Comparto aquí la presentación que utilicé ayer en la Jornada organizada por FYDE, la Fundación Canaria para la Formación y el Desarrollo Empresarial, bajo el título Nuevo modelo económico: identificando claves y tendencias, dentro del Foro Nueva Economía Nueva Empresa. Como es lógico, cuando nos ponemos a elucubrar sobre el futuro, tenemos todos los boletos para equivocarnos. Pero de vez en cuando conviene hacerlo como ejercicio… ¡de realidad! Porque mirar el futuro necesita, no cabe duda alguna, interpretar el presente y tener en cuenta de dónde venimos y por qué estamos donde estamos.

En mi caso siempre suelo comenzar explicando que yo interpreto desde quien soy, desde mi trayectoria vital, como no puede ser de otra forma, claro está. Pero eso quiere decir que me reconozco afortunado, que la generación que nos precedió se lo peleó para darnos a quienes nacimos en el baby boom de los 60 una «buena» vida. Creo que es fácil llegar al acuerdo de que aportaron progreso. Nos dejaron un mundo mejor que el que encontraron. Con sus zonas oscuras desde luego, pero en general yo al menos lo entiendo así: me dieron la posibilidad de una educación, me facilitaron el acceso a puestos de trabajo de cierta estabilidad y me permitieron, a fin de cuentas, construirme una trayectoria personal y profesional.

Digo lo anterior porque con la bendita crisis ese supuesto progreso parece haberse encontrado con un inmenso tapón. Quiero pensar que lo reventaremos y que seguiremos avanzando como humanidad. Pero es momento de repensar el modelo que estamos proponiendo. Demasiadas personas tienen en riesgo su proyecto personal y profesional. Y esto no es ninguna tontería.

Entre otras cosas, en mi charla quise trasladar este tipo de ideas:

  • La crisis actual nos obliga a escudriñar quiénes somos, nuestros valores, lo que hemos construido y aquello en lo que debemos trabajar. Los cimientos están temblando.
  • Somos las personas de a pie quienes tenemos que asumir la parte de responsabilidad que nos corresponde para construir ese futuro. Mirar a las personas como tales, en su integridad, abre enormemente las perspectivas de lo que las empresas y otras organizaciones sin ánimo de lucro pueden hacer.Pero hay que andarse con cuidado porque el capitalismo hace tiempo ya que es emocional.
  • Debemos reconectarnos con lo local y mirar a cuidarnos más entre nosotras mismas. Incluso usando las tecnologías. Lo cercano, lo pequeño, lo accesible ofrece escenarios donde la confianza es más fácil de construir. La globalización como perspectiva, lo local como palanca.
  • Conviene mantener el sentido crítico, entrenarlo, exponerlo, manifestarlo, someterlo a debate. Ser acrítico nos conduce a una vía de riesgo social: podemos estar cavando nuestra propia fosa, felices de hacerlo. Se nos venden emociones y esto son palabras mayores.
  • Lo digital y más en concreto las capas de información sobre los objetos son un gran punto de partida para nuevos negocios. Esa información es la materia prima con la que construir proyectos sostenibles y que aporten valor. Claro que hay que valorar de igual forma a quienes generan los productos físicos y no simplemente considerar que deben fabricarse al mínimo coste posible para que los compremos en el primer mundo a precio de risa.

En fin, son solo algunas ideas como botón de ejemplo. Más abajo dejo la presentación que utilicé. Fue muy estimulante escuchar las ideas de José Carlos Díez, el autor del best seller Hay vida después de la crisis (sí, sí, me lo leeré jejeje) y Albert Cañigueral, quien está detrás de consumocolaborativo.com. Como también lo fue escuchar las preguntas del público y percibir sensibilidad por cuestiones de cierto calado. Hubo un buen nivel de actividad en Twitter con el hashtag #foroe. Y allí quedó escrito: no me queda otra, yo también tengo que ponerme a escribir un libro, como José Carlos, que ya lo tiene y está con el segundo, y Albert que dijo que también lo tenía en proyecto. Pues nada, nos ponemos manos a la obra.

Y, cómo no, gracias a toda esta gente aquí en Tenerife y en el resto de islas, que, sea por lo que sea, son capaces de hacer que diez millones de personas, como decía José Carlos, decidan que merece la pena pasar unos días por aquí. Os dejo, que hay que desayunar y luego a rodar suave suave alrededor del Teide 🙂

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La imagen para la home de este artículo está tomada de: http://www.flickr.com/photos/oshkar/2781331655/

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6 comentarios

Iván 15/01/2014 - 12:12

Tiempos complejos estos en los que vivimos. Hoy precisamente he estado ojeando un estudio ( http://www.iberglobal.com/files/consumers_emerging_markets_bcg.pdf ) donde nos habla de los países emergentes. Curiosamente mientras la gente de países emergentes es optinista por el futuro que les espera, en Occidente somos pesimistas.

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Julen 15/01/2014 - 21:42

Iván, tienes que seguir a Albert Cañigueral. Interesante… y mochilero 🙂

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Valentín 15/01/2014 - 22:38

Reflexiones y acciones, es lo que hace falta, cuestionarnos muchas cosas pero también pasar a la acción …gracias Julen por compartirlas, abrazos!!

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Francisco 21/01/2014 - 11:42

Julen, tu intervención en este Foro ha sido una gran aportación a la reflexión sobre la necesidad de repensar el modelo y abrir nuevas vías de acción. Poner a la persona en primer plano de interpretación y, por supuesto, en primer plano de acción, me parece un cambio de perspectiva en el que deberíamos profundizar más. Estoy de acuerdo en que mirar a las personas como tales, abre nuevas perspectivas a lo que se puede hacer y abre caminos de salida y de avance. Muy acertada la reflexión de partida de en lugar de ver a los más de diez millones de turistas extranjeros que nos visitan en Canarias, verlos como más de diez millones de personas y cada una con sus expectativas, necesidades y objetivos a las que se puede satisfacer. Los que no tuvieron la suerte de vivir en directo esta intervención de Julen tienen la oportunidad de revivirla en http://www.youtube.com/watch?v=W09ag9BoaZw&list=UU9RUwSsjNlnTtEBSeXhfEMA&feature=c4-overview

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