instrumento para que la rueda siga girando es la empresa. Las pasiones, lo improductivo, el placer, lo reproductivo se convierten en desecho si no pasan al campo de la economía.

Y es entonces cuando me queda un regusto amargo, una desazón que no se me va tan fácil. Que la rueda siga girando. Más emprendizaje, ahora en femenino. Más innovación social, ahora protagonizada por mujeres. Más madera, gritaban los Hermanos Marx, mientras la locomotora ardía.

Nota.- Por cierto, Aitor Urzelai hizo referencia a un documento muy interesante de Emakunde con una recopilación de ayudas para mujeres emprendedoras en la Comunidad Autónoma de Euskadi.

La imagen está tomada de Ferro Cultura.

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40 comentarios

Isabel 21/03/2014 - 08:43

Me sumo a tus dudas e incorporo las mías. ¿“Empleo femenino” y “emprender en femenino”? Tiene tanto sentido como “empleo masculino” y “emprender en masculino”. Es decir, una fotografía conceptualmente perversa e incoherente que no hace sino reforzar barreras arcaicas que impiden ir al problema de fondo.

He trabajado, evaluado e investigado por períodos de tiempo largos con programas institucionales para el “emprendimiento femenino” y nada mejor que los testimonios de las propias interesadas para entender hasta que punto este tipo de planteamientos perpetúan los esquemas que supuestamente se pretenden combatir. Es absolutamente perverso.

Ni el estilo John Wayne ni el abuso de la etiqueta “social”. Las personas somos eclécticas y nos vamos construyendo con distintos referentes. Espero que no me haya salido un tono muy brusco en el comentario, es que este tema…

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Julen 21/03/2014 - 13:26

Sí, es el peligro de hacer algo -emprender- que precisamente lo que provoca es profundizar en lo que pretende combatir. Y tan felices, además 🙁

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Irene Martínez 21/03/2014 - 09:14

Totalmente de acuerdo Julen. Suscribo tus inquietudes y aunque valoro la acción específica en torno al desarrollo profesional de las mujeres me chirrían muchas de las cosas que vi y escuché en la jornada.
Me considero un emprendedora, además social (tengo mi propio concepto) y ayer no me sentí muy identificada.
Por otro lado, no puedo dejar de valorar que haya actividad en torno al emprendizaje social y femenino. Siento que se pasa de la invisibilidad total a cierta visibilidad y eso despierta inquietudes, enciende la chispa, general acción. Ahora toca ver qué hacemos con ello.

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Julen 21/03/2014 - 09:46

Bueno, como bien dices también podemos extraer una visión optimista de todo este movimiento. Será que tenemos una oportunidad delante y que hay que ser inteligentes para ver cómo lo aprovechamos. Si solo «tragamos» con que hay que emprender y no aplicamos sentido crítico, mal vamos. Ánimo, que tenemos mucho por hacer 🙂

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Gloria 21/03/2014 - 13:56

Julen, completamente de acuerdo. Emprendimiento, emprendizaje, innovación, social, femenino, … Si estas sin trabajo, y no perteneces a un colectivo muy vulnerable, igual es que «no lo vales». Casi cualquiera puede emprender! Es que no tienes pasiones? No hay nada que puedas ofrecer (vender)? Estamos alimentando un monstruo o burbuja que ya está modificando recursos, que podrían estar destinados a otras acciones; estereotipos y prejuicios tan difíciles de eliminar; así como acabar con trabajadores y trabajadoras de «cuenta ajena» de modo que muchos hitos conseguidos podrán estar en peligro.
Como verás, Julen, el post me ha provocado muchas reflexiones e incluso rayarme un poco…Gracias!! Una ¿emprendedora social?

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Julen 21/03/2014 - 15:53

Bueno, Gloria, espero que no te rayes demasiado, que a pesar de todo, hay que seguir en la brecha tratando de buscar opciones dignas. Sí, eso debe ser, eres emprendedora social… ¡en el mejor de los sentidos! 🙂 Un beso.

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cecilia 23/03/2014 - 03:35

Hola, sólo para confirmar el correo, me suscribí al blog, pero quiero saber si por este medio podemos mantener comunicación. Pretendo desarrollar un tema comparativo de cooperativas. Saludos.

