Una mirada crítica a la tecnología de hoy en día

by Julen

MultitudFernando Tricas reflexionaba ayer sobre la conveniencia de adquirir competencias relacionadas con la informática para que una persona se desenvuelva con soltura por la vida de hoy: ¿Educación en informática para todos?. Lo leía al volver en el metro después de pasar tres  horas muy agradables compartiendo reflexión sobre el momento actual de Internet. Fue en Adaka, una entidad puesta en marcha entre la Fundación Manuel Calvo y el Ayuntamiento de Portugalete, «con el objetivo de promocionar, impulsar y favorecer el voluntariado y el tejido asociativo de la villa», para la que hemos organizado un taller junto con Digitalde.

El caso es que nadie puede negar que un buen uso de ciertas herramientas tecnológicas nos ayuda a ser eficientes. Pero no es menos cierto que la inundación en la que nos hemos sumergido proporciona en demasiadas ocasiones una mala experiencia personal de uso. En buena parte puede ocurrir que fracasamos debido a lo que Barry Schwartz ha llamado la paradoja de la elección: la oferta de opciones es de tal calibre que no hay manera de sentirnos a gusto con lo que usamos. Siempre hay una presión detrás para cambiar. La pregunta entonces es: ¿me están dando mala vida estas puñeteras tecnologías?

 

Por otra parte, es una realidad evidente que conducen a un hiperconsumo escandaloso. Sea por obsolescencia programada o por la velocidad en que llegan las novedades, siempre parece que tenemos que estar pensando en cambiar de cacharro. No hay manera de conseguir una satisfacción que perdure en el tiempo. Mañana es diferente a como es hoy, que decía Yoriento en un tweet, pero no sé si, como le contestaba yo, no estamos ante una carrera en una cinta de gimnasio: sudamos la gota gorda para acabar en el mismo sitio en el que estábamos… pero cansados.

Cuando haces una ronda para conocer expectativas de quienes participan en un taller relacionado con las tecnologías de información e Internet en general, enseguida hay quien manifiesta cierto desengaño: «no acabo de estar gusto», «hay muchas cosas en las que me pierdo», «no uso las herramientas porque no sé para lo que sirven», «llevo tiempo ya un tanto aburrido y saturado, ¿de verdad sirven las redes sociales para dialogar?», «¿hay que estar en tantos sitios?, pero… ¿ya tenemos tiempo?», «me siento apabullada por la cantidad de información y de herramientas». Así más y más ejemplos que podríamos encontrar.

Son ejemplos de cómo se siente (nos sentimos) la gente ante Internet. Si parece lógico pensar que la tecnología es lo que en gran parte nos hace humanos -es progreso que genera mejores estándares de vida- a la vez se está percibiendo como un factor de desasosiego. Es difícil sentirse a gusto cuando todo nos explota en las manos: cantidad de información y nuevas herramientas para acceder a ella. La gente de a pie, la gente normal (no la cuadrilla de frikis con la que a veces interactuamos) fracasa en buena medida a la hora de relacionarse con la tecnología. El exceso trae el fracaso.

No conviene irse al extremo de meter la cabeza bajo tierra. Vivimos en 2013, la tecnología está ahí para ayudarnos a comunicarnos mejor, para potenciar nuestra humanidad. Las grandes multinacionales que controlan el tinglado, sean los Google, Microsoft o Apple de turno, los operadores de telecomunicaciones o los gigantes de las redes sociales, todos ellos son empresas privadas que necesitan hacer negocio. No conviene olvidarlo. No son hermanitas de la caridad que piensan en que seamos mejores personas. Están para vender y necesitan, eso sí, que consumamos información. Ahí está el juego.

En fin, no es nada fácil pararse y tomar distancia frente a los hechos. Vivimos dentro de la marabunta. A nuestro alrededor la tecnología se funde con lo que somos, para bien y para mal. Por eso lo único que nos queda es no olvidar nunca el sentido crítico. Tomamos decisiones a cada minuto respecto a la información que manejamos. Antes se movía en privado pero ahora se ha abierto. ¿Inquieta? En fin, lo justo y necesario. Ánimo 🙂

Artículos relacionados

6 comentarios

Venan 10/05/2013 - 16:45

Aúpa, Julen.

Creo que el problema del que hablas no tiene que ver con la «tecnología de hoy en día», siempre ha existido.

Ahora lo llaman internet, redes sociales, cantidad de información, herramientas, … pero sólo hay que mirar un poco el retrovisor y fijarnos en cuando apareció la radio, la televisión, el vídeo … ¿Qué decir del vídeo? ¿Cómo se programaba? ¿Recuerdas esa sensación de impotencia para programar los canales en la tele cuando fueron más de dos? Y esa sensación desesperada de quien decía «Yo sólo soy capaz de darle al Play y al Stop, ¿me programas el vídeo para grabar, …?

Las personas nos sentimos cómodas en nuestras áreas de conocimiento, y tener la posibilidad de cambiar permanentemente, de estar siempre aprendiendo, evolucionando, haciendo y conociendo cosas nuevas da un poco de vértigo.

Esa sensación también la sentimos la cuadrilla de frikis con la que a veces interactuáis, y se pasa mal, yo lo defino como angustia, vértigo, miedo y hastío, todo junto. Pero será una competencia adquirida, pero hemos aprendido a vivir con ella, sobre ella y de ella.

Ahí estaremos echando una mano a los que «les puede» y ayudando en esa mirada crítica.

Responder
¿Qué es la madurez digital? | co.labora.red 06/06/2013 - 13:26

[…] pioneros, comienzan a dudar. Julen Iturbe, del que no podemos sospechar tecnofobia o neoludismo, nos llamaba la atención hace poco ante el desasosiego que causan tantos y tan rápidos cambios en el ámbito de la […]

Responder
Anónimo 12/03/2014 - 13:32

[…] Fuente: Consultoría Artesana en Red  […]

Responder
¿Qué es la madurez digital? - Emprendiendo Vuelo Hacia el Conocimiento 31/08/2015 - 09:55

[…] pioneros, comienzan a dudar. Julen Iturbe, del que no podemos sospechar tecnofobia o neoludismo, nos llamaba la atención hace poco ante el desasosiego que causan tantos y tan rápidos cambios en el ámbito de la […]

Responder
itunes 15/03/2019 - 10:17

Me gusta

Responder

Responder a Venan Cancelar respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.