Hay chocolate, se permiten churros de la calle: competitividad compartida

by Julen

Churros de la calleHace ya un cierto tiempo que Alvaro Andoin, también conocido como Filmatu, utilizó una imagen en un post que cautivó mi atención. Es la imagen que veis en este artículo. El post, por cierto, contiene una muy interesante presentación sobre «storymaking». En el fondo se trata de una interpretación personal que Álvaro realiza a partir de su observación y experiencia en la narración, sea en formato digital o desde otros puntos de vista.

La imagen es bien simple: invita a que puedas traerte tu propia mercancía porque el local dispone de otra con la que complementar tu preciado tesoro. Es más, incluso puede que no lleves esa mercancía, pero el mensaje lo que  sugiere es: quizá lo que a mí me da de comer sea algo para lo que necesito tu aportación. Ya sé que cada cual lee lo que quiere, pero en mi caso, yo lo que leo a toda página, si fuera empresa, es: MI COMPETITIVIDAD VIAJA JUNTO A LA TUYA.

Ayer le estuvimos dando algunas vueltas a este concepto al hablar de estrategia y de apertura en una empresa cliente. ¿Hasta dónde mi liderazgo y mi posición de ventaja competitiva pueden acabar con la tarta de la que comemos no solo nosotros sino también otras empresas? Porque la escala a la hora de pensar en competitividad es importante. Que el ganador se lo lleve todo puede ser un problema: cabe la posibilidad de que el mercado se reduzca porque no hay aliciente para competir. Por supuesto que para darle vueltas a todo esto, el último libro de Richard Sennett, Juntos, es una buena guía.

De la misma forma que puedo plantearme como opción: «Aquí vendo churros y chocolate» (por tanto, no vengas a robarme una parte de mi ecuación), puedo sin embargo, pensar en «Aquí vendo a veces churros, a veces chocolate y a veces churros con chocolote» (tú puedes elegir porque el negocio lo hacemos entre tú y yo y me interesa incrementar el número de veces en que interactuamos).

Reconozco que me obsesiona buscar compañeros de viaje para construir competitividad empresarial. Querer ser el mejor puede no tener demasiado sentido en los tiempos actuales, por mucho que Seth Godin y otros mil gurús nos lo metan por los ojos. El sentido épico de la experiencia empresarial está, desde mi punto de vista, sobrevalorado. Me resulta demasiado testosterónico. Creo en modelos más amables, donde que a ti te vaya bien incrementa las posibilidades de que a mí también me vaya.

Pues eso, se permiten churros de la calle. Si te apetece, unimos fuerzas 😉

—–

La imagen destacada de Flickr para la home del blog es de Alejandro Magno.

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19 comentarios

Juanjo Brizuela 02/08/2013 - 08:40

A medio camino entre el sentido común, la colaboración y el comprender al cliente. Es un ecuación poco realizada pero en cambio, resulta «ganadora», si se me permite el término.
EL problema que veo es que no es fácil entender esto y sobre todo hacer autocrítica introspectiva (¿se dice así?) para aceptar que a veces a todo no se le puede dar y que es mejor pensar en compañeros de viaje.
Gracias por recordarlo 😉

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Julen 02/08/2013 - 19:00

Pues ya dice el refrán: «el que mucho abarca poco aprieta», ¿no? 😉

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Alfonso Romay 02/08/2013 - 09:32

Interesante propuesta.

Me has recordado a una cafetería de Zaragoza (http://www.tikoteko.com) que ha desarrollado el concepto BYOF (Bring Your Own Food), al estilo de BYOD. Puedes ir al restaurante y utilizar sus instalaciones (calentar tu comida en el microondas, por ejemplo) con la única condición de tomar una consumición (que se puede rellenar gratuitamente tantas veces quieras).

Uno puede pensar que el gasto es pequeño (3€ una consumición?), pero, como decías, el negocio lo hacemos juntos y me interesa incrementar el número de veces que interactuamos…

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Julen 02/08/2013 - 19:00

No es mala idea la de seer amable con quienes traen el complemento a la bebida. De entrada puede ser una forma de hacer buenas migas. Luego quizá sea cuestión de preguntar a esa gente qué otro tipo de servicios estarían dispuestos a pagar.

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Álvaro Andoin 02/08/2013 - 10:02

Esto me recuerda el tremendo poder que tiene una imagen bien escogida para hacernos ver, ¿no te parece?

Gracias por la mención a todo color.

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Julen 02/08/2013 - 18:59

Pues sí, hay imágenes que nos ayudan a comprender mucho de la esencia de una propuesta. Quizá los churros y el chocolate son dos elementos «gráficos» que llevan consigo gran poder comunicador. Por simple y cercano.

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Josune 02/08/2013 - 15:58

Competitividad y Cooperación, parecen dos conceptos contradictorios y suscitan muchas controversias en nuestro actual momento. Yo, creo y me apoyo más en el segundo término porque soy reticente al primero, competitividad. Éste, me huele a cierta manipulación, a falta del segundo, a interpretaciones equívocas y contradictorias… sin embargo, el segundo, cooperación, me parece mucho más «progesterónico», es decir, un modelo mucho más amable, sostenible, solidario, sustentable, respetuoso… Tu artículo huele a chocolate con churros!! 🙂

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Julen 02/08/2013 - 18:58

Si tienes tiempo y ganas, Josune, léete Juntos, de Richard Sennett, es un libro en el que desgrana muchos detalles en torno a la cooperación. Me reconozco imparcial porque es de mis autores favoritos, pero creo que si estás por la cooperación, ese libro puede ser útil. Gracias por darte una vuelta por aquí. Besos.