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Julen 23/03/2014 - 22:56

Lo más sencillo, Cecilia, si crees que te puedo ayudar es que me envíes un correo a: juleniturbe@gmail.com

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Ana Erostarbe 23/03/2014 - 13:08

Yo no me quedé hasta el final. Aun así, basándome en lo que aquí leo, Julen, comprendiendo tus dudas y compartiendo algunas de ellas, me surgen también reticencias.
Por un lado, dado que lo que se presentaba era un proyecto que sin intercambio económico, pone en contacto a mentores (hombres y mujeres con conocimiento que aportar) con mujeres emprendedoras que desean aprender, creo que la cosa cambia. Es sabido que a las mujeres nos cuesta más montar negocios, igual que sabemos que las mujeres salimos sensiblemente peor paradas en la foto del trabajo por cuenta ajena. En consecuencia, ¿por qué no dar la bienvenida a cualquier iniciativa que potencie, caldee, anime, aporte seguridad a las mujeres que empiezan? Llegará el tiempo en que no sean necesarias.
Por otro, me levanta ampollas el planteamiento casi como axioma de que las mujeres que son “decididas, con valor, duras, resistentes” son mujeres “estilo John Wayne” o que se han “johnwaynizado”, como si se hubieran apropiado de condiciones que no les correspondían en origen. Porque pienso en esos adjetivos y me vienen a la cabeza desde mujeres que hicieron historia a mujeres desconocidas como mi madre o mi abuela. Porque no son, en definitiva, rasgos masculinos, sino rasgos que los imaginarios han asociado a la masculinidad y de los que muchos hombres, por cierto, carecen.
Por lo demás, es agradable ver que hay hombres (pocos) interesados tanto en asistir a eventos que llevan la etiqueta “femenino” como a profundizar al respecto con reflexiones como ésta.

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Julen 23/03/2014 - 22:54

Desde luego que hay muchos matices que se pueden introducir en estos análisis. A mí lo que me interesa es no perder la mirada crítica. Creo que demasiadas veces hay «hilos» por ahí detrás que sin darnos cuenta nos abocan a ciertas prácticas. Y no son tan evidentes. Como tampoco lo ha sido (y muchas veces aún lo es) la manera en que se ha invisibilizado a la mujer en asuntos de empresa… y en tantos otros.

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Yanire 24/03/2014 - 06:20

Julen, como antigua alumna y emprendedora social yo si que echo de menos espacios para poder conectarme con otras personas positivas y constructivas y con inquietudes emprendedoras que quieran ayudarnos. Yo si creo que si existe una necesitad de crear mecanismos de apoyo para mujeres emprendedoras, en especial aquellas que queremos vivir y trabajar en nuestra tierra. Te confieso que despues de este foro, me quede feliz de saber que no soy la unica que piensa y que siente asi. Me encanto ver tanta energia en una sala, tantas ganas de mejorar y «sumar». Pero lo que mas me sorprendio es la cantidad de personas (muchos de ellos hombres), que despues del foro se ofrecieron para ser mentores, compartiendo su experiencia y conocimientos para ayudar a emprendedoras del Pais vasco sin cobrar nada a cambio. Coincido contigo que personas como Myriam Artola son muy inspiradoras, no solo por su proyecto social sino por la energia que irradia y su capacidad de innovar cada dia a traves de su blog. Personalmente me motiva conocer a personas como ella y gracias a este nuevo programa de mentoring de emprendedoras espero conocer a mas personas asi. Y como bien dice Ana ¿por qué no dar la bienvenida a iniciativas gratuitas que potencian, animan y aportan seguridad a las mujeres que empiezan negocios? Llegará el tiempo en que no sean necesarias.

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Julen 24/03/2014 - 11:30

Yanire, no cabe duda de que generar los espacios de encuentro es fundamental. Pero también lo es mantener una postura crítica con el acto en sí de «emprender». Mucho me temo que los modelos preexistentes no valen (al menos en parte) y que hay que buscar alternativas. Quizá muchas mujeres puedan aportar una visión diferente, menos épica y que mire más a la persona. La sacrosanta productividad está cargándose la ética en los negocios. Y ahí creo que hay una buena razón para: primero emprender, segundo hacerlo con una visión diferente.

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May Serrano 25/03/2014 - 13:37

Yo también me fui con esa sensación…
No quiero echar más madera en esta hoguera. No en la del capitalismo feroz que devora nuestros derechos. Los de las mujeres y los de los hombres.
Me apunto a emprender en otra forma de hacer las cosas, de trabajar, de poner en valor la vida, la igualdad en el sentido más amplio de la palabra.
Emprendo como feminista, en todos los sentidos.

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Julen 25/03/2014 - 20:08

Pues a otra cosa, mariposa. Visto lo visto, hay que seguir, con imaginación, sin prisa pero sin pausa, buscando alternativas. Mucho por cambiar todavía, me temo.

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