Cultura maker: ¿artesanos y/o fabricantes?

by Julen

WorkshopUna de las objeciones que más planteamos al progreso en este supuesto «primer mundo» en que vivimos es la huida hacia el sector servicios. Me refiero al hecho de que cuanto más avanza la sociedad, más parece alejarse de la idea de «hacer con las manos» (sobre todo si hay esfuerzo de por medio). Las pantallas, lo virtual, la gamification, todo esto parece conducir a las nuevas hordas ciudadanas hacia una cultura de experimentación un tanto irreal. Pero en cambio una tendencia que cada vez más se pone en valor es la cultura maker, muy asociada a la experimentación física, a la producción de objetos tangibles. La Wikipedia la define de esta manera:

The maker culture is a contemporary culture or subculture representing a technology-based extension of DIY culture. Typical interests enjoyed by the maker culture include engineering-oriented pursuits such as electronics, robotics, 3-D printing, and the use of CNC tools, as well as more traditional activities such as metalworking, woodworking, and traditional arts and crafts. The subculture stresses new and unique applications of technologies, and encourages invention and prototyping. There is a strong focus on using and learning practical skills and applying them creatively.

Por otra parte, son muchas las voces que reclaman una reconexión con nuestro pasado industrial. En esta parte de sur de Islandia es más que evidente. En este mismo blog hemos escrito en varias ocasiones sobre el asunto: Taladrina, paradoja para el futuro, Reivindicando la empresa industrial más allá de Internet o Cibercultura, demasiado lejos del metal. Pero si alguien escribe y reivindica esta necesaria incorporación de lo industrial con nuestros valores es desde luego Guillermo Dorronsoro. Raro es el artículo en el que esta idea de fondo no está presente, junto con la de la apuesta por la innovación.

En otro sentido, muy recomendable para entender la cultura maker, diría que hay que leer a Pere Losantos. Entre otros artículos, uno muy clarificador es Del Telecentro al Geypermán. El movimiento MAKER y DIY. Pere se mueve a varios niveles, y le tengo por persona con muy buena perspectiva de todo este movimiento. Allí en Barcelona, por cierto, existe FabLab Barcelona, donde aterrizó el MIT con una propuesta concreta de fablab de la mano del Instituto de Arquitectura Avanzada (IAAC).

Comento lo anterior como preámbulo a la reflexión que quiero compartir aquí. ¿Es esta cultura maker la esperanza de reconectar a la sociedad civil con el orgullo de «fabricar»? ¿O deberíamos entenderla de una manera diferente, más relacionada con la creatividad y el prototipado, con una idea más artesanal, y no tanto con escalas de producción masiva? ¿O acaso es que tenemos que redefinir «masivo» y contemplarlo como la suma de miles de capacidades distribuidas?

Desde luego que no me imagino a un «operario» de una gran industria como sinónimo de «maker». Los grandes procesos industriales si algo han conseguido es aplastar el efecto humano… ¡en el peor de los sentidos! Primero reduciéndolo a «mano de obra» y luego ubicándolo en el grupo de «recursos» prescindibles por la loca carrera hacia la eficiencia. Producir más y mejor con el mínimo número de individuos. Así de simple. Los efectos han sido y están siendo devastadores: adiós a la confianza en que el modelo industrial conocido sea lo que guíe el futuro.

Nos quejamos de la falta de apego a lo industrial. Sin embargo las tendencias Do It Yourself y Maker se reconectan con lo tengible. Quieren producir. Pero a una escala micro, fuera de las convenciones de la empresa tradicional. ¿Hay algún punto donde ambos mundos puedan volver a entenderse? Desde luego que la cultura organizacional imperante en la inmensa mayoría de las empresas industriales está en las antípodas de lo que esta nueva gente maker necesitaría. Pero desde luego que hay un punto común en el fin: el producto físico. Algo deberíamos hacer para que hubiera conversaciones entre esas dos grandes partes.

Terminamos con una cita de Richard Sennett. En El Artesano escribió un capítulo que tituló El Taller. Entre otras cosas allí insiste en la necesidad del taller como lugar físico donde hacer realidad la permanente insatisfacción contra lo perfecto. ¿Acaso no es la idea de mejora continua otro punto en común entre la tradición industrial y los makers? Artesanos o productores, hay por aquí algunos puntos en común que, insisto, deberían explorarse.

