#forokoop Cooperativas de iniciativa social

by Julen

Hand 4073Este miércoles día 9 pasé la mañana en la VII Jornada FOROKOOP, que han denominado GIZARTE KOOP y que ha estado dedicada a las cooperativas de iniciativa social. Realizamos una dinámica conducida por alumnas y alumnos de LEINN y hubo también tiempo para conocer cinco experiencias de cooperativas de iniciativa social (Grupo SSI, Grupo Peñascal, Fiare, Grupo Koopera y ColaBoraBora). Además escuchamos la ponencia de Joan Segarra, Director del área de sociedades de iniciativa social de la Federació de Cooperatives de Treball de Catalunya, sobre su experiencia en ese territorio, así como una breve presentación por parte de Javier Sanz de los servicios que ofrece Elkarlan y un resumen final de toda la jornada que nos hizo ese fenómeno de la naturaleza que se llama José Mari Larrañaga.

Resultó una mañana interesante en la que pudimos twittear algunas cosas en la que pude escarbar en algunas ideas que comparto aquí a modo de reflexión:

  • Me temo que hay una toda una auténtica maraña alrededor de la palabra «social». Las empresas tradicionales están recorriendo un camino hacia lo social mientras que lo social recorre el camino inverso hacia lo empresarial. No sé si se están juntando en el magma del cuarto sector o qué está pasando. Pero creo que la diferenciación -eso requiere construir un buen relato- es fundamental. Joan Segarra en su conferencia ya lo dijo: «En Cataluña todo es emprendizaje social ahora«. Y aquí algo parecido. Ojo con este asunto.
  • Las cooperativas representan una fórmula jurídica atractiva pero per se no garantiza una gestión participativa gratifcante. Compartir el capital y hacer prevalecer a la persona sobre la pasta está bien, pero luego hay que bajar a la realidad y comprender que participar en un proyecto es asunto que admite muchos matices. Vale que «simbólicamente» apellidarte S.Coop. transmite una manera de hacer empresa pero ojo con pensar que está todo hecho por serlo.
  • Las dinámicas de lo pequeño son necesarias. Ricardo Antón lo reivindicaba en una aportación final tras la mesa con las cinco experiencias. Y Jose Mari Larrañaga lo reafirmaba al finalizar su resumen: «Lo pequeño es inmenso cuando se une o otros pequeños«. Pues eso, que la idea de red distribuida es la que nos guía. El nodo central enorme en volumen no tiene por qué ser condición necesaria para ser eficiente en los tiempos actuales. Es más, el tamaño es, también, un problema.
  • Las cinco experiencias que escuchamos son interesantes porque te acercan a la realidad. En mi caso conozco algo más de cerca la de ColaBoraBora. Creo que, simplificando, se trata de con qué se queda más tranquila nuestra conciencia. Es decir, la conversión en cooperativa de iniciativa social forma parte de un sentimiento identitario que cada cual debe asumir. Y, por supuesto, representa una opción política en su más amplio sentido, es una forma de ser y de estar. No es neutra. Pero sí puede ocurrir que esté, sobre todo, autorreferenciada.
  • Mucha gente se sorprendió de la mezcla humana que esta jornada atrajo. Gente mayor, «de toda la vida» del cooperativismo, con o sin corbata, gente que proviene de movimientos de base de la iglesia, gente joven de la universidad, perfiles más académicos junto a perfiles más de trabajo directo… no sé, resultaba un cocktail interesante.
  • Curiosamente se reconocieron dificultades para «intercooperar» cuando pudiera parecer que quienes se definen «cooperativistas» llevan el sello puesto. Claro que colaborar con diferentes tiene su miga. Porque el orgullo por el propio proyecto -desarrollado en cooperación- a veces levanta barreras frente a la intercooperación con otros proyectos. El enamoramiento excesivo de uno mismo causa problemas de relación.

En fin, seguro que se pueden contar muchas más cosas, como el inmenso placer de conversar un buen rato con Maitane Bilbao, de BEAZ, a la que hacía mucho que no veía, y con su compañero Sabin Goitia, el de saludar a algunas viejas glorias (dicho esto con el mayor de mis cariños) del cooperativismo, la escasa presencia de mujeres en el estrado (un mal endémico) o el de salir pensando que ya va siendo hora de invertir en Fiare. De todas formas, me quedo con una imagen final que nos dejó José Mari Larrañaga para remarcar la importancia de ser diferentes y actuar con un sentido compartido: no hay mejor ejemplo que el de la mano. Cada dedo diferente, cada dedo específico, pero solo reconociéndose todos esos dedos en una mano es cuando emerge el tremendo poder de saber que somos capaces. Así que, manos a la obra.

Más artículos sobre cooperativismo en este blog siguiendo este enlace.

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2 comentarios

Ricardo_AMASTE 14/10/2013 - 19:05

Dedos conscientes de otros dedos, pero también manos conscientes de otras manos y de otros cuerpos. No esta mal una parte de onanismo y autoreferencialidad (conocerse y entenderse a una misma es importante también para conocer y entender a las demás). Pero también es necesario masturbarse colectivamente, en pareja o practicar sexo en grupo (vinculado o no al amor). No creo que sea (o sólo sea) una cuestión de conciencia ética o moral, sino también la búsqueda de un mejor sistema operativo.

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Julen 17/10/2013 - 06:28

No está mal el símil, Ricardo, mirar más allá de una sola mano, porque con una sola no cambiamos casi nada 🙂

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