Carroñeros digitales y derechos individuales en la era Big Data

by Julen

Buitres - Gyps fulvusTenía pendiente escribir un artículo tras el taller sobre Derecho al olvido que realizamos el pasado viernes en Aprendices y del que ya escribí antes aquí. Primero de todo: me pareció interesantísimo y por mí le hubiera dedicado mucho más tiempo. Me parece que es un tema complejo y de especial importancia en este mundo digital en que vivimos, lo queramos o no. Nos reunimos 19 personas y contamos con opinión muy cualificada, ya que nos acompañó gente de la Agencia Vasca de Protección de Datos y profesionales del derecho que están muy encima de todos estos asuntos.

Como idea de fondo me queda eso de que parecemos asistir a una guerra en la que, como en todas las guerras, siempre se van a producir daños. Me cuesta leer en positivo la deriva que está cogiendo Internet respecto al manejo de información personal. Vamos, que si yo fuera el responsable de protección de datos personales y mi área de trabajo fuera Internet… dimitía mañana mismo. Porque me volvería majareta.

Al final parece que vivimos expuestos a una especie de «es bueno que te conozca» para prestarte mejor servicio. Pueden ser los gobiernos con la excusa de la seguridad, puede ser Facebook con la excusa de una mejor experiencia de usuario, puede ser Amazon para vendernos mejor o puede ser Google para… yo qué sé para qué, para cualquier cosa. La persona que somos se proyecta en miles y miles de impactos digitales. Y los carroñeros de la web son capaces de recolectarlos para saber de nosotras (casi) todo. Los carroñeros son los buscadores y las herramientas de análisis de datos.

Los derechos individuales se sacrifican en el altar de un estilo de vida extimado al máximo. Vendido como «sharing economy«, lo de «compartir» comienza a ser opción por defecto y esto -positivo en esencia- presenta, sin embargo, algunas características inquietantes. La primera tiene que ver con lo difícil que es «controlar» los datos digitales que proyectamos. Eso es para frikis, pero no para ti y para mí.

Así que dependemos de la ética de los carroñeros. Sí, eso que nos ofrecen en las condiciones de usuario. Eso que ni tú ni yo leeremos porque está diseñado para que no lo hagamos. No queda otra, relájate y disfruta. Aprovecha lo que de positivo encuentres y relaja tu mala leche porque si no se te va a agriar el carácter demasiado. ¿Pero no puede ser de otra forma? De momento no soy capaz de encontrarla.

La sociedad del siglo XXI se ha convertido en un enorme panóptico. El show de Truman, pero con la potencia de análisis casi infinita de cada actividad que llevamos a cabo. Qué compras, a qué hora, de qué gama de producto, a qué proveedor, con qué otras búsquedas previas, cómo pagas. Lo sabemos. Y lo vamos a saber más y mejor porque la materia prima de los negocios modernos eres tú. Aquella portada del Time en 2006 con un You enorme como loa a la persona que somos ha dejado paso a un «Your Data». Este es el negocio. Y los derechos individuales, querida amiga, te los comes con patatas. Que tengas buena digestión.

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Nota.- Sergio Monge también ha escrito un artículo sobre el taller.

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4 comentarios

Iván 19/09/2013 - 08:40

Estaba claro que algo iban a ganar dando todo gratis ;). Llevo tiempo con muchas ganas de releer 1984 del amigo George Orwell, sus miradas del futuro cada vez se acercan más a esa realidad que empezamos a vivir en internet.

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Julen 20/09/2013 - 06:13

Sí, un libro emblemático, anticipatorio de lo que está sucediendo. NO cabe duda de que es buen momento para releerlo 😉

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Goyo del Sol 19/09/2013 - 20:14

Queda mucho más bonito «¡pasa de consumidor a prosumidor!» que «¡vente al polishow de Truman donde tú harás su papel y el de espectador sin que te des cuenta!».

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Julen 20/09/2013 - 06:13

Prosumidor, aceptar nuestro rol de producto, no cabe duda.

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