Un par de semanas por la Francia mediterránea

Vamos a estar un par de semanas por el Languedoc-Roussillon y la Costa Azul en Francia. Bueno, esto de decir por dónde vas a andar en Francia, en realidad, se las trae. Porque entre las regiones y los departamentos se entremezclan las antiguas provincias, como el caso de la Provenza, y las «regiones naturales», como pasa con la Camarga. Así que en principio andaremos por los departamentos de Hérault, Bocas del Ródano, Var y Alpes Marítimos. O lo que es lo mismo, recorreremos Montpellier, Arlés, Avignon, Marsella, Toulon, Niza, Cannes, Montecarlo…

Curioso este jaleo francés con la identificación de la zona por la que te mueves. Supongo que refleja sus tensiones de estado plurinacional. Ah… , la vieja Europa y sus estados que no pueden evitar mirar a la historia de la que surgen. La división administrativa tiene su gracia (o no, según a quién se lo digamos) porque, por ejemplo, los departamentos «fueron creados en 1790 con el fin de que toda persona pudiera dirigirse en una jornada de caballo como máximo a sus representantes» (Wikipedia). Ahí es nada. Un criterio, como cualquier otro. Actual y lleno de argumentos.

En fin, que pasearemos por pueblos y ciudades, los unos más anclados a su pasado y las otras más abiertas a lo cosmopolita y a cierto glamour muy típico de esa zona. Arlés es inicio de las cinco vías del Camino de Santiago en Francia. Decir Saint-Tropez es pensar inmediatamente en Brigitte Bardot en la película Y Dios creó a la mujer, y todo el movimiento yé-yé. Cannes enseguida nos conduce a su festival de cine, en marcha desde los años 30, ahí es nada. Niza, por su parte, nos recuerda que, al margen de su popularidad como destino balneario, posee su propio dialecto, el nizardo, una variedad del idioma ligur muy emparentado con el occitano, ambas lenguas romances. Y Montecarlo pues qué vamos a decir: casinos, Fórmula 1, la familia Grimaldi…

Ya iremos colocando fotografías por Flickr e Instagram como suele ser habitual, además de que algún que otro post ya caerá, aunque en modo suave suave. Quizá también aprovechemos para alguna pequeña escapada a las estribaciones de los Alpes, otra de las citas con la bicicleta de montaña que algún día caerá. Tiempo al tiempo. La travesía de los Alpes ahí va a seguir esperando.