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Josune 02/08/2013 - 19:31

Lo leeré Julen! Gracias!!

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Si no lo usas para nada… | enPalabras 03/08/2013 - 07:36

[…] me permito una licencia veraniega contra tanto abuso ficcionando un poco de instinto básico. Hay opciones muy interesantes y demasiados estorbos en el camino, es bueno revisar de vez en cuando el concepto de […]

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Si no lo usas para nada… | IG 03/08/2013 - 07:55

[…] me permito una licencia veraniega contra tanto abuso ficcionando un poco de instinto básico. Hay opciones muy interesantes y demasiados estorbos en el camino, es bueno revisar de vez en cuando el concepto de […]

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Isabel 03/08/2013 - 08:41

“Reconozco que me obsesiona buscar compañeros de viaje para construir competitividad empresarial”

Magnífica obsesión, excelente cartel. Incorporo ambas cosas a mis anotaciones para nuevas realidades. Creo que no estamos lejos, recuerdo una conversación aquí (no le he encontrado ahora) en la que comentábamos que podríamos empezar por poner encima de la mesa lo que cada uno tenemos (sea mucho o poco, diferente o parecido) y aprender a mirar conjuntamente, porque hay problemas que individualmente tienen difícil enfoque. Quizá lo que nos falta por saber aplicar es la estructura dinámica de las redes y un poco de paciencia. Me había gustado mucho algo que decía Nacho en un post: las
oportunidades no pueden ser tratadas como objetivos.

Besos!

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Julen 03/08/2013 - 10:04

La red es redundancia pero también complementariedad. Esta segunda característica hace que sea más fácil establecer conexiones y disfrutar de ellas. Reconocer nuestras diferencias es el primer paso para hacer cosas con los demás, ¿no? Eso sí, ¿por qué siendo tan simple nos cuesta tanto?

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Isabel 03/08/2013 - 12:24

Aporto otra frase que procuro tener presente, en este caso incorporada de Albert G. Pujadas: «Si priorizas lo que crees que vas a perder frente a lo que puedes cambiar, la sentencia es segura». Perder para ganar, lo sabemos pero tienes razón, no es fácil.

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Julen 04/08/2013 - 04:29

Yo creo, Isabel, que al final lo que hay es un ejercicio de humildad. No somos tanto, así que mejor buscamos compañía 😉

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Enlaces compartidos - Filé Aesir - Filé Aesir 03/08/2013 - 12:47

[…] Hay chocolate, se permiten churros de la calle: competitividad compartida | Consultoría artesana en… Difícil va a ser que yo deje de usar el término "mercado" como los dioses mandan, en lugar de como manda la terrible máquina de triturar. […]

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Anotaciones para nuevas realidades (XII): Ser nada | IG 05/08/2013 - 13:40

[…] Colaboramos, por acción o por omisión, tanto en el éxito como en el fracaso. La diferencia está entre crear espacios para vivir o inútiles alambradas. […]

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Alfonso Prim Sorbet 07/08/2013 - 11:27

Julen muy interesante tu post, con el que además estoy de acuerdo. Solo creo que te equivocas en un punto, cuando dices «Querer ser el mejor puede no tener demasiado sentido en los tiempos actuales, por mucho que Seth Godin y otros mil gurús nos lo metan por los ojos.» Creo que ni Seth Godin pretende eso en su libro, ni desde luego yo en mi post «http://www.nadielabs.net/si-no-vas-a-ser-el-mejor-no-empieces/» al que haces el link en la segunda parte de la frase. (por supuesto, ni soy uno de esos mil gurús, ni lo pretendo)
La idea de fondo es mentalizarse de que lanzar cualquier proyecto innovador es una tarea ardua, para la que debes estar preparado mental y físicamente, para no gastar en balde recursos, de ahí las comparativas con los corredores de maratón… la lucha que se platea es interna, llegar a ser el mejor se puede hacer de muchas maneras según el carácter del propio emprendedor, y por supuesto coincidimos plenamente en que la colaboración es siempre mejor que la pelea competitiva (océanos azules frente a océanos rojos). Te agradecería si tienes un momento que con esta aclaración ojearas de nuevo tanto el libro «the dip» como mi post, porque seguro que lo ves con otros ojos.

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Julen 07/08/2013 - 17:41

Hola, Alfonso. En primer lugar, gracias por darte una vuelta por aquí. Reconozco que Seth Godin no está entre mis autores favoritos… y mira que seguía su blog, pero últimamente me parece panfletario hasta decir basta. En mi caso hubo un antes y un después de su libro ¿Eres imprescindible? 😉
Bueno, al grano. He escrito varias veces que creo que adolecemos de una visión demasiado épica de esto de la empresa y todo lo que la rodea. No me gustan los símiles en términos de «lucha». Estoy por una visión menos bélica del asunto. ¿Esfuerzo? Por supuesto, pero a lo mejor no tenemos por qué insistir tanto en ello. Ya sabemos que cuesta, pero a lo mejor esa visión testosterónica del mundo empresarial no es sino una opción. Hay otras.
En cualquier caso, para nada quería «asociarte» a eso de ser gurú. Seguro que tú y yo andamos muy lejos de lo que eso significa 🙂

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