Estrategia empresarial: sobre los cómos y los qués

by Julen

Traffic Signal with Four Arrow SignalsCreo que es inevitable que cuando comienzas una reflexión estratégica la expectativa tenga mucho que ver con acertar en los qués. ¿Seremos capaces de concretar qué deberemos hacer en los tiempos que se avecinan? El embudo de opciones debería conducirnos a algún de tipo de seguridad, personal y colectiva: sí, ahora ya sabemos qué es lo que hay que hacer. Sí, había muchas opciones y elegimos unas frente a otras. Esta es una de las grandes acepciones de qué cosa es un plan estratégico, la que está ligada a acertar en las renuncias, en lo que no vamos a hacer y, por tanto, a acertar en lo que sí vamos a hacer. Pero esta es la teoría.

En la práctica todo resulta mucho algo más complicado. Las opciones no son puras. No es cuestión de esto sí y aquello no. Cada vez somos más conscientes de que se trata de «algo de esto» y «algo de aquello». Porque cada opción puede ser evaluada en términos positivos y negativos. Y vale que en algunos casos pesen bastante más unos que otros, pero eso no obvia para considerar que casi siempre hay aspectos interesantes a considerar en esa opción que, en teoría, estamos desechando.

Además, para complicarlo mucho algo más, no se trata solo de acertar en los qués sino de cómo llegamos a esos consensos. En el camino las diferencias van quedando atrás. Triunfa el sentido colectivo, aquello en lo que estamos de acuerdo. Y, en general, suele ser lo más predecible, lo más pegado a la seguridad del hogar compartido. Sí, en general, es lo que tiene que ver con nuestras zonas de confort. Muchas veces es muy fácil prever cuáles serán los consensos. Pura lógica.

Y todavía no hemos terminado. Porque se complica mucho algo más, si cabe. La celeridad de los cambios en que vivimos juega también sus bazas en el tablero de ajedrez. Pudiera ser que nuestra decisión teóricamente correcta en mayo de 2013 no lo sea tanto cuando llegue el verano.

Así que en esta fiesta salvaje de la estrategia, «sentir» que aciertas en los qués no está nada mal, pero no conviene cantar victoria demasiado pronto. Mejor ser humildes y trabajar cada reflexión estratégica en marcha como una oportunidad de aprender a hacer las cosas con perspectiva y con suficiente grado de consenso… y de disenso.

Los cómos son cada vez más relevantes. La crisis en la que nos hemos empeñado en vivir nos está enseñando que importa la manera en que se alcanzan los fines. No queremos llegar de cualquier manera. Ya se han producido graves daños colaterales en esa supuesta construcción de la competitividad moderna. Todo anda liado y hay que tener en cuenta los valores que emergen como consecuencia de esta crisis sistémica. No va a ser igual la forma en que nos vemos unas personas a las otras. Cada vez sabemos más de lo que hacen los vecinos, sean personas individuales o empresas.

Parece que uno de los asuntos clave en una organización es cómo generar el proceso de construcción colectiva que enlace con el deseo individual y lo active para un fin compartido. Ahí hacen falta dosis elevadas de confianza y de dejar hacer. Pero, además, la arquitectura organizativa es importante. Crear un contexto que favorezca la contribución individual y la ponga en contacto con la que realiza el resto de personas es fundamental. Y esto me lleva a la cuestión de si lo importante es la organización en la que nos encontramos en el momento actual o los problemas que queremos resolver con esa organización. Vamos, eso de la empresa como fin o como medio, o si queréis, la empresa del nuevo testamento.

Así pues, parece legítima la preocupación por acertar en los qués, pero visto como está el patio, quizá deberíamos empezar a pensar que una reflexión estratégica es una gran oportunidad para re-conocernos en los cómos. Y documentarlo, narrarlo, contárnoslo a quienes participamos en el proceso. Para que tomemos conciencia.

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2 comentarios

Mariano 28/05/2013 - 06:15

Hola Julen,
Me estaría faltando por aquí también el «para qué», que puede dar sentido e identidad a los qués y cómos. Las empresas tienen que ganar dinero, pero eso es como respirar, no es un propósito. Poder pensar para qué nos unimos, con qué sentido estamos haciendo lo que estamos haciendo, incluso para saber hasta donde permanecer en el barco. Y esto puede ser un un faro en tiempos de turbulencia, lo menos variable de lo variable, una elección que es propia e incopiable.

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Julen 29/05/2013 - 10:36

Buena reflexión, Mariano, sí: el para qué es en este mundo incierto en que vivimos un faro muy deseable. Además, a lo mejor cuando preguntas por el para qué obtienes la respuesta (o el silencio) que te de las pistas auténticas de si merece la pena seguir en el barco. Sí, muy bueno el apunte. Znks! 🙂

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