Etapa 12: Manganeses de la Lampreana-Santa María del Páramo

by Julen

EvidenteMe pareció un pueblo realmente olvidado, por mucho que esté dentro del entorno natural de las lagunas de Villafáfila, lo que se supone que le podría dar un poco más de vida. Manganeses de la Lampreana lucía triste por la tarde azotado por una lluvia persistente y un vientecillo bien frío. Como quiera que estaba alojado en un centro de turismo rural que era algo así como el centro de reunión social del pueblo y había partido de la Champions, el bar a última hora de la tarde estaba a reventar. Gritos, aplausos, uuuuyyyssss, juramentos y de todo lo que podáis imaginar. El fútbol es así. Mientras oía los gritos abajo, atendía a Roge Blasco, de Radio Euskadi para salir en directo en su programa.

Aproveché que había farmacia en el pueblo para pedir algún potingue para mi muslo izquierdo, que seguía dándome guerra. Un par de chicas encantadoras terminaron por acordar que lo mejor eran los parches de capsaicina. Mano de santo. La combinación del calor que provocan con el hielo que me estuve poniendo un par de veces en la parte dolorida han hecho que hoy ni me haya acordado del cuádriceps. Estupendo. Eso sí, ves las estrellas para despegarlos. Pelitos a la mar.

Por la mañana he intentado acabar con un ñiqui-ñiqui en la rueda trasera de la bici. Imposible. Creo que es la pastilla del freno. Tras probar mil maneras de eliminar el ruido, ahí sigue. Podríais pensar que tras mil kilómetros uno llega a acostumbrarse pero una versión peor es la de obsesionarse con él. En fin, ya solo me queda la etapa final a León pero en cuente esté en Bilbao tengo que acabar con ese ruido aunque solo sea por mi salud mental.

La etapa de hoy tiene tres partes buen diferenciadas: el tramo hasta Benavente, el que va desde allí a Alija del Infantado y el que llega hasta Santa María del Páramo, ya fuera de la Vía de la Plata. El primero a toda pastilla, el segundo disfrutando de nuevo de caminos y carreteras olvidadas y el último bajo un cielo negrísimo que amenazaba con una descarga de agua bestial.

Al de poco de comenzar la etapa está la bifurcación del camino en Granja de Moreruela, a la izquierda el camino sanabrés y de frente la Vía de la Plata. Seguimos para delante hacia Benavente, a donde me ha costado un poco entrar porque la ruta va pegada a la autovía y por poco me meto en ella de bruces. Al final he encontrado el caminito y tras pasar por debajo de la bendita autovía y recorrer el típico polígono cutre de las afueras de cualquier ciudad, he cruzado Benavente sin problemas. A partir de aquí se alternan asfalto (la mayoría) y camino de tierra hasta Alija del Infantado. Por esta zona la señalización del camino es muy evidente y no hay problema de perderse.

Antes de llegar a Alija se cruza un caudaloso Órbigo, río que también se topa con el Camino Francés. Tengo la sensación de pedalear por una zona olvidada de la mano de Dios con unas carreteras en las que sí te cruzas con un vehículo a motor lo más probable es que sea un tractor. Alija es un pueblo hermoso y es mi despedida de la Vía de la Plata. Bueno, en realidad es en La Nora del Río, tres kilómetros después, justo antes de cruzar de nuevo el Órbigo. El camino gira a la izquierda y yo sigo recto. Hasta la próxima. No dudes de que pasaré de nuevo por aquí espero que con mejor ciclabilidad de que la que hemos tenido durante este viaje.

Por momentos el cielo se pone más y más oscuro. Comienza a llover y a caer un poco de granizo. No queda sino refugiarse en un bar (seguramente «el» bar) de Valcavado del Páramo. En breve, sin embargo, se abre el cielo de nuevo para que me acerque sin mayores contratiempos a Santa María del Páramo. Eso sí, a izquierda y derecha… ¡la que está cayendo! Ya en el pueblo una señora me indica dónde está el hotelito que he reservado. Un camarero me sale a recibir muy interesado en el viaje. Él también ha hecho varios viajes en bici cuando era joven. Ya tenemos conversación 😉

Mañana etapa final muy corta hasta León donde cogeré autobús para Bilbao a primera hora de la tarde. Por la noche redactaré la última crónica y el fin de semana ya haré balance global del viaje. Hasta mañana, pues.

Distancia recorrida: 91,96 km. Tiempo sobre la bici: 4h 48min. Desnivel acumulado: 475 m.

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2 comentarios

Aníbal de la Torre 04/04/2013 - 16:14

Esto está ya hecho, enhorabuena!!!!! Sobre todo por el barro y agua que habréis tenido que soportar, me lo imagino perfectamente 😉

Por cierto, uno que no está acostumbrado a grandes rutas se muere de curiosidad por saber lo que lleva ese paquete amarillo tan bien cerrado y, sobre todo, el soporte digital que apoyan todas estas crónicas ;)))

Aupa, ánimo campeón!!!!!! ;))))

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Julen 06/04/2013 - 08:49

Hola, Aníbal. Lo de mi bolsa de viaje… jajajaja, anda que no le dedico tiempo a ver qué llevo y qué no. Lo del soporte digital es toda una decisión porque depende de la ruta que vayas a hacer. No me queda claro si es mejor llevar tu propia infraestructura o usar la que vayas encontrando. Yo me manejo con una tablet de 8 pulgadas y con el móvil, pero no creas que estoy del todo a gusto. La tablet (una Samsung Galaxy) me da bastante guerra para trabajar con las fotos y en general para producir contenido. Llevo también una cámara de fotos normal y la cámara de video GoPro, que puedes anclarla en el manillar o en el casco, aunque ésta última no la he utilizado apenas. No sé por qué, pero no termino de acostumbrarme a generar contenido en formato video. Los colegas de la uni me van a poner verde… ya verás 😉
Gracias por darte una vuelta por aquí. A ver si algún día podemos vernos y charlar de nuestras experiencias sobre dos ruedas. Cada vez me gustan más estos viajes 🙂

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