El maestro establece un patrón absoluto, cuya reproducción se demuestra a menudo imposible. Pero debería tomarse en serio el interrogante democrático que se acaba de formular. ¿Por qué tratar de recuperar la originalidad de otro? El lutier moderno quiere continuar con la empresa de fabricar violines; desea producir los mejores violines posibles de acuerdo con sus aptitudes, antes que quedarse inmovilizado, preso de la infructuosa imitación. Esta es la reafirmación de la práctica contra la perfección.

La imagen es de Laura Thorne en Flickr.

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50 comentarios

perelosantos 24/03/2014 - 09:22

Julen, gracias por la cita!

En USA donde la eclosión del movimiento maker viene de la mano de una potente inversión pública para conseguir tres objetivos (el tercero no declarado):

1) El interés de los jóvenes en STEM para estimular el desarrollo de tecnología propia, saben que de poco sirve fabricar si sólo ensablamos. Obama dixit
http://www.whitehouse.gov/sites/default/files/microsites/ostp/maker-sbir-may8.pdf. Todo ello sazonado también con inversión público privada en I+D y fondos de capital riesgo.

2) Se encuentran tras 30 o más años de deslocalización con una crisis de personal cualificado capaz de entender y manejar las máquinas modernas. Hay trabajo, pero no personas cualificadas (y también cerraron los centros de formación). Los makerspaces son también centros de cualificación acelerada.
http://www.cleveland.com/metro/index.ssf/2013/09/skills_gap.html

3) La cosa va más allá de la industria. En USA entieden que para mantener la democracia y la sociedad en unos límites de tensión adecuados es necesaria la existencia de una clase media que precisamente trabajaba en esta extinta industria (Bruce Springsteen lo glosa perfectamente en http://www.brucespringsteen.it/DB/sd3.aspx?sid=392)

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Julen 24/03/2014 - 11:26

Estupendos estos tres hilos que nos aportas. Desde luego que el asunto va más allá de la simple existencia de una actividad industrial digna. El hecho de que desaparezca un tipo de trabajador como el que se asociaba a las grandes corporaciones industriales provoca cambios estructurales en la sociedad. Se sabe dónde se empieza pero no dónde se acaba.

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Isabel 24/03/2014 - 13:57

Estupendo el post y la aportación de Pere Losantos. Justo andamos trabajando en un proyecto en torno a esta evolución 🙂

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Julen 25/03/2014 - 06:44

Pere Losantos es un tipo al que seguir, buena gente 🙂

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Cultura maker: ¿artesanos y/o fabricante... 29/03/2014 - 16:25

[…] Una de las objeciones que más planteamos al progreso en este supuesto “primer mundo” en que vivimos es la huida hacia el sector servicios. Me refiero al hecho de que cuanto más avanza la sociedad, más parece alejarse de la idea de “hacer con las manos” (sobre todo si hay esfuerzo de por medio). Las pantallas, lo virtual, la gamification, todo esto parece conducir a las nuevas hordas ciudadanas hacia una cultura de experimentación un tanto irreal. Pero en cambio una tendencia que cada vez más se pone en valor es la cultura maker, muy asociada a la experimentación física, a la producción de objetos tangibles. La Wikipedia la define de esta manera:  […]

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Aitziber 25/04/2014 - 10:23

Me alegro cada vez que leo algún artículo sobre makers y la posible «reflotamiento» de las fabricas y la industria. Realmente soy de la opinión que la cultura maker va a dar un nuevo empujon a la fabricación, o al menos ayudar a ello ya que lo estoy viviendo de cerca trabajando en la empresa Tumaker, donde creamos impresoras 3D y escáneres 3D. La gente que nos rodea es que «hacedora», clientes/fabricantes/artesanos que saben que este espíritu les está ayudando.
Pero hay un punto importante que muchos no ven en la cultura maker y es que lo que va a ayudar a la industria no es el gusto por hacer que tiene la gente sino la creatividad que todos tienen a la hora de hacer. La capacidad de inventar es lo que caracteriza a un maker y no las herramientas que tiene. Es por eso que personalmente no considero a todos los fabricantes makers, aunque si a muchos de ellos.

Un saludo,

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Marivi 13/11/2016 - 08:29

Muy interesante, he aprendido mucho sobre esta cultura de los fabricantes artesanos.

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