Derecho de sangre en el cooperativismo de MONDRAGON

by Julen

RealezaLas cooperativas de MONDRAGON han usado tradicionalmente el derecho de sangre para privilegiar el acceso de hijas e hijos de socio a sus puestos de trabajo. En mi caso, por ejemplo, cuando trabajaba en Maier, teníamos una norma interna que favorecía la cesión del puesto a un descendiente, previa evalución de que cumplía los requerimientos. En la práctica esa evaluación era un puro trámite y me temo que nadie o casi nadie dejaba de entrar por falta de adecuación al perfil del puesto. ¿Una barbaridad de gestión? Lee y luego me das tu punto de vista, si te parece.

De entrada parece una práctica muy cuestionable. ¿Anteponer el vínculo familiar? Claro que cuando escuchas el discurso de una persona que fue socia fundadora de la cooperativa y te explica que crearon la cooperativa «para sus hijos», entonces hasta llegas a entender ese punto de vista. Es su aportación a una idea de economía familiar, ligada a la resolución de los problemas inmediatos. Por eso, ante la tesitura de elegir entre dos hijos, puede que el socio decida que prefiere que se incorpore el hijo con menor cualificación porque ve que será más complicado que encuentre trabajo. La cooperativa, a fin de cuentas, en su sentido, la creó para eso. Para que fuera ese lugar diferente donde una persona era un voto en la asamblea.

Claro que hoy el mundo se pelea en el ring de la competitividad y la eficiencia. El discurso productivo ha tumbado de un golpe directo a la mandíbula el discurso reproductivo. KO en el primer asalto. No estamos para cuidar personas con dificultad de inserción, estamos para combatir en este circo empresarial en que se ha convertido el mundo. Nada de contemplar prácticas sociales, las cooperativas son empresas y pelean en un mercado que no acepta otra cosa que no sea la excelencia.

La lógica me dice que en un proceso de selección siempre existe el efecto halo, «por el cual la percepción de un rasgo particular es influenciada por la percepción de rasgos anteriores en una secuencia de interpretaciones». Puede ser una cuestión política, de hobby o de barrio. En las cooperativas, por norma interna, un efecto halo es la familia. También se le podría llamar cooptación. ¿A qué conduce? Previsiblemente a la endogamia. Los Borbones, fíjate tú, pueden disponer de un hilo conductor con el cooperativismo de MONDRAGON. Padres, madres, hijas, hijos, sobrinos, primos, nueras o lo que haga falta. Todo queda, preferentemente, en familia. Al menos en una buena parte.

¿Por qué he escrito esto? Carlos Alonso, de Bilbao Metrópoli 30, ha tenido el detalle de compartir dos artículo sobre la crisis de Fagor Electrodomésticos  que me han hecho pensar en estas cosas que viví en su día y que no sé hasta qué punto hoy son motivo de pérdida de competitividad. Creo que hasta donde pueden las cooperativas tiran de ideología política (en el mejor de sus sentidos) para buscar gente comprometida con una forma de hacer empresa. Solo así puedes explicar que en Fagor Electrodomésticos, como en muchas otras cooperativas, los salarios de los equipos directivos estén muy por debajo de la media de mercado. Hay ideología compartida con el modelo, sea cual sea y se interprete como se interprete.

¿Te suena extraño hablar de derecho de sangre en una empresa cooperativa? ¿Puede ser esta una de las causas de pérdida de competitividad? Diversidad y disenso frente a cohesión y homogeneidad. Y es que un equipo cohesionado no tiene por qué, necesariamente, ser un equipo productivo. Por cierto, uno de los artículos que Carlos me ha pasado es brutal. Lo reproducen los amigos de Kibber: Fagor – MONDRAGON Corporation.

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3 comentarios

Iván 27/11/2013 - 09:19

Supongo que es uno de los temas + complejos de esa realidad y que hay muchos matices y miradas dependiendo desde el prisma que se vea. Desde mi punto de vista y tras haber pasado por ahí unos años creo sinceramente que esto lo que en verdad produce es una alta endogamia y conformismo total con una falta de iniciativa muy destacada. Que muchos de los jovenes del Alto Deba al terminar la carrera pudieran entrar a trabajar en empresas importantes localizadas en Arrasate y Oñati tuvo y tiene cosas buenas. Pero también eso hace que no entiendan que el mundo ya no funciona así, que hay que salir fuera, ver otras realidades y ampliar las miras. Currar frente a casa tuvo en su momento su cosa, pero hoy en día es bastante irreal. Desde luego creo que deben replantearse muchas cosas en esos temas, siguen marcando unas normas de hace 50 años, y en estos casos tengo mis serias dudas de que siga siendo el modelo a seguir, pero eso son decisiones que dependen de los soci@s.La falta de multiculturalidad en Mondragón es palpante, y creo que es algo evidente que cualquiera puede ver.

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Alberto Blanco 30/11/2013 - 16:00

Es verdad que parece que hemos llegado a un extremo en que no estamos para cuidar personas con dificultad de inserción. Pero no tengo claro que al hecho de que unos padres ayuden a que sus hijos tengan un puesto de trabajo, se le pueda considerar como prácticas sociales de inserción profesional.

Principalmente porque el concepto «social» trasciende lo que ocurre en una familia. Te afecta a ti y a mí, aunque no pertenezcamos a la misma familia. Y eso obliga a pensar en lo que necesitan otros, aunque no sean nuestros hijos.

Me ha encantado tu post. Un abrazo!!

Alberto

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Juan Brunner 30/11/2013 - 18:25

Todo esto esta cambiando y sera muy distinto en algunos años… En el interior de muchas cooperativas esto se esta cuestionando…. No creen?